PROMUEVEN UNA AGENDA GLOBAL FEMINISTA
No hay recetas ni un solo camino, sin embargo las feministas se unen bajo la misma utopía: conseguir un mundo incluyente, no depredador y que satisfaga las necesidades humanas.
El Congreso Internacional para el impulso de políticas de igualdad de mujeres y hombres, realizado a mediados de octubre en Bilbao, España, reunió a decenas de mujeres de los más diversos orígenes y sectores sociales. Michelle Bachelet, directora de ONU Mujeres, fue la encargada a través de un vídeo mensaje de abrir el debate: “La crisis económica no puede ser usada como excusa para no seguir avanzando, y mientras millones de mujeres sufren violencia no podemos parar”.
¿Por dónde vamos a ir? La primera pista vino de Virginia Maquieira, responsable de la conferencia inaugural, que defiende los derechos humanos como la estrategia para la democracia cosmopolita. Sería el vector alrededor del cual giraría “el cosmopolitismo que resolvería los problemas globales”, aunque exigiendo prácticas innovadoras. Y en este punto, desde el público, la antropóloga Marcela Lagarde recordó que el feminismo es una alternativa actual. “Todas somos activistas. Unas de una manera, y otras, de otras”, afirmó, pero también señaló: “que cada mujer se sienta portadora de sus derechos humanos, ya que tenemos una agenda global”.
Entre los enemigos más peligrosos, Lagarde mencionó al Vaticano con su campaña fundamentalista contra los derechos humanos de las mujeres. Del poder religioso y sus alianzas con el político y el militar en el mundo musulmán, sabe mucho la escritora argelina Wassyla Tamzali, quien señaló que no es a través de la religión que se logrará emancipar a las mujeres, “hay que salir de esta cárcel político-religiosa”.
De acuerdo a Tamzali, se necesita una revolución en la religión para que haya una evolución política. “Cuando las mujeres salen a la calle, esa es la revolución” exclamó. Estas palabras calaron hondo en la periodista Shams Abdi, de Túnez, país donde empezó la famosa “Primavera Árabe” con la revolución en 2010 y que luego desataría otras manifestaciones populares y revoluciones que continúan sobre todo en el norte de África. La ironía es que según Abdi, lo único que se vive es un “otoño” porque en su tierra sigue el capitalismo patriarcal con relaciones feudales que necesita a las mujeres oprimidas para explotarlas.
Abdi lucha en la calle, ya que los medios de comunicación solo difunden el pensamiento fanático fundamentalista. En ese espacio protestó al ver a las mujeres del partido oficial votando en el Parlamento que el presidente de Túnez solo podía ser un hombre, nunca una mujer. Su intervención se la dedicó a la pakistaní Malala Yousufzai, de 14 años, herida de bala en la cabeza por un talibán al defender el derecho de las niñas de ir a la escuela. El ataque ocurrió el 9 de octubre pasado y actualmente la joven, famosa por su activismo y el uso del blog para denunciar la discriminación que sufren las mujeres en su país, es atendida en Inglaterra. Todavía no se sabe las secuelas que sufrirá por sus heridas.
“No hay feminismo sin conflicto”, dijo Lagarde. “Las leyes solas no bastan, pero dicen el cómo. Hemos llevado al lenguaje nuestros anhelos, hemos hechos protocolos y hemos escrito que se debe eliminar el patriarcado”. En este sentido, Tamzali apela a poner en marcha la solidaridad del cosmopolitismo ya que somos países construidos en base al odio a las mujeres y hoy más que nunca se necesita la deconstrucción del mundo, “se necesita la libertad, la cual es una aventura porque se abren todas las posibilidades y aparece la incertidumbre”.
Todas las presentes en el Congreso éramos conscientes de ello. Cada una en diferente grado lo vive en su cotidianeidad, pero preferimos asumir el riesgo de pensar la vida y luchar por la utopía feminista que traicionar a nuestro ser mujer; además, como decía una frase en una de las exposiciones: “Si no ahora, ¿cuándo?; si no nosotras, ¿quién?”.
En la foto: la feminista Marcela Lagarde
Por Sandra Moreno, desde Bilbao, España
Foto: David Quintas