septiembre 22, 2017

En palabras de Magda Alberto: “La idea de una sociedad más justa y democrática... viene de la mano con la igualdad para las mujeres”

Magda Alberto. Foto: Bogotá Women's Secretariat

Magda Alberto es una joven feminista y miembro del Grupo Asesor de la Sociedad Civil de la ONU en Colombia. Es una defensora y promotora del reconocimiento de las mujeres en el proceso de paz colombiano y hace parte de la Cumbre de las Mujeres y Paz que en 2013 y 2016, apoyada por el sistema de las Naciones Unidas en cabeza de ONU Mujeres, llevó al reconocimiento, posicionamiento e inclusión formal de las mujeres en el proceso de paz colombiano.

Nací y crecí en Bogotá, en el Barrio Policarpa, un sector de la ciudad constantemente afectado por la violencia cuyo impacto a menudo destruyó y afecto la vida de jóvenes como yo. Mi generación, como muchas otras, nació en medio del conflicto armado y social que duró más de medio siglo en Colombia. Crecimos internalizando y normalizando la idea de violencia. Durante mi niñez vi cómo los grupos armados ilegales amenazaron, hostigaron y hasta acabaron con la vida de muchos jóvenes de mi barrio. Fue el ver y experimentar el impacto de la guerra tan cerca, lo que me llenó de preguntas: ¿Por qué vive mi país en guerra? ¿Por qué los y las jóvenes de mi barrio fueron arrastrados por el conflicto? ¿Por qué los grupos armados ilegales los amenazaron? ¿Por qué las mujeres viven efectos diferenciados en la guerra?

Habiendo experimentado lo que el conflicto me hizo sentir, me motive a participar en la construcción de paz.

Cuando era adolescente , empecé a participar con organizaciones de mujeres y jóvenes en el trabajo en comunidades. Nos enfocamos en cómo construir la paz en nuestro país. Esto me llevó a formar parte del movimiento social por la paz. Las apuestas de los últimos años de diálogo y paz en mi país también generó un sentimiento de esperanza dentro de mí. Por primera vez, la guerra ya no parecía ser el único futuro para mi país.

Me uní a Women for Peace, una organización que nació cuando se iniciaron los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC en 2012. Trabajamos para construir la paz, la seguridad humana y salvaguardar los derechos de las mujeres en Colombia. Cuando las conversaciones iniciales de paz se llevaron a cabo, nos reunimos como mujeres constructoras de paz bajo el lema "arropar y proteger los diálogos entre el Gobierno y las Farc en la Habana" (es decir, nutrir y proteger los diálogos entre el Gobierno y las FARC en La Habana). Sabíamos lo importante que era este paso: las voces, las propuestas y el liderazgo de las mujeres debían verse y escucharse en el momento del nacimiento de las conversaciones de paz y todo el proceso de negociación.

En el año 2013 reunimos a más de 10000 mujeres de diferentes regiones y dirigimos una gran manifestación en Bogotá para exigir que las voces de las mujeres fueran escuchadas e incluidas en el proceso de negociación bajo el lema: "La paz si va, con los derechos de las mujeres". En ese mismos año empecé a ser parte de la Cumbre de Mujeres y Paz, espacio apoyada por el sistema de las Naciones Unidas en cabeza de ONU Mujeres, que en su primera cumbre en el 2013 reunió a más de 500 mujeres y sus organizaciones nacionales y territoriales comprometidas con la consolidación de la paz bajo el lema “queremos ser pactantes, no pactadas”. La cumbre ha presentó en diferentes momentos propuestas para los diálogos de paz que permitirían la inclusión de las perspectivas de género en los Acuerdos y los derechos de las mujeres. Logramos realizar la segunda cumbre en el 2016 con la presencia de más de 1000 mujeres construimos propuesta para la implementación bajo el lema “nada sin las mujeres, todo con las mujeres”

Tras la aprobación del Acuerdo de Paz por el Congreso colombiano en noviembre de 2016, las mujeres ahora tenemos el mayor desafío de todos: Hacer que la paz no sea una imposición, sino un proceso de transformación de mentes y corazones. En Colombia, a través de nuestra cultura, del arte y la comunicación como herramientas fundamentales podremos cambiar la mentalidad guerrerista de la gente. Como mujeres jóvenes, tenemos las estrategias y las habilidades para crear una cultura de paz y salvaguardar los derechos de las mujeres, desde lenguajes y formas creativas.

Recientemente, fui seleccionada para formar parte de la Instancia Especial para el seguimiento de género en la implementación, un comité especial que se ha creado para ayudar a asegurar que las disposiciones acordadas sobre la igualdad de género y los derechos de las mujeres dentro del Acuerdo final de paz se implementen sobre todo en los territorios más afectados por la guerra.

Para mí, la idea de una sociedad más justa y democrática en Colombia viene de la mano con la igualdad para las mujeres.

Fuente: Onumujeres

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