COP18: Entre la pérdida de derechos y el equilibro de género
Entre el 26 de noviembre y el 8 de diciembre de 2012 tuvo lugar en Doha, Catar, la 18ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC COP 18, por sus siglas en inglés). AWID conversó con la antropóloga Iara Pietricovsky del Instituto de Estudios Socio-económicos del Brasil, y Marcela Ballara del Consejo Internacional de Educación de Adultos (ICAE), con sede en Uruguay, para conocer sus reflexiones acerca de la conferencia.
Un camino de decepción
Tanto activistas feministas, ambientalistas y de otros movimientos sociales concuerdan que en Doha no se avanzó nada y que nuevamente el lobby de las grandes corporaciones ganó al no haberse tomado decisiones de fondo respecto al cambio climático.
Uno de los puntos más problemático de las negociaciones fue el relacionado con las “responsabilidades comunes pero diferenciadas” (Common but Differentiated Responsibility, CBDR). Este concepto incluido en la Declaración de Río de 1992 sostiene que “En vista de que han contribuido en distinta medida a la degradación del medio ambiente mundial, los Estados tienen responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los países desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la búsqueda internacional del desarrollo sostenible, en vista de las presiones que sus sociedades ejercen en el medio ambiente mundial y de las tecnologías y los recursos financieros de que disponen”.
En la Cop18 se logró extender por ocho años más el Protocolo de Kyoto pero el costo de esto fue la salida de algunos importantes países como Canadá, Japón, Nueva Zelanda, y Rusia (Estados Unidos nunca firmó el Protocolo), que se encuentran entre los más emisores de gases y que deseaban hacer cambios al concepto de las CBDR.
Iara Pietricovsky señala que otro de los temas complejos fue el del financiamiento. Ella recuerda que en la COP de Cancún (2010) se definió un Fondo de financiación para el cambio climático, “y en verdad hasta ahora no hay plata en la cantidad necesaria para promover acciones firmes de mitigación o de adaptación necesarias para dar respuestas concretas al cambio climático”. Ella sostiene que respecto a la financiación existe todo un debate, que podemos vincular incluso con la Rio +20, que es el tema de la privatización de las instituciones multilaterales, como las Naciones Unidas. Una de las modalidades que se plantean para la financiación es el acercamiento del sector privado por medio de las privatizaciones de esos espacios, para que se pueda captar nuevo dinero. Pero esto significa un avance de las mega corporaciones en los procesos multilaterales, en donde los gobiernos intentan promover acuerdos conjuntos para un equilibrio de fuerzas en el planeta. La entrega de esos espacios a la demanda y visión corporativa privada, sería un problema terrible para la democracia y la independencia.
En Rio +20 el tema de la privatización estuvo acompañada por el concepto de economía verde. Según Pietricovsky “Ese es un concepto problemático, que intenta conectar un modelo de desarrollo que existe, no cambiar nada, pero promover una especie de revolución verde, con maximización de tecnologías que entrarían en la lógica del sistema y que por tanto seguirían reproduciendo las diferencias, las desigualdades, y monopolizando procesos y poderes en las manos de pocas corporaciones o pocos estados nacionales que tienen poder y articulan poder con estas corporaciones”.
Los derechos de las mujeres
Los derechos de las mujeres fue otro de los temas complejos en Doha, y como explica Pietricovsky , “incluso en la movilización local lo fue, porque es un país árabe, un país donde el tema de la mujer es un debate difícil. Quizá como resabio de lo que sucedió en Río+20, en Doha, se hizo claro que estamos retrocediendo en materia de derechos. Todos los temas que para nosotras son muy importantes, como el tema de los DDSSRR de las mujeres, aborto, temas que aparentemente no tienen nada que ver con cambio climático (de acuerdo al documento final de Rio+20), pero que están relacionados, que son parte de toda una demanda de participación y de involucramiento de las mujeres dentro de las soluciones que vienen a partir de políticas públicas de financiación para efectivizar cambios, incluso en términos de cambio climático. Los derechos están siendo cuestionados como obstáculos a la reproducción del capital. Porque justamente las mujeres sin derechos son las más fáciles de controlar, de poner en situaciones de sobre trabajo, y de explotación. Y esto se da porque en muchas sociedades aún seguimos sin ser dueñas de nuestro cuerpo. Es como un ciclo, que se repite, y se repite, por una lógica, que es una lógica de aprisionamiento y de reducción de los derechos conquistados hasta ahora”.
Marcela Ballara está de acuerdo con que el proceso de esta conferencia es complicado, “Hay que entender que la UNFCCC tiene un proceso que es diferente a todas las otras conferencias. La UNFCCC programa durante el año reuniones con diferentes temas que hacen parte del proceso de la Conferencia. Estas se realizan en diferentes países y para la sociedad civil es muy difícil participar en muchas de ellas por la falta de financiamiento, eso afecta mucho el proceso de lobby”.
Equilibrio de género
Durante la COP18 diferentes grupos de mujeres realizaron acciones, como la “No en mi nombre”, que instaba a los Estados a tomar medidas urgentes para dar soluciones prácticas a los problemas relacionados con el cambio climático. Esto dio lugar a una declaración conjunta sobre la COP, diciendo que no tenía legitimidad para hablar en nombre de los pueblos del mundo a menos que las Partes hicieran progresos reales hacia soluciones climáticas. También la “Women and Cender Constituency” realizó cada mañana un caucus para dar a conocer lo relacionado a los derechos de las mujeres y el cambio climático.
Unos de los logros de la COP18 fue reconocer la importancia de la participación de las mujeres en las políticas sobre cambio climático. La Decisión L.36 fue adoptada y su objetivo es promover el “equilibrio de género” y mejorar la participación de las mujeres en las negociaciones de la UNFCCC como también promover el equilibrio de género en todos los órganos del UNFCCC. Según la ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Mary Robinson, “Si se logra un equilibrio de género en la UNFCCC, el proceso de toma de decisiones en futuras COPs será mejor, las políticas de cambio climático serán más eficaces al tener mayor conciencia de género y todo esto redundará en una mejor protección para las personas más vulnerables al cambio climático”. (2)
Según Marcela Ballara la propuesta de equilibrio de género significa que “las mujeres ya no se consideran apéndices auxiliares a los objetivos de la UNFCCC y en este marco la Secretaría se comprometió convocar un taller en la COP19 para discutir las políticas sensibles al género y estrategias para promover la igualdad de género en la toma de decisiones sobre cambio climático. Dependerá del lobby de la “Women and Gender Constituency”, pero en especial de las organizaciones de mujeres en cada país para que presionen a sus gobiernos para que sus demandas sean incluidas en los procesos de discusión sobre las Políticas y Plan de Acción de Cambio Climático sean éstas a nivel local como nacional. A mi juicio este proceso tiene mucha más eficacia en cuanto a responder a la situación de las mujeres en particular, que el participar en la UNFCCC”.
Y mientras se decidía incluir el mismo número de mujeres en las delegaciones y organismos, el cambio de última hora en el lenguaje, la sustitución de igualdad de género por equilibrio de género, fue otra concesión que las mujeres tuvieron que aceptar. Pietricovsky es escéptica, y describe esta decisión como un espejismo en el desierto, “si miramos bien, las mujeres no están, las mujeres no deciden, porque el Vaticano y otras fuerzas más conservadoras impiden que la mayoría de los gobiernos manejen la situación separada de los contextos religiosos. Vengo escuchando “equilibrio de género” desde 1992, no es una novedad. Pero en la vida real eso no se transforma en políticas públicas, ni produce un estímulo a los gobiernos para que tengan debates internos o producir políticas públicas, de búsqueda de recursos, de formulación de políticas de desarrollo de acuerdo a los derechos asignados desde la Conferencia de Beijing”.
Un apasionado movimiento juvenil
Como uno de los aspectos más esperanzadores que se dieron en la COP18, WEDO reportó la participación de un apasionado y poderoso movimiento juvenil, que “ante las luchas políticas turbulentas y las dificultades económicas en todo el mundo, y ante una verdadera falta de ambición y de acción en este proceso, los movimientos juveniles de todo el mundo vuelven con mayor pasión, convicción, conocimiento y la ambición de impulsar a los gobiernos a asumir la responsabilidad de su futuro y el futuro de todas las generaciones por venir”. El Youth Gender Working Group hizo hincapié en los temas de los derechos a la financiación y la tecnología, a cómo impactan de los desastres en las mujeres y en las comunidades LGBT, y la salud sexual y los derechos reproductivos. WEDO describe ese trabajo realizado durante las dos semanas como el de “una generación apasionada e informada que entiende que la igualdad de género es un requisito previo para el desarrollo sostenible, tienen el poder de mover el mundo”.
Agenda de Desarrollo posterior a 2015
Se está en estos momentos en pleno proceso para definir una nueva agenda global de desarrollo más allá del 2015, para cuando los Objetivos de Desarrollo del Milenio lleguen a su fin. Le preguntamos a las entrevistadas acerca de las conexiones entre los resultados de la Conferencia de Doha y la agenda post-2015. (1) Según Ballara, “el proceso post-2015 tiene que incluir como parte de sus objetivos el análisis del cambio climático, y a partir de las propuestas ya consensuadas en Doha y las UNFCC anteriores avanzar con metas realistas, que representen a los intereses de las mujeres, de los hombres, jóvenes y ancianos que viven en los más países afectados por el cambio climático, incluyendo las Pequeñas Islas”.
Pietricovsky piensa que “El debate del post 2015 tiene que ver con la reducción de las instituciones, el modus operandi de esas instituciones, la representación, la participación, la redistribución de las riquezas en el mundo, la cuestión de la desigualdad, el tema del rol del sector corporativo, el poder público, los Estados nacionales, el accountability, quien responde a quién. El tema de la progresividad y la regresividad de la tributación, que tiene implicancias importante para los Estados nacionales al momento de recaudar plata para la realización de políticas públicas que efectivicen los derechos. Entonces todos esos temas forman parte del post 2015, pero claro, cada uno está tirando para su lado, con sus propias metas y sus conceptos construidos”.
Un camino de decepción
Tanto activistas feministas, ambientalistas y de otros movimientos sociales concuerdan que en Doha no se avanzó nada y que nuevamente el lobby de las grandes corporaciones ganó al no haberse tomado decisiones de fondo respecto al cambio climático.
Uno de los puntos más problemático de las negociaciones fue el relacionado con las “responsabilidades comunes pero diferenciadas” (Common but Differentiated Responsibility, CBDR). Este concepto incluido en la Declaración de Río de 1992 sostiene que “En vista de que han contribuido en distinta medida a la degradación del medio ambiente mundial, los Estados tienen responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los países desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la búsqueda internacional del desarrollo sostenible, en vista de las presiones que sus sociedades ejercen en el medio ambiente mundial y de las tecnologías y los recursos financieros de que disponen”.
En la Cop18 se logró extender por ocho años más el Protocolo de Kyoto pero el costo de esto fue la salida de algunos importantes países como Canadá, Japón, Nueva Zelanda, y Rusia (Estados Unidos nunca firmó el Protocolo), que se encuentran entre los más emisores de gases y que deseaban hacer cambios al concepto de las CBDR.
Iara Pietricovsky señala que otro de los temas complejos fue el del financiamiento. Ella recuerda que en la COP de Cancún (2010) se definió un Fondo de financiación para el cambio climático, “y en verdad hasta ahora no hay plata en la cantidad necesaria para promover acciones firmes de mitigación o de adaptación necesarias para dar respuestas concretas al cambio climático”. Ella sostiene que respecto a la financiación existe todo un debate, que podemos vincular incluso con la Rio +20, que es el tema de la privatización de las instituciones multilaterales, como las Naciones Unidas. Una de las modalidades que se plantean para la financiación es el acercamiento del sector privado por medio de las privatizaciones de esos espacios, para que se pueda captar nuevo dinero. Pero esto significa un avance de las mega corporaciones en los procesos multilaterales, en donde los gobiernos intentan promover acuerdos conjuntos para un equilibrio de fuerzas en el planeta. La entrega de esos espacios a la demanda y visión corporativa privada, sería un problema terrible para la democracia y la independencia.
En Rio +20 el tema de la privatización estuvo acompañada por el concepto de economía verde. Según Pietricovsky “Ese es un concepto problemático, que intenta conectar un modelo de desarrollo que existe, no cambiar nada, pero promover una especie de revolución verde, con maximización de tecnologías que entrarían en la lógica del sistema y que por tanto seguirían reproduciendo las diferencias, las desigualdades, y monopolizando procesos y poderes en las manos de pocas corporaciones o pocos estados nacionales que tienen poder y articulan poder con estas corporaciones”.
Los derechos de las mujeres
Los derechos de las mujeres fue otro de los temas complejos en Doha, y como explica Pietricovsky , “incluso en la movilización local lo fue, porque es un país árabe, un país donde el tema de la mujer es un debate difícil. Quizá como resabio de lo que sucedió en Río+20, en Doha, se hizo claro que estamos retrocediendo en materia de derechos. Todos los temas que para nosotras son muy importantes, como el tema de los DDSSRR de las mujeres, aborto, temas que aparentemente no tienen nada que ver con cambio climático (de acuerdo al documento final de Rio+20), pero que están relacionados, que son parte de toda una demanda de participación y de involucramiento de las mujeres dentro de las soluciones que vienen a partir de políticas públicas de financiación para efectivizar cambios, incluso en términos de cambio climático. Los derechos están siendo cuestionados como obstáculos a la reproducción del capital. Porque justamente las mujeres sin derechos son las más fáciles de controlar, de poner en situaciones de sobre trabajo, y de explotación. Y esto se da porque en muchas sociedades aún seguimos sin ser dueñas de nuestro cuerpo. Es como un ciclo, que se repite, y se repite, por una lógica, que es una lógica de aprisionamiento y de reducción de los derechos conquistados hasta ahora”.
Marcela Ballara está de acuerdo con que el proceso de esta conferencia es complicado, “Hay que entender que la UNFCCC tiene un proceso que es diferente a todas las otras conferencias. La UNFCCC programa durante el año reuniones con diferentes temas que hacen parte del proceso de la Conferencia. Estas se realizan en diferentes países y para la sociedad civil es muy difícil participar en muchas de ellas por la falta de financiamiento, eso afecta mucho el proceso de lobby”.
Equilibrio de género
Durante la COP18 diferentes grupos de mujeres realizaron acciones, como la “No en mi nombre”, que instaba a los Estados a tomar medidas urgentes para dar soluciones prácticas a los problemas relacionados con el cambio climático. Esto dio lugar a una declaración conjunta sobre la COP, diciendo que no tenía legitimidad para hablar en nombre de los pueblos del mundo a menos que las Partes hicieran progresos reales hacia soluciones climáticas. También la “Women and Cender Constituency” realizó cada mañana un caucus para dar a conocer lo relacionado a los derechos de las mujeres y el cambio climático.
Unos de los logros de la COP18 fue reconocer la importancia de la participación de las mujeres en las políticas sobre cambio climático. La Decisión L.36 fue adoptada y su objetivo es promover el “equilibrio de género” y mejorar la participación de las mujeres en las negociaciones de la UNFCCC como también promover el equilibrio de género en todos los órganos del UNFCCC. Según la ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Mary Robinson, “Si se logra un equilibrio de género en la UNFCCC, el proceso de toma de decisiones en futuras COPs será mejor, las políticas de cambio climático serán más eficaces al tener mayor conciencia de género y todo esto redundará en una mejor protección para las personas más vulnerables al cambio climático”. (2)
Según Marcela Ballara la propuesta de equilibrio de género significa que “las mujeres ya no se consideran apéndices auxiliares a los objetivos de la UNFCCC y en este marco la Secretaría se comprometió convocar un taller en la COP19 para discutir las políticas sensibles al género y estrategias para promover la igualdad de género en la toma de decisiones sobre cambio climático. Dependerá del lobby de la “Women and Gender Constituency”, pero en especial de las organizaciones de mujeres en cada país para que presionen a sus gobiernos para que sus demandas sean incluidas en los procesos de discusión sobre las Políticas y Plan de Acción de Cambio Climático sean éstas a nivel local como nacional. A mi juicio este proceso tiene mucha más eficacia en cuanto a responder a la situación de las mujeres en particular, que el participar en la UNFCCC”.
Y mientras se decidía incluir el mismo número de mujeres en las delegaciones y organismos, el cambio de última hora en el lenguaje, la sustitución de igualdad de género por equilibrio de género, fue otra concesión que las mujeres tuvieron que aceptar. Pietricovsky es escéptica, y describe esta decisión como un espejismo en el desierto, “si miramos bien, las mujeres no están, las mujeres no deciden, porque el Vaticano y otras fuerzas más conservadoras impiden que la mayoría de los gobiernos manejen la situación separada de los contextos religiosos. Vengo escuchando “equilibrio de género” desde 1992, no es una novedad. Pero en la vida real eso no se transforma en políticas públicas, ni produce un estímulo a los gobiernos para que tengan debates internos o producir políticas públicas, de búsqueda de recursos, de formulación de políticas de desarrollo de acuerdo a los derechos asignados desde la Conferencia de Beijing”.
Un apasionado movimiento juvenil
Como uno de los aspectos más esperanzadores que se dieron en la COP18, WEDO reportó la participación de un apasionado y poderoso movimiento juvenil, que “ante las luchas políticas turbulentas y las dificultades económicas en todo el mundo, y ante una verdadera falta de ambición y de acción en este proceso, los movimientos juveniles de todo el mundo vuelven con mayor pasión, convicción, conocimiento y la ambición de impulsar a los gobiernos a asumir la responsabilidad de su futuro y el futuro de todas las generaciones por venir”. El Youth Gender Working Group hizo hincapié en los temas de los derechos a la financiación y la tecnología, a cómo impactan de los desastres en las mujeres y en las comunidades LGBT, y la salud sexual y los derechos reproductivos. WEDO describe ese trabajo realizado durante las dos semanas como el de “una generación apasionada e informada que entiende que la igualdad de género es un requisito previo para el desarrollo sostenible, tienen el poder de mover el mundo”.
Agenda de Desarrollo posterior a 2015
Se está en estos momentos en pleno proceso para definir una nueva agenda global de desarrollo más allá del 2015, para cuando los Objetivos de Desarrollo del Milenio lleguen a su fin. Le preguntamos a las entrevistadas acerca de las conexiones entre los resultados de la Conferencia de Doha y la agenda post-2015. (1) Según Ballara, “el proceso post-2015 tiene que incluir como parte de sus objetivos el análisis del cambio climático, y a partir de las propuestas ya consensuadas en Doha y las UNFCC anteriores avanzar con metas realistas, que representen a los intereses de las mujeres, de los hombres, jóvenes y ancianos que viven en los más países afectados por el cambio climático, incluyendo las Pequeñas Islas”.
Pietricovsky piensa que “El debate del post 2015 tiene que ver con la reducción de las instituciones, el modus operandi de esas instituciones, la representación, la participación, la redistribución de las riquezas en el mundo, la cuestión de la desigualdad, el tema del rol del sector corporativo, el poder público, los Estados nacionales, el accountability, quien responde a quién. El tema de la progresividad y la regresividad de la tributación, que tiene implicancias importante para los Estados nacionales al momento de recaudar plata para la realización de políticas públicas que efectivicen los derechos. Entonces todos esos temas forman parte del post 2015, pero claro, cada uno está tirando para su lado, con sus propias metas y sus conceptos construidos”.
Por Gabriela De Cicco
* Un agradecimiento a Alejandra Scampini y Ana Inés Abelenda
Fuente: Awid
NOTAS:
1) Artículos de AWID sobre el debate: La Agenda de Desarrollo posterior a 2015 de la ONU: Qué significa y cómo participar y La Agenda de Desarrollo post-2015 de la ONU – Un análisis crítico.
2) Transcripción de la entrevista.
NOTAS:
1) Artículos de AWID sobre el debate: La Agenda de Desarrollo posterior a 2015 de la ONU: Qué significa y cómo participar y La Agenda de Desarrollo post-2015 de la ONU – Un análisis crítico.
2) Transcripción de la entrevista.