Esta, la que soy
FOTOGRAFIA Revuelo en la blogosfera maternal. Se trata del Proyecto Body Beautiful (Cuerpos Hermosos), lanzado por la fotógrafa estadounidense Jade Bell. Un movimiento espontáneo de mujeres que celebran la transformación de sus cuerpos después del parto. Punto a favor del puerperio humanizado y la visibilización de la maternidad real.
“Mamá, antes de nacer yo te conocía por dentro, no por fuera”, le dijo un niño a su madre apenas empezó a hablar y a relacionar ideas. El niño –mi hijo– creció en lo que la obstetra describió como un nido que primero fue una fruta cualquiera –por ejemplo, una granada– y avanzó hasta tener las curvas de una sandía. Calculen cuántas veces multiplica el útero su tamaño durante la gestación... Y su portadora se siente atajando el ulaula mientras los tendones se estiran, los órganos se amuchan y la sangre descomprime la razón para enfiestarse en las dos células que convocaron a la orgía. Por fuera, durante esos nueve meses, hasta cualquier compañero de trabajo, vecina o desconocido –en el supermercado, la cola del cajero o el semáforo– se siente atraído por tocar ese Bing Bang que sucede en el vientre orgulloso.
¿Y después del parto, qué?
–La estadounidense Jade Bell –puérpera en pleno ejercicio y fotógrafa– respondió así: se desnudó, programó la cámara, alzó a su pequeño Sequoia de 5 meses, se acomodó en los restos de los 22 kilos aumentados en el embarazo, se tomó un autorretrato y lo subió a Facebook. Lo único que photoshopeó fue su pudor. Y mostró que hay belleza allá donde la mayoría ve defectos, imperfecciones, ¡abandono! Explicó que esta necesidad de reconocerse en su cuerpo le quedó de la adolescencia: durante 3 años esquivó el espejo, acomplejada porque tenía acné. Su porfolio muestra cuánto le importa la cuestión del físico: en sus retratos hay muchos bailarines. Y en los flyers de su muro, alguno que bromea: “¿Cómo tener un cuerpo para la playa?
1) Tener un cuerpo. 2) Ir la playa”.
Un rato después del post del autorretrato documental, una amiga suya (también madre reciente que ni siquiera se había cambiado el camisón tras parir) hizo lo mismo. Al rato fueron otras y otras más las que escribieron, se desahogaron y se pusieron a disposición de la lente de Bell, convencidas del valor simbólico de mostrarse tal cual estaban. Y Bell tomó la posta: hizo más de 50 retratos que planea reunir en el libro Body Beautiful, cuya edición se está financiando crowfunding mediante.
Crear un álbum
La artista de Arizona dice que no es una gran fotógrafa, que cuando arriesga tomas imprevistas –como éstas– cruza los dedos. Se reconoce buena a la hora de mirar y de escuchar. “Estamos frente a una epidemia de mujeres que se sienten indignas de ser consideradas hermosas. Sentir vergüenza por no lucir como antes del embarazo puede causar frustración, cuando ser madre ya es lo suficientemente difícil y cuando muchas de nosotras ya sufrimos bastante por sentirnos poco lindas incluso antes de dar a luz.” Parte del material se adelanta en ww.abeautifulbodyproject.com
El Facebook de Jade Bell se mueve. Suma 20.901 linkes y su muro afirma que 18.177 personas hablan de esas fotos que muestran sonrisas, pieles, chicos, chicas & bebés, en primer plano. Y mapas dibujados a la altura del chacra hara, laberintos anclados al ombligo que documentan lo creativas que pueden ser las estrías, capaces de marcar la piel como si hubieran estado ahí las garras de un felino o el abdomen se hubiera apoyado sobre un código de barras con textura. Las fotos no disimulan esa flacidez tan difícil de describir con palabras pero tan alevosa de sentir en el cuerpo cuando se desparraman, soberanas, sobre todo al echarse de costado. Rincones de un cuerpo que se encorva hacia adelante para sostener y maternar 24 horas sobre 24 horas.
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“El periodismo es para contar las historias, no para hacer justicia”, dijo en su reciente paso por Buenos Aires la fotógrafa Donna DeCesare, especialista en violencia urbana en Centroamérica. Ella siente que los jóvenes pandilleros aceptan retratarse “porque ya no confían. Se ponen frente a la cámara diciendo fuck you”. Jade Bell tampoco pretende hacer justicia con su trabajo, quizá ni siquiera pretende hacer periodismo, pero reconoce que su ensayo es terapéutico.
“Las fotos emocionan, es cierto –analiza María Eugenia Cerutti, reportera gráfica, autora de 132.000 volts, el ensayo que muestra los efectos de una planta eléctrica en la salud de las y los vecinos de Ezpeleta–. La puesta de Cuerpos Hermosos es simple. Por eso, lo que más cuenta es el mensaje de volver al cuerpo real. A las mujeres ya no se sabe qué más pedirles; de alguna forma el suyo es un cuerpo abusado desde la cultura y desde lo social. También me gusta la lucidez de haber detectado, sin naturalizarlas, las huellas en el cuerpo que deja la vida, no la tragedia o la corrupción.”
¿Vendrá el tiempo del puerperio humanizado? “Siempre celebramos que se rompa el modelo ideal que nos venden los medios, de la mujer madre entre puntillas y el marido sostenedor, y que se visibilice lo que en realidad sucede. Ni vos ni tu cuerpo van a ser los de antes, ¡por suerte!”, avisa Julieta Saulo, psicóloga social y puericultora, miembra de Las Casildas (www.lascasildas.com.ar). Las referentes de esta organización, que trabaja con temas relacionados al parto y la crianza, también siguen la obra de Ana Alvarez Errecalde (www.alvarezerrecalde.com), la española que registró su propio parto domiciliario, sangre, cordón umbilical, placenta y felicidad incluidos.
“El sistema nos pide a gritos que volvamos a ser las que fuimos, y quien haya pasado por una gestación o un parto o esté transitando la crianza de un niño o una niña sabe que esto es imposible –retoma Julieta Saulo–. Una de las cosas que más preocupa a algunas mujeres es dónde quedó la que fui, no reparando en que el parto de nuestros/as hijos/as es una oportunidad revolucionaria de parirnos a nosotras mismas.”
“Desde la práctica clínica, veo un crecimiento tanto en los futuros padres como en algunos discursos sobre la paternidad y la maternidad –comenta Ivana Moyano, psicóloga–. No obstante, hay sectores que siguen vendiendo la novela rosa, la dulce espera y su consecuente infantilización de los nuevos padres. Un poco por temor y otro poco por desconocimiento, de estas cosas no se habla. Se trata de acelerar los tiempos y de borrar toda marca en el cuerpo femenino al cual la vida atravesó. Hoy no hay mucha tolerancia para ningún tipo de proceso y se trata de acelerar la velocidad, impidiendo la elaboración personal. Supongo que es una cuestión de educación, de divulgación y de paciencia. Sería bueno que podamos criar a las nuevas generaciones bajo estos conceptos, para que puedan vivir de modo más libre.”
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Conocer, ver, sentir a las mujeres del Proyecto Cuerpos Hermosos es tan saludable como ponerse crema de caléndula, y además olerla. “I love this! Fuck the social pressure!”, comentó Mari Neli, una lectora digital. Viva la Web 2.0. Los aportes en el FB del proyecto de Jade Bell hacen contrapeso a los foros y tips para “adelgazar después del parto”.
Algunos se confiesan: “Tuve a mi primer hijo (mi hermoso bebé Conrad) hace cuatro meses, y el cambio físico ha sido difícil. Ver a tantas mujeres orgullosas me hace sentir más cómoda”, tipeó Samo Aul. Otros se inspiran: “Es hora de respetar nuestras diferencias y ver qué tenemos en común. Somos madres, un ser humano ha crecido en nuestro cuerpo. ¡Lo que importa es el amor! Dejemos que el resto sea luz de la luna sobre el lago”, se inspiró una navegante. “¡A vencer los estereotipos! ¡Bonito y redondo!”, arenga Mishté Tugwâgué Wissagabak. Y una doula palmea: “Cuando asisto a un nacimiento, siempre observo la belleza que transmiten las mujeres. Ellas no saben cuánto se potencia su feminidad en ese momento. Las veo desnudas, entregadas. Parecen una pintura en movimiento”, comentó Mona Rch. Y cerró su comentario con una frase de un tal XoMo: “Bese el vientre de una mujer hoy”.
Por María Mansilla
Fuente: Página/12