Activismo Feminista 2.0
Cada vez más mujeres se conectan, navegan y contribuyen en la construcción de internet, haciendo uso de sus servicios interactivos y abriendo espacios de comunicación y acción en la red con el fin de transformar el mundo. Las mujeres se están apropiando de la tecnología a través de las redes para ponerla como base de una sociedad más inclusiva e igualitaria. Redes que posibilitan la denuncia de las desigualdades, la organización de campañas que apelan a mejorar sus condiciones de vida, la creación de espacios de temáticas no visibilizadas y de interés común.
En definitiva, las mujeres están reinterpretando las tecnologías como instrumentos para la organización política y como medios para la creación de nuevas comunidades feministas. El impulso de las organizaciones de mujeres y de las ciberfeministas en este ámbito se puede considerar de gran importancia, no sólo por la cantidad de iniciativas contabilizadas como por la innovación de los usos estratégicos y creativos que hacen los colectivos feministas en la red. El uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) no ayuda sólo a superar las desigualdades de género, sino que además fomenta el empoderamiento de las mujeres a través de la creación de redes.
Ciberactivismo feminista 1.0
Desde su nacimiento, se consideró un espacio de producción on-line privilegiado para las mujeres, ya que su entorno desjerarquizado permite producir y distribuir información sin necesidad de pasar por ninguna estructura que filtre sus propuestas. Así lo creyeron las primeras ciberfeministas, que consideraron de forma extremadamente optimista que las redes difusas, horizontales y flexibles propias del ciberespacio eran más afines a ciertos valores y formas de actuar de las mujeres, estableciendo una relación íntima entre éstas y las tecnologías digitales[1].
Aunque el ciberfeminismo de la segunda ola se muestra mucho más crítico y menos esencialista, las ciberfeministas siguen creyendo en las potencialidades de actuación feminista en los espacios TIC y las transformaciones de género a través de éstas[2]. Según Rossi Braidotti[3], “la estrategia más efectiva para las mujeres es la de utilizar la tecnología para liberar nuestra imaginación colectiva del falo y sus valores accesorios como son el dinero, la exclusión, la dominación, la femineidad icónica y la violencia sistematizada”. Donna Haraway[4] (1991) enuncia que no se trata de ir contra la ciencia y tecnología sino de “codificar de nuevo la inteligencia y la comunicación para subvertir el comandamiento y el control”.
Así, desde los inicios de internet, el activismo feminista en la red o ciberfeminismo se sitúa como motor de desarrollo y conformación del ciberespacio, generando nuevos espacios de participación desde muchos frentes: el ciberactivismo social, el mediactivismo, el artivismo y el hacktivismo,todos ellos estrechamente interconectados y multiplicando las esferas de acción y transformación en la red por parte de las mujeres. Todas ellas comparten, en primer lugar, la lucha por un mayor empoderamiento y apropiación para el acceso, uso, contribución y desarrollo de las TIC por parte de las mujeres. En segundo lugar, la crítica al modelo hegemónico (tecnológico) heteropatriarcal y la lucha por transformar las relaciones de género y tecnología para una mayor justicia social. Por último, todas ellas reivindican construir una red libre, segura, desjerarquizada y de acceso universal.
Las primeras en definirse expresamente como ciberfeministas fueron el grupo de artistas australianas VNS Matrix, que declararon su existencia en 1991 con el “Manifiesto de la Zorra/Mutante”: “Succionado, absorbido por un vórtice de banalidad… acabas de perderte el siglo XX. Estás al borde del milenio, ¿cuál?, ¿eso que importa? (…) Lo cautivador es la mezcla de fundidos. El contagio ardoroso de la fiebre del milenio funde lo retro con lo posmo, catapultando cuerpos con órganos hacia la tecnotopía… donde el código dicta el placer y satisface el deseo”. Como expresaba Eva Salas en 2008, deconstrucción, ironía, juego y placer, parodia, performatividad, exageración y sobreidentificación son algunas de las actitudes y estrategias que las ciberfeministas artistas usan para cuestionar las identidades de género y la cultura establecida.
El ciberfeminismo social arranca también con fuerza en 1993, desde la Asociación internacional para el progreso de las Comunicaciones que crea el grupo APC-Mujeres (www.apcwomen. org) con la filosofía de utilizar las TIC para el empoderamiento de las mujeres en el mundo. Los primeros pasos se sitúan en el debate a través de listas de correo electrónico de las posiciones que los grupos de mujeres quieren trasladar a la IV Conferencia Mundial de Mujeres, y el proceso culmina en septiembre de 1995 en Pekín, donde un equipo de 40 mujeres de 24 países asegura formación y apoyo a 1.700 usuarias, creando además un espacio electrónico con información de las ONG presentes en China en 18 idiomas que contabilizó 100.000 visitas en su página web. En palabras de Montserrat Boix[5]: “Por primera vez, y sin estar presentes físicamente en China, las mujeres de todo el mundo pueden hacer el seguimiento on-line de los trabajos de la Conferencia y expresar sus opiniones en tiempo real”.
En Pekín, por primera vez se plantea en una Conferencia Mundial de la Mujer la reivindicación de la comunicación como uno de los Derechos Humanos básicos y como elemento estratégico clave para el cambio social que las mujeres exigen en la lucha por la igualdad de derechos. “Podemos invertir la relación de fuerzas porque tenemos los contenidos y las prácticas. La clave es valorarlas. Es imperativamente necesario tener una estrategia ofensiva, incluso agresiva. No tenemos nada que perder y todo a ganar. Es así como podremos cambiar la imagen en los media: en tanto que actrices (autoras, conceptoras, artistas, realizadoras…), en tanto que sujetos (vida cotidiana, política, trabajo, violencias….), en tanto que público” dice Joelle Palmieri, mediactivista y creadora en Francia en junio de 1996 de la red Penelopes, pionera en la experimentación del sonido y el vídeo con contenidos feministas emitidos a través de programas de televisión vía internet, así como del uso del software libre para la publicación abierta de contenidos on-line.
De 1995 a 2005 proliferan la creación de redes y espacios ciberfeministas. En Italia,porticodonne.it; en Canadá, cybersolidaires.org; en España, mujeresenred.net, Espacio de mujeres de Pangea o Ciberdona; en Francia, penelopes.org; en Europa del Este, www.witt-project.net, en África, famafrique.org, y en America Latina, rimaweb.com.ar, entre otras. Todas estas iniciativas no se han limitado al uso pasivo de herramientas tecnológicas desarrolladas por otros (en general hombres blancos y ricos como Bill Gates o Steve Jobs), sino que han contribuido al diseño y desarrollo de sus propias herramientas tecnopolíticas, fomentando así su propia soberanía tecnológica[6]: desde medios comunitarios y televisiones on-line, servidores autónomos feministas, la invención y desarrollo del software libre y las licencias libres hasta portales de noticias con sistemas de publicación abierta como el Spip.
La posibilidad de modificación del código, del contenido y de los formatos es una de las bases para la apropiación de las mismas herramientas, dotando a las mujeres de autonomía y libertad para la participación y la transformación social. Tal y como dice la Ciberfeminista Laurence Rassel en una entrevista en Donestech sobre la relación feminismo y software libre: “en francés sistema operativo se llama ‘système d’exploitation’, ¡así qué lo mínimo de lo mínimo es ser dueñas de nuestro propio sistema de explotación!
Ciberactivismo feminista 2.0
De 2005 a la actualidad, a la vez que internet crece y cambia a una red que permite cada vez más conectar gente, compartir información y expresar la inteligencia colectiva humana, se multiplican por cientos de miles las iniciativas feministas sociales, artísticas, culturales y tecnopolíticas colectivas e individuales en la red.
Las emergencia de la nueva generación de páginas web, la web 2.0 (wikis, blogs, p2p,aplicaciones webtop, redes sociales, media sociales, etc.), aunque incrementa las posibilidades de ataques y prácticas neomachistas contra las mujeres, también aumenta las posibilidades de colaboración, de participación y de acciones colectivas en la red por parte de las mujeres, así como para hacerles frente. Así, las mujeres podemos participar en lugar de únicamente publicar, coproducir creaciones multimedia, crear archivos y vocabularios colectivos, usar programas generalmente libres (CMS) que permiten mucha versatilidad para la creación colectiva adaptada a las finalidades de las mujeres: comunicar, informar, conectarse, intercambiar, difundir, etc.. La red se convierte en un espacio privilegiado para dar voz a las mujeres y visibilizar sus luchas, así como para tejer redes y afinidades entre mujeres que se encuentran a cientos y miles de distancia con un solo clic.
Surgen así iniciativas recientes como las memes[7] feministas, a partir de un grupo de amigas que se conocieron por Facebook que habían detectado afinidades políticas y se lanzaron a hacer manada en la red. El proyecto surge, tal y como cuentan para la revista Pikara[8] porque “estábamos hartas del humor sexista que circulaba por la red, especialmente a través de los memes. Pensamos que se trataba de una herramienta que podíamos utilizar con fines subversivos”. Los memes, con más de 7.000 ‘me gusta’ en Facebook con sólo tres meses de vida, son todo un éxito y dan cuenta de la necesidad de la risa, la parodia y la ironía para articular nuestras luchas, que, según ‘las memeras’, además, “a veces están teñidas de un carácter serioteque no nos gusta nada, o al menos no en todos los casos. ¡Llevemos a la práctica aquello de ‘si no se puede bailar no es mi revolución’! ¡Partámonos la caja mientras dinamitamos el patriarcado!”
Otras iniciativas ciberfeministas con gran número de seguridoras y seguidores son El cazador cazado[9], de la artista y activista Alicia Murillo, que se rebela con gran creatividad contra el acoso callejero; o Filósofa Frívola[10], quien, con mucho humor, pone en jaque al patriarcado con diferentes herramientas: Facebook, blog y, sobre todo, Twitter, donde cuenta con casi 6.500 personas seguidoras y alrededor de 50.000 tweets. Hay otras muchas, como Feministas ácidas[11] o Coño armado, coño liberado, por citar las que se encuentran en el Estado español[12].
Resistencias y obstáculos
Los feminismos en la red encuentran también sus resistencias y obstáculos pues, a pesar de las potencialidades de la red, ésta no deja de ser un espacio de reproducción de jerarquías y patriarcado. Determinados aspectos merecen más reflexión y actuación, como las brechas digitales de género, sexualidad, raza, clase, edad y procedencia que nos atraviesan, o los modelos de negocio y la invasión de la privacidad y opacidad en el uso de los datos detrás de empresas como Google, Microsoft o Yahoo. También requiere más atención la política de censura de contenidos feministas en las redes y medios como YouTube o Facebook, donde censuran pechos, vaginas e incluso espaldas desnudas pero no evitan la violencia ni las agresiones machistas; el aumento de los ataques de troles machistas a activistas feministas de la red, etc…
Todo ello muestra que la mayor parte de las tecnologías que usamos siguen siendo desarrolladas en un marco patriarcal que pone en peligro la potencialidad de la red desde sus inicios como un espacio libre y de cooperación. Pero, como bien apuntaba Karen Spärck Jones, “la tecnología es demasiado importante para dejársela sólo a los hombres”. También por ello es importante que empecemos, como feministas y activistas, a plantearnos cual va a ser nuestro rol en el fomento de prácticas más reflexivas, seguras y estratégicas con las tecnologías.
Eva Cruells es investigadora tecnosocial y videomaker, tecnoactivista en Donestech, Colectivo Circes, Voces gitanas y Medialab Rural Obirar. Núria Vergés Bosch es investigadora tecnosocial en en Grupo Copolis (UB) y en el Programa Género y TIC del IN3 (UOC), tecnoactivista y artista en Donestech, Telenoika y Màquina de Turing. Alex Hache es Investigadora tecnosocial, tecnoactivista en Donestech, RedActiva y el Proyecto n-1.cc.
Donetech nace en 2006 con el objetivo de conocer las relaciones de las mujeres con las tecnologías, visibilizarlas y crear redes. El colectivo experimenta y utiliza las TIC de forma intensiva como instrumento y finalidad, tanto para trabajar como para experimentar, crear, conectar y redistribuir. donestech@gmail.com /www.donestech.net.
Por EVA CRUELLS LOPEZ, NÚRIA VERGÉS BOSCH Y ALEX HACHE,Artículo publicado en el nº61 de Pueblos – Revista de Información y Debate, segundo trimestre de 2014, monográfico sobre comunicación, poder y democracia.
NOTAS:
Plant, 1997.
Vergés et al, 2010; Hawthorne y Klein, 1999; Fernandez and Wilding, 2003.
Raidotti, Rossi (2002): “Un ciberfeminismo diferente”, Debats, 76.
Haraway, Donna (1991): Simians, Cyborgs and Women: The Reinvention of Nature.
Boix, Montserrat (2002): “Comunicación, tecnologías de la información y feminismos”. Disponible en:
Hache, Alex; et al. (2013).
En las teorías sobre difusión cultural, un “meme” es la unidad mínima de información cultural que se puede transmitir
de un individuo a otro o de una generación a la siguiente. Este término y su significado en sociología es análogo
al de “gen” en biología. Es un neologismo acuñado por Richard Dawkins en su obra The Selfish Gene (1976).
Burgos, Ana; y R. Martínez, Yendéh (2013): “Luchas emergentes en red: feminismos 2.0”. Ver en:www.pikaramagazine.
“Feministas Ácidas. Proyecto de lucha activa contra la ilusión de igualdad y el terrorismo heteropatriarcal”,
Ver nota 8.