Cosas Veredes. Delineando la revolución
Después de casi seis décadas de presencia vetada, las mujeres en India podrían volver a maquillar en sets de filmación.
“Para algunxs se trata de una pequeña revolución. Para otrxs, una victoria menor en una interminable guerra de desgaste”, anota el Guardian brit al momento de inaugurar novedad: que, tras ¡seis! décadas de exclusión, las mujeres de la India finalmente podrán maquillar en sets de filmación. Ningún cuento chino: durante casi sesenta años, doñas y doñitas tuvieron que bajar los pinceles, rouges, delineadores e instrumental de hermoseo vario al prohibirse su participación como make-up artists en una prominente industria cinematográfica que, según el medio norteamericano NPR, “mueve alrededor de dos billones de dólares, siendo la más grande del mundo en recaudación”. Industria en lengua hindi que, acorde con el mentado sitio, “produce entre 300 y 325 cintas al año y, aunque no existen cifras oficiales, lxs analistas coinciden en que emplea a razón de 250 mil personas, la mayoría bajo contrato”. Pero ninguna maquilladora femenina en el mentado universo Bollywood. Al menos, hasta la semana pasada...
Ocurre que la Corte Suprema de Justicia de dicha república de Asia del Sur ha reconsiderado la negativa –que lleva ya 59 años y monedas– y, tras echar un vistazo al tema, decretó la obviedad: que se trata de una “discriminación constitucional intolerable” y que debe llegar a su fin. En palabras de los –indignados– magistrados del tribunal Uday Umesh Lalit y Dipak Misra: “¿Por qué sólo los varones deberían estar autorizados? ¿Cómo puede ser que sólo los hombres sean maquilladores y que las mujeres sólo califiquen de peluqueras? No vemos ninguna razón para prohibirles trabajar si están capacitadas”. Y luego: “Borren esta cláusula ya mismo. Suprímanla inmediatamente. Estamos en 2014, no en 1935. Este tipo de cosas no pueden seguir ni un solo día más”.
La “recomendación” contra tamaña discriminación de género fue dirigida a la Asociación de Vestuaristas, Maquilladores y Peluqueros del Cine (Ccmaa), sindicato que explícitamente sostuvo la normativa –sin base legal real– con un argumento lisa y llanamente indignante: proteger los puestos laborales de artistas de maquillaje masculinos. De allí que no otorgasen carnets habilitantes a mujeres, aunque –en gesto vehemente– sí ofrecieran los de peluquera, aunque restringiendo cómo, cuándo y dónde habrían de ejercer. “Generosidad” restringida, no vaya a ser cosa... Cuestión que la Ccmaa ahora tiene una semana para responder con comunicado oficial, antes del tramo último: presentarse a una audiencia final el 17 de noviembre. Mientras tanto, informa The Indian Express, que si bien el caso está íntimamente asociado a las películas producidas en Bombay (aka, Bollywood), la intención es extender las acciones regionalmente a ciudades como Bangalore, Chennai, Hyderabad, entre otros lugares, donde el arcaico veto también tiene curso.
En cuanto a la genealogía del caso, el puntapié inicial –que evidenció el asunto sexista y puso a la Corte Suprema en acción para que derogase definitivamente la prohibición que aleja a muchachas de poner cosméticos en la jeta de actrices y actores– partió de Charu Khurana, de 32 años, con base en Delhi, y de otras colegas maquilladoras que llevan años peleando “por el derecho a ganarse la vida como saben”. Según relató a la BBC, CK aprendió el oficio en una escuela de California, en Estados Unidos, pero al retornar a su país e intentar insertarse en lo que se conoce como “La Meca del cine indio”, no pudo. “Alguien tenía que tomar la iniciativa”, explicó. “He trabajado en un par de films, pero ha sido duro. Los sindicatos son fuertes y llegan al rodaje a parar la grabación cuando se enteran de que hay mujeres retocando. Además, los productos se ven obligados a pagar multas”, detalló en el relato. Increpadas e incluso amenazadas, las make-up artists que han intentado acercarse al showbiz han tenido que guardar sus brochas y mandarse a mudar a fashion shows o bodas o a salones de belleza, amén de hacerse unos mangos. Otras, las más perseverantes, siguen resignando sus nombres en los créditos de las películas o, aún más, ingresan a los sets a escondidas, por miedo a represalias.
Para Advaita Kala, una de las pocas guionistas que ha triunfado en dicha industria, la medida de la corte “marca progreso, pero aún falta mucho camino por andar”. “Este año hemos tenido un número de films con protagonistas femeninas, pero esto nunca había ocurrido antes. En general, debemos sentirnos afortunadas si hay una sola. Todavía el cine en India es un club de varones, dominado por el punto de vista masculino. Además, las cintas intentan hacernos creer que objetivación es empoderamiento. Y ésa es apenas una de las batallas que quedan por pelear”, ofreció a The Guardian.
Por Guadalupe Treibel
Fuente: Página/12