febrero 08, 2018

Primer Encuentro de Género y Energía en Bilbao “El actual modelo energético es contrario a la vida"


El Primer Encuentro de Mujeres sobre Género y Energía será celebrado del 2 al 4 de febrero en Bilbao. Con motivo de estas primeras jornadas, Alba del Campo, periodista y asesora en Transición energética nos cuenta cómo se relacionan estos dos términos y cómo de importante es repensar otro modelo energético donde las mujeres estén presentes en la toma de decisiones.

Habéis decidido crear un grupo de mujeres de distintos territorios del Estado para abordar alternativas al actual modelo energético con este Primer Encuentro. ¿Cómo ha surgido esta acción?

La idea surge de un pequeño grupo de mujeres que colaboramos en red y trabajamos en el sector de la energía y compartimos una perspectiva cooperativa y feminista. Y tras el despropósito del Gobierno de crear una comisión de 14 expertos para definir la hoja de ruta de la transición energética de todo el país, en la que no hay una sola mujer, decidimos pasar a la acción. Por ello, decidimos crear este primer encuentro para poner sobre la mesa el tema del género en relación con la energía, ya es un sector muy machista y excluyente, y donde la desigualdad no se suele cuestionar.

Las que llevamos unos años luchando por un nuevo modelo energético, vemos que la percepción de la energía está cambiando, que las energías renovables son hoy aceptadas y el oligopolio criticado, y cada vez se tratan más estos temas. La energía es un ámbito estratégico para la economía, pero también es un suministro básico, ya que condiciona la calidad de vida y las oportunidades de las personas. En nuestra sociedad machista vemos que decisiones que nos afectan a todo el mundo son tomadas sin la participación de las mujeres, y esto pasa del mismo modo en la energía.

Las cinco grandes compañías energéticas de España están dirigidas por hombres, y como has comentado el comité de expertos solo está compuesto por hombres. Además, ninguna mujer ha ocupado nunca el puesto de Ministra de Energía. ¿Cómo se explica esta ausencia de mujeres en puestos de responsabilidad?

Esta es una cuestión sobre la que vamos a reflexionar de manera colectiva en el encuentro de Bilbao. La desigualdad y la exclusión de las mujeres es multifactorial, en el caso de la energía vemos que la concentración del poder en el sector hace que éste sea un sector especialmente “de hombres” y que haya multitud de techos que romper.

Vemos que en España, el control oligopólico de la energía es inseparable del contexto social en el que se desarrolla. La energía en España es controlada entre tres empresas y un puñado de familias, o grupos de poder que implica bancos, constructoras, medios de comunicación y partidos políticos que han reforzado el oligopolio.

En el ámbito de la energía encontramos un montón de mujeres trabajando con perfiles técnicos, sobre todo en el las renovables y la eficiencia energética. Sin embargo, ellas no ocupan la primera línea. Que ninguna mujer haya sido Ministra de Energía es responsabilidad de los partidos políticos que han gobernado, puesto que el PP y del PSOE han tenido poder para ponerla. Pero para mí hay dos fenómenos que la situación sea esta. El primero es que en el imaginario colectivo, la energía ha sido y sigue siendo “cosa de hombres”. Hay una imagen ultraconservadora y liberal del “experto en energía”, que es presentado como un hombre ingeniero, empresario o economista de alto estatus social, capaz de generar confianza en los grandes poderes económicos. Lo segundo es que el sector de la energía está muy atado a nivel regulatorio, y es casi impermeable a los cambios. Por lo que impide la entrada de cualquier otro agente económico y está por ver, si también político.

En tu artículo “Empoderamiento, mujeres y soberanía en la necesaria transición energética”, comentas que la excusa típica ante la ausencia de mujeres es la escasa presencia femenina en las carreras técnicas como ingeniería, y lo rebates mostrando que muchos de los ministros que hemos tenido no eran ingenieros. Entonces, ¿a qué se debe esta discriminación?

Bueno, si la igualdad en gran parte de los ámbitos de la vida es un espejismo, en el ámbito energético, no es distinto. Hay grandes empresas que están realizando medidas para guardar las apariencias, pero los impactos de sus negocios tienen un fuerte componente de género. Y nuestro modelo energético perjudica especialmente a las mujeres.

Las mujeres tenemos más impedimentos a la hora de acceder a un puesto de trabajo bien remunerado, y cuando accedemos, se nos paga menos y tenemos menos tiempo libre para nosotras mismas. Además, se nos discrimina a la hora de ascender por ser mujeres, y cuando nos jubilamos, todos los trabajos y esfuerzos de cuidados no se remuneran ni se valoran, y encima tenemos peores pensiones. Esto va a seguir pasando mientras se sigan atribuyendo socialmente los cuidados a las mujeres, sin otorgarles ningún valor, y se siga promocionando profesionalmente a los hombres. Si no cuestionamos los roles de género, esto no va a cambiar. Las mujeres tenemos muchos techos que romper, y en el sector energético, la concentración de poder en muy pocas manos nos lo pone todavía más difícil.

¿Verías bien que se plantearan medidas de discriminación positiva en el sector de la energía?

Claro. Esta situación sin ayuda no va a cambiar ni en un millón de años. No solo es necesario que las mujeres participen en condiciones de igualdad en el sector de la energía, sino que necesitamos darle la vuelta al propio modelo energético.

El actual modelo energético es contrario a la vida, es inseguro, contaminante, obsoleto, injusto y está basado en el expolio de los recursos comunes, para que el oligopolio empresarial pueda obtener el máximo lucro. El negocio de unos pocos está sostenido con el sufrimiento de millones de personas, y perjudica de forma exponencial al futuro del planeta, debido a la quema descontrolada de combustibles fósiles y el cambio climático que genera. Así que tenemos que cambiar las prioridades del modelo, de la política energética y las leyes que favorecen la distopía hacia la que vamos. Y para ello, necesitamos a las mujeres.

Existe el estudio de ‘Desigualdad de género y pobreza energética. Un factor de riesgo olvidado’, que muestra cómo en Barcelona las ayudas otorgadas por pobreza energética en 2015 recayeron principalmente en mujeres (más de un 70%). Y otro estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales muestra cómo el riesgo de sufrir pobreza energética es claramente superior en las familias que están formadas por mujeres; es decir, las ‘monomarentales’. ¿Cuáles son las causas de que las mujeres sufran esta pobreza energética principalmente?

Tiene que ver con lo que he comentado. Por suerte, en el encuentro tendremos el lujo de contar con su autora para explicarlo en detalle. Pero, podemos decir que, por un lado, está relacionado con la atribución de los cuidados domésticos a las mujeres, debido a lo cual, la gestión de la energía, de la alimentación o de la salud en el ámbito doméstico, es “cosa de mujeres” y la política energética “cosa de hombres”. Y por otro, está la violencia económica que se ejerce contra las mujeres y feminización de la pobreza: peores salarios y pensiones, el no reconocimiento de derechos, menores recursos…

En mi opinión, también está directamente relacionado con el hecho de que las mujeres no participen en las esferas de poder en materia de energía, pues socialmente tienen atribuido el rol de “cuidadoras”, y eso les hace estar excluidas de las prioridades de las políticas energéticas. Y mientras esto siga pasando, difícilmente se podrá erradicar la pobreza energética. Tenemos derecho a participar en la construcción de nuestro futuro y necesitamos miradas ecofeministas en el cambio de modelo energético, porque la sostenibilidad de la vida tiene que estar en el centro de la política energética.

No sostengo que porque haya una Ministra de Energía se va a dar la vuelta al modelo energético. A lo que me refiero es que si logramos que las mujeres que trabajan en una política energética ecofeminista, basada en derechos, estén en las altas esferas, daremos un salto en la evolución del modelo energético.

Vanessa Alvárez en su artículo "Feminizar la Revolución Solar", señala lo siguiente: “no nos referimos a incorporar a más mujeres en los partidos políticos, en los cargos de representación o en los consejos de administración de las empresas, que también es necesario y elemental, sino a cambiar el orden de prioridades e incluso la noción de lo que es o no importante”. ¿Para ti cómo sería la feminización de la energía?

Estoy de acuerdo en que es urgente y necesario cambiar las prioridades, pero creo que además, hay feminizar la política energética y las empresas. Mujeres y hombres tenemos que aprender a hacer política, sociedad y economía en conjunto y en condiciones de igualdad.

Hay que destacar el gran problema en la manera de relacionarnos, que a mí entender también tiene que ver con nuestra herencia fascista y con un modelo educativo fallido. Hay que desmontar los roles de género y los valores que hay detrás, que terminan manifestándose en actitudes y decisiones cotidianas. Además, muchos de los hombres que toman decisiones que nos afectan a todas, no tienen costumbre de relacionarse con mujeres en condiciones de igualdad. En un país tan machista como el nuestro, que haya mujeres en las altas esferas de cualquier sector es un avance, aunque no es el centro de nuestras demandas. Esto tampoco significa que sólo con estar, vayan a participar en la toma de decisiones estratégica, porque el poder se suele reproducir en espacios informales, donde las mujeres no estamos presentes.

El cambio de modelo energético, visto desde una perspectiva ecofeminista, implica la transformación de cómo nos relacionamos con la energía, entre mujeres y hombres, entre pueblos. En definitiva, se trata de escribir entre todas un nuevo contrato colectivo con el planeta que ponga la vida como principal prioridad.

Fuente: Amecopress

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