Feminismo de los 70: más allá de Simone de Beauvoir
“No se nace mujer, se llega a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino”. Estas palabras fueron dichas por una de las autoras que más inspiraron el movimiento feminista de los años 70: Simone de Beauvoir. Sus enseñanzas llegaron a millones de mujeres de la época y se han repetido en movimientos feministas posteriores hasta llegar a nuestros días. Pero no es ella la protagonista de estas líneas, sino un grupo de artistas, quizás menos conocidas, que a través de su arte reivindicaron el papel de la mujer en la sociedad. Provocadora, salvaje y feminista, ante todo feminista.
Así es la exposición sobre la vanguardia feminista de los años 70 que presenta el Círculo de Bellas Artes de Madrid y que patrocina la Fundación Banco Santander. Una mujer se acerca a la muerte. Lo hace primero por detrás, luego de un lado, del otro, le planta cara y finalmente le besa. Esta escena nos recibe y nos abre camino ante lo que estamos a punto de descubrir.
¿Es la mujer una extensión del horno o al revés?
Una pregunta que rápidamente contestaríamos en nuestros días. De ninguna de las maneras la mujer puede identificarse simplemente con las tareas del hogar. Pisamos fuerte. Hemos llegado muy lejos tras siglos de lucha. La comisaria que nos acerca esta exposición hasta nuestro país, Gabriele Schor, recuerda que en el año 1968 “el movimiento feminista creó el lema “lo privado es político” y se abrió entonces un debate en la sociedad sobre asuntos privados como la maternidad, el papel del ama de casa, de ser bella, la sexualidad femenina y la violencia contra las mujeres".
Pero sin embargo y desgraciadamente siguen dándose diferentes situaciones cotidianas que nos hacen replantearnos: ¿Hemos superado esa barrera? Hace apenas unos días, escuché en el metro una frase que me ha acompañado hasta hoy y que me temo lo hará por más tiempo. Dos chicas de apenas 20 años comentaban entre risas “lo machorro que vestía” su compañera de clase. ¿Machorro? Según la RAE: “estéril, infructífero”.
Renate Bertlmann, nacida en Viena en 1943, muestra cómo la mujer asume papeles masculinos sin que ello conlleve perder la feminidad.
El objetivo de esta exposición es mostrar cómo a través del arte diferentes autoras descubrieron nuevos medios para expresar y reivindicar la necesaria búsqueda de la satisfacción de la mujer más allá de ejercer las labores del hogar. Gabriele Schor nos explica que en aquella época “se comenzaron a descubrir nuevos medios como la fotografía, el vídeo, el cine e incluso la performance y todos ellos pronto se convirtieron en nuevas e independientes formas de arte”.
Una vez conseguido el sufragio femenino a principios de siglo, se hacía necesario el rehacer la imagen y el valor de la mujer. Nos encontramos en la época del Estado de bienestar, sin embargo, no todos participaban de sus beneficios. Ahí es donde entra en juego el reclamo del movimiento feminista de los años 70, que pedía igualdad de oportunidades y de acceso a todos los ámbitos restringidos al hombre. “La presencia de mujeres en la política, la economía y el arte son mucho más fuertes que nunca”, subraya Gabriele Schor. Aun así ella es realista y consciente de las muchas metas que quedan por conseguir en lo relativo a los derechos de la mujer. ¿Cuáles son esos puntos cruciales por los que debemos seguir luchando las mujeres? Schor señala cuatro. En primer lugar la publicidad y el estereotipo de mujer que se vende a través de ella. “Muchas mujeres sufren si no pueden cumplir con el cliché de una imagen, como por ejemplo la de ser joven, guapa y por supuesto atractiva”. La solución a ello: “darse cuenta de que los imperativos son producidos por una maquinaria comercial y que no hay que ser prisionero de su deseo”. La segunda cuestión con la que tienen que lidiar las mujeres hoy en día es compaginar la familia y el trabajo. Solución: “los gobiernos deben buscar estrategias más efectivas para apoyar a las mujeres y que estas sean capaces de combinar ambos ámbitos”. Una tercera tarea para alcanzar la igualdad es “que por el mismo trabajo se cobre lo mismo”. La solución está en manos, nuevamente, de los de arriba.
Y por último, y la cuestión más preocupante, es sobre la violencia de género. En España en 2011 más de 32.000 mujeres fueron víctimas de la violencia machista, según datos del INE. Una lacra que acompaña a la sociedad, y que a pesar de los esfuerzos por parte tanto de los gobiernos como de la propia sociedad, sigue manchando y haciendo mandamiento la creencia de superioridad del hombre frente a la mujer. La solución, o más bien la posible ayuda, según Gabriele Schor, es que “ya en la escuela el hombre debe aprender sobre sus emociones y a saber cómo manejarlas”.
La exposición se mantendrá abierta hasta el próximo 7 de septiembre, pero el trabajo de estas artistas no debe caer en el olvido. A veces es necesario recordar todo lo que muchos otros hicieron para volver a activarnos y no resignarnos a aceptar que las cosas nunca van a cambiar. La sociedad está en continuo cambio y nosotros somos el cerebro que envía las directrices de esos cambios. Recuperando la frase de Simone de Beauvoir: “no se nace mujer, se llega a serlo”.
Por: Sara Lorente
Fuente El País