Transformando los parlamentos para la igualdad de género
No es sólo cuestión de números.
Las mujeres representan más del 50% de la población regional, sin embargo están muy lejos de alcanzar esta cuota de representación política en los puestos de elección popular. La situación va cambiando lenta aunque progresivamente, pero los obstáculos que caracterizan un ámbito tan predominantemente masculino, persisten. Como resultado de las últimas elecciones legislativas, el 24.8% de los asientos en las cámaras bajas o congresos unicamerales de la región son ocupados por mujeres (IPU, 2013), un gran progreso si se compara con el 10.8% alcanzado en 1997.
A pesar de este significativo avance, la región todavía está lejos de alcanzar la “masa crítica” que permita a las mujeres negociar y hacer efectivas determinadas condiciones y cambios en la cultura y las normas institucionales dentro de sus congresos. Es por ello que en varios países de la región, se han desarrolladomúltiples iniciativas y experiencias innovadoras con el objetivo de fomentar y fortalecer la participación política de las mujeres y alcanzar la paridad numérica.
El Consenso de Brasilia, fruto de los acuerdos alcanzados en la Conferencia de Brasilia en 2010, recoge las líneas de acción a implementar para el desarrollo de políticas que promuevan efectivamente la igualdad de género en la región. Y una de estas líneas se refiere precisamente a la necesidad de ampliar la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y en las esferas de poder.
Para lograr este resultado, si bien son necesarias intervenciones cuantitativas como las legislaciones de cuotas, también lo son las intervenciones cualitativas, referidas a la calidad de la representación femenina y a la distribución de los recursos simbólicos del poder, lo que implica reforzar y empoderar a las mujeres en dichos recursos. Iniciativas como las alianzas de mujeres políticas apuntan a estimular el liderazgo individual y colectivo de sus integrantes; las disponen en el ejercicio de la función y aumentan los canales de comunicación entre las mujeres políticas y las organizaciones de mujeres de los distintos países.
En los parlamentos de nuestra región se han identificado cuatro manifestaciones organizativas que facilitan la adopción de una perspectiva de igualdad de género y de derechos de las mujeres. Estas son: las comisiones que dan tratamiento a necesidades de mujeres y/o temas de igualdad de género; las unidades técnicas para la transversalización de género; las bancadas femeninas y; los grupos mixtos de legisladoras, ex legisladoras y actores sociales para una labor mancomunada en materia de género. Muchas de estas formas organizativas parlamentarias a favor de la igualdad de género han iniciado procesos de institucionalización para garantizar la sostenibilidad y el logro de los resultados que les convocan. Lo que les ha permitido desarrollar además una serie de herramientas técnicas, informativas y de capacitación para impulsar la agenda de igualdad de género en el ámbito legislativo y construir parlamentos pro igualdad.
La transversalización de género en el Poder Legislativo no se reduce a incrementar la representación femenina en la institución, ni a la creación de leyes de igualdad de oportunidades y comités para los asuntos de género. Un Parlamento verdaderamente sensible al género debe incorporar la perspectiva de género como una preocupación integral como parte de un proceso de transformación profunda. Ello requiere implementar los pasos de una ruta de desarrollo de capacidades necesarias para transversalizar el enfoque de género tanto en su estructura interna y funcionamiento cotidiano, como en sus principales funciones de trabajo; desarrollo, revisión y aprobación de legislación y presupuestos; control y fiscalización de otros organismos públicos y; representación de las necesidades y los intereses de la diversidad de la ciudadanía.
El Poder Legislativo en un contexto de democracia de ciudadanía debe plantearse renovar sus estrategias de desarrollo de capacidades según las necesidades de igualdad de género del país. Ello requerirá colaborar con la edificación de Estados y sociedades más justas desde un ángulo de género y contribuir a la construcción de un Poder Legislativo capaz de responder a las crecientes necesidades y demandas de igualdad de género y diversidades, proponiendo fortalecer su mandato, sus estructuras de trabajo y sus vínculos con el entramado público.
Foto: everystockphoto
Fuente: América Latina Genera
Para apoyar estos procesos, la Dirección Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha elaborado esta guía basada en casos prácticos “Parlamentos e Igualdad. Ruta de desarrollo de capacidades para la transversalidad de género en los poderes legislativos”. Con este producto y un paquete de asistencia técnica asociado, el PNUD apoya a los países de la región en transversalizar el enfoque de género en los parlamentos y en el quehacer legislativo.
Más información:
¿Quién promueve la igualdad en los Parlamentos? Experiencias de bancadas, comisiones y unidades técnicas y grupos mixtos en América Latina y El Caribe.
Este informe reflexiona acerca de los avances en materia de género en el Poder Legislativo a partir del análisis de algunos de sus rasgos estructurales e institucionales. Con apoyo en los estudios de género de la sociología de las organizaciones, y tomando los legislativos nacionales de dieciocho países de América Latina y el Caribe, se analiza el funcionamiento y las estrategias de cuatro manifestaciones organizativas que facilitan la adopción de una perspectiva de igualdad de género y de derechos de mujeres en los cuerpos legislativos. Estas son; las comisiones que dan tratamiento a necesidades de mujeres y/o temas de igualdad de género; las unidades técnicas para la transversalización de género; las bancadas femeninas y; los grupos mixtos de legisladoras, ex legisladoras y actores sociales para una labor mancomunada en materia de género.
A través del documento se analizan las características principales de cada una de las formas organizativas, los particularidades de su estructura y funcionamiento, los principales obstáculos enfrentados y logros alcanzados, y las estrategias de trabajo implementadas.
Finalmente se analizan las sinergias existentes entre los cuatros tipos de estructuras, y cómo a través de sus interrelaciones han logrado avanzar en la implementación y posicionamiento de la agenda de igualdad de género a nivel parlamentario.
Las bancadas femeninas, las comisiones legislativas de igualdad/equidad de género y las unidades técnicas de transversalización de género son valiosas formas de trabajo asociado que, en el entorno de los parlamentos, pretenden dar impulso a leyes, políticas y programas vinculados con la igualdad de género y los derechos esenciales para la vida de las mujeres.
Con objeto de promover estas articulaciones parlamentarias que promueven la agenda de igualdad de género en los espacios legislativos, esta nota hace una breve revisión de los procesos de institucionalización de estas expresiones organizacionales, mostrando los elementos clave de los trayectos seguidos para su desarrollo, sostenimiento eficaz y cumplimiento de objetivos.
El número de parlamentarias en América Latina está aumentando lentamente en las Cámaras bajas o Parlamentos unicamerales, sin embargo esto no significa automáticamente una mejor representación de los intereses de las mujeres. Por eso, esta publicación trata de dar respuesta a una pregunta más compleja; ¿cómo hacer que la maquinaria del Parlamento funcione orientada a las necesidades e intereses tanto de los hombres como de las mujeres?
Para ello, la investigación se basa en una serie de cuestionarios y entrevistas con parlamentarios y parlamentarias, y en cinco estudios de casos nacionales que tienen por objeto identificar buenas prácticas. Asimismo describe algunas novedades positivas en la región en términos de una mejor legislación de cuotas y el establecimiento de comités de género y bancadas. Por otra parte destaca que las mujeres están subrepresentadas en los altos cargos, que hay pocas reglas formales destinadas a promover la igualdad de género, que las parlamentarias siguen lidiando con dificultades para equilibrar el trabajo y la vida familiar y que una gran cantidad de reglas no escritas tienden a hacer la vida más difícil a las legisladoras.
La publicación acaba con la exposición de una serie de desafíos que sugieren la necesidad de un debate más amplio sobre estas cuestiones.