marzo 11, 2013

Wassyla Tamzali. “Carta de una mujer indignada: Desde el Magreb a Europa”

En busca del reencuentro con la izquierda y el feminismo europeos e inspirada en la historia que unió a mujeres como Djamila Boupacha, Gisèle Halimi y Simone de Beauvoir, Wassyla Tamzali exclama: “Llorad, hermanas argelinas, y esta vez en la mayor de las soledades, pues a este lado del Mediterráneo, en Europa, han dejado de oíros”.

Cátedra, Madrid, 2011.

Nacida en Argelia, de padre argelino y madre española que se convirtió al islam “por amor”, Wassyla se declara feminista, laica, perteneciente a una sociedad de tradición musulmana y librepensadora. La indignación que le lleva a escribir este libro se mezcla, a lo largo de sus poco más de 150 páginas, con otros ingredientes como la decepción con respecto de quienes ella consideraba compañeras y compañeros de lucha, o el estado de alerta ante las jóvenes de origen magrebí que, en su desesperada búsqueda de identidad, se someten bajo una pretendida voluntad propia a la trampa del dominio patriarcal: al velo, al burka, al hijab o a lo que corresponda en cada caso.

En relación con los primeros, son diversos y muy clarificantes los ejemplos que nos ofrece para dar a conocer las causas de tal decepción. ¿No éramos precisamente las mujeres europeas las que luchábamos por la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres? ¿No éramos nosotras las que hablábamos de la lucha contra el patriarcado universal? ¿No es la izquierda europea la que enarbola la bandera de la lucha feminista en nombre la libertad y la igualdad? ¿Acaso se nos ha olvidado que el concepto “universal” no sólo se refiere al continente europeo y que nos invita a traspasar las fronteras naturales del Mediterráneo para algo más que para ofrecer discursos y fotografías revolucionarias? ¿Qué hay de las mujeres luchadoras de todo el mundo que acuden a las conferencias internacionales como Beijing 1995?

La autora analiza y critica con fervor y una exhaustiva argumentación la creciente adhesión popular y mediática al relativismo cultural, cuya consecuencia más visible es “el discurso sobre la felicidad y la profesionalidad de las prostitutas y sobre la capacidad de optar de las muchachas que utilizan el velo.”

En cuanto a este último asunto, Wassyla Tamzali aprovecha esta obra para analizar su propia identidad y repasar la historia de las mujeres de la revolución independentista argelina, a la vez que desgrana y critica el estereotipado concepto de “mujeres musulmanas”. Leemos a una mujer, entre otras muchas, “del Magreb, de los países árabes, que lucha(n) por la igualdad entre mujeres y hombres sin restricciones”. A una mujer que lucha contra todo aquello de su propia cultura que se oponga a la libertad, incluida la radicalización del islamismo europeo, un debate del que se ha apropiado una minoría fundamentalista y con el que, de paso, se ha logrado tapar la lucha feminista universal.

Por Frances Galache es abogada y feminista.

“¿Qué nos dice la otra resistencia de las mujeres y de numerosas personas anónimas, analfabetas o no, al islamismo en la década de 1990 en Argelia? No fueron ni los militares ni los políticos los que cortaron el paso a los fundamentalistas, sino en gran medida el ‘pueblo’, las mujeres que siguieron mandado a sus hijas a la escuela, los jóvenes que siguieron cantando canciones indecorosas, los poetas, escritores, los hombres del teatro, las mujeres periodistas, los pintores. Todos aquellos que siguieron ejerciendo su oficio profano, de artistas, arriesgando su vida hasta el punto de que algunos la perdieron”. Wassyla Tamzali.

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in