abril 25, 2013

¿Está marginando la oposición a las mujeres sirias?

Muchos dirigentes de la oposición siria han alabado a las mujeres por su papel en el levantamiento contra el régimen de Asad. Sin embargo, la oposición mantiene marginadas a las mujeres de la política, lo que augura un futuro incierto para la participación femenina en la esfera política posterior al conflicto.

Sólo tres mujeres fueron seleccionadas para formar parte de la Coalición Nacional, el principal grupo que aglutina a la oposición: la Vicepresidenta Suhair Atassi, Rima Flihan y Muna Mustafa. La escasa representación de las mujeres es también evidente en el grupo predecesor de la Coalición y el más numeroso, el Consejo Nacional Sirio, que cuenta sólo con 24 mujeres entre 444 miembros. Muchas de esas mujeres han dimitido para protestar por tal desequilibrio.

“Es vergonzoso y muy decepcionante”, dijo Flihan. “Una de las razones por las que tomé la decisión de congelar mi participación fue la baja representación de las mujeres”.

Las mujeres han ocupado un lugar destacado desde los primeros días del conflicto, uniéndose a los hombres en las protestas e interviniendo ante las fuerzas de seguridad para impedir arrestos. Como la violencia prosiguió, las mujeres estuvieron a la vanguardia de la recogida y distribución de ayuda, gestionando hospitales de campaña, distribuyendo información sobre el conflicto a través de los medios sociales e incluso tomando las armas e incorporándose al campo de batalla. Como sus compañeros hombres, han padecido el contragolpe del régimen, habiendo sido muchas de ellas sujeto de la brutal represalia de las fuerzas de seguridad de Asad, padeciendo violaciones y torturas en las prisiones sirias.

A menudo se pasa por alto que algunos de los primeros detenidos de la revolución eran mujeres. La Vicepresidenta de la Coalición, Suhair Atassi, y la bloguera de Daraa, Dana al-Yawabra, fueron arrestadas el 16 de marzo de 2011, tras las primeras protestas habidas en Damasco. Rasan Seituneh, abogada y activista de los derechos humanos, se vio obligada a esconderse. Samar Yasbek, escritora alauí y opositora a Asad, huyó del país con sus familia cuando las fuerzas de seguridad la amenazaron con arrestar a su hija.

En algunos casos, el activismo de las mujeres ha abierto puertas a los hombres. Cientos de mujeres bloquearon la carretera principal en la barriada de Bayda, en Tartus, en abril de 2011, intentando conseguir la liberación de sus maridos e hijos retenidos por las fuerzas de seguridad. Al mes siguiente se produjo otra protesta denominada “la protesta del viernes de las mujeres libres”, en honor de los miles de mujeres asesinadas y encarceladas durante el levantamiento.

Pero ese reconocimiento popular no se ha trasladado a las agrupaciones políticas encargadas de organizar el movimiento de oposición contra el régimen de Asad y de formar el futuro gobierno de Siria.

Anas al-Abdah, presidenta del moderado Partido Islamista por la Justicia y el Desarrollo en Siria y miembro del Consejo Nacional Sirio, dijo que la representación femenina en el Consejo se redujo tras la reestructuración de éste. Creía que la mentalidad tradicional (léase, conservadora) de los políticos, ignorando el papel de las mujeres en la revolución, había obstaculizado la representación.

George Sabra, presidente del CNS, dijo que la solución era fijar una cuota obligatoria para las mujeres sirias en la oposición, pero ese plan ha resultado difícil de llevar a cabo. “Aumentamos la representación permitida a las mujeres del 5% al 15%, y casi lo conseguimos, pero cuando llegó el momento de celebrar elecciones para la secretaría general y la oficina ejecutiva no pudimos elegir a una mujer”.

“El problema es que todos hablan de la importancia de la presencia y representación de las mujeres, pero no hacen lo necesario para conseguirlo”, añadió Sabra.

“Incluso esa representación del 15% no resuelve de forma adecuada la desigualdad de género en la política”, dijo Laila al-Odat, una abogada siria de los derechos humanos que vive en Londres. “La única forma de garantizar los derechos de las mujeres en la representación política es una cuota del 30%”.

Alia Mansur, periodista y miembro del CNS que vive en Beirut, dijo a Syria Deeply que hay una obvia discriminación, en general, contra las mujeres y, en particular, contra las mujeres que representan puntos de vista políticos laicos.

“He recibido llamadas de varios miembros, utilizando un estilo patriarcal, aconsejándome que cambiara de posición, e incluso una vez me amenazaron con que si seguía así iba a arruinar mi reputación”, dijo Alia.

Muchas mujeres culpan a los Hermanos Musulmanes de ser un obstáculo para una mayor representación de las mujeres.

Mulham Drubi, portavoz de la Hermandad, rechazó rápidamente esa idea. “Esa acusación es falsa e infundada”, dijo, señalando que la mayoría de las mujeres en el CNS iban incluidas en las listas electorales de la Hermandad y sus aliados.

“La representación femenina en la política en todo el mundo es baja y en el mundo árabe es aún más baja”, dijo Drubi, añadiendo que los Hermanos Musulmanes apoyan que se aumente la representación de las mujeres en la Coalición Nacional.

Las mujeres sirias llevan mucho tiempo teniendo muy poca presencia en la política siria, a pesar de haber conseguido el derecho al voto en 1949, y el derecho a presentarse como candidatas a diputadas cuatro años después. En julio de 2011, la Unión Interparlamentaria señaló que la participación parlamentaria de las mujeres en Siria era de sólo el 12%, significativamente menor que el promedio mundial, que está en el 20%, y el promedio en los estados árabes, el 14,9%.

Las mujeres están también muy escasamente representadas en los ayuntamientos de ciudades y aldeas. En las elecciones municipales de 2007, se eligieron 319 mujeres, lo que supuso el 3,2% de los candidatos elegidos.

El Partido Baaz ha hecho algún esfuerzo ocasional para nombrar a una mujer para un alto cargo, como en el caso de Nayah Al-Attar, que fue nombrada Ministra de Cultura en 1976, y más tarde Vicepresidenta. Pero como la mayor parte de los altos cargos que no pertenecen al círculo más íntimo del régimen de Asad, Attar se limitó a cumplir un papel en gran medida ceremonial.

A pesar de estos arraigados obstáculos, el fervor revolucionario ha impulsado las cuestiones relativas a la mujer y muchos destacados dirigentes están intentando impulsar la participación femenina en la política.

Las mujeres sirias se reunieron en Doha en enero para lanzar la Red de Mujeres Sirias, intentando crear una estructura separada que pueda desempeñar un papel importante en el período de transición post-Asad. La estructura de la red se basa en la Resolución 1325 de las Naciones Unidas, que exige a las partes en conflicto que respeten los derechos de la mujer y apoyen su participación en las negociaciones de paz y en la reconstrucción posterior al conflicto.

“Estamos intentando formar una red fuerte de mujeres profesionales con reconocidas capacidades para trabajar a nivel interno. Tenemos que unirnos, tenemos que trabajar juntas para conseguir una presencia fuerte, porque si no, lo que vamos a ver en Siria es una transición entre un dictador y otro”, dijo Rafif Yueyati, portavoz de los Comités Locales de Coordinación y participante en la conferencia.

Pero esta iniciativa aún no ha conseguido el reconocimiento de la Coalición Nacional. Nayib Ghadbian, su representante en Nueva York, dijo que la Coalición no tiene un programa político para potenciar a las mujeres sirias. Añadió que la escasa participación femenina en la Coalición es algo “vergonzoso”.

Puede que las mujeres consigan un mayor papel en el gobierno temporal encabezado por el sirio-estadouniense Ghassan Hitto, pero no hay cuotas para asegurar que las mujeres tengan una representación adecuada. “Hablé con Hitto acerca de formar un comité para aumentar la representación de las mujeres en su futuro gobierno, pero no pasó de ser una charla a nivel personal. No hay nada oficial aún”.

Fuente: Syria Deeply
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

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