noviembre 21, 2018

Una revisión a partir de la experiencia de las mujeres y su importancia para la epistemología.

Imagen: La Recoleta Digital

En el transcurso de la historia de la humanidad, la epistemología se había instalado como un conocimiento situado y naturalizado dentro de las ciencias sociales, hasta que la filósofa Sandra Harding (1998) irrumpe este quehacer para iniciar una nueva visión conocida como “el punto de vista” y que desde la posición feminista es “el punto de vista feminista”, el que se preocupará de construir teoría siguiendo las experiencias de mujeres y por la experiencia de las mujeres, cuya importancia radica en la construcción de otra forma del saber y que se expondrá comparativamente con los planteamientos sobre la experiencia de Dorothy Edith Smith, Sandra Harding y Patricia Hill Collins. 

En una línea sociológica, Dorothy Smith consideró a los movimientos de mujeres para valorizar los aspectos de la vida doméstica que habían sido destinados a las mujeres y su exclusión social. Así empieza a trabajar en primera persona desde su experiencia personal y a cuestionar los espacios académicos de los que estaba participando, para insertarlos en el punto de vista de mujeres como parte del conocimiento y no solo como un simple enunciado de visibilización, sino que como una desconstrucción de la sociología que había estudiado y que la llevó a encontrar las dificultades de la separación entre cómo las mujeres sienten y experimentan el mundo a partir de su posición y los mundos que habitan, junto a las bases del conocimiento y la experiencia que carecen de una relación de igualdad entre lo privado y lo público. 

También se preocupa de la objetividad de quien conoce y lo que es conocido, que no justifica anular o invalidar el conocimiento, para vincularlo en el campo de sociología de acuerdo a pautas concebidas por quienes validan este mundo público en masculino y en la comprensión de su construcción había que revisarlo desde adentro, o sea de las condiciones del cotidiano que se caracterizan por las “relaciones de dominación” y las regulaciones bajo discursos de poder, que se encuentran en una dinámica de las formas de organización y dominación de la sociedad capitalista y en las formas patriarcales de nuestra experiencia contemporánea con una pretensión de universalidad. 

En este sentido, Smith trabaja su experiencia personal en la doble tarea de lo doméstico familiar y lo público en el campo de la sociología que investigaba en la academia, en una cohabitación de dos mundos que llamó conciencia bifurcada y que para los varones solo se reserva a lo público. Igualmente, encuentra diferentes planos o niveles de experiencia y conciencia que son (i) las vividas sin reflexionar acerca de ellas, (ii) la reflexión acerca de las experiencias vividas, para tomar conciencia de la diferencia entre ambos mundos y (iii) la caracterización del mundo institucional y el reconocimiento que hay un subtexto de género donde se considera que la mujer es lo Otro. Lo que trajo consigo el traspaso del quehacer de las mujeres a la letra a través de los textos. 

Cabe señalar que Smith no sólo reconoce a las mujeres como excluidas de este sistema de dominación, sino que reconoce variables las variables de clase, raza y cultura dentro de una estructura heteronormativa de quienes dominan el sistema. 

Por otra parte Harding, como se mencionó fue una pensadora fundamental para la construcción del punto de vista feminista, que se entendió como una teoría del conocimiento y no como un método para hacer investigación, aunque se ha reinterpretado en relación a la pregunta sobre cómo las feministas tienen que desarrollar investigación. Es importante señalar, que su trabajo comienza por reconocer la vida de las mujeres como una forma de identificar las situaciones y las relaciones que deben ser investigadas, y para qué sirve esta preocupación en la realidad de las mujeres. 

La incorporación de la experiencia de las mujeres tuvo significancia como un factor empírico y teórico que con anterioridad había sido parte del mundo privilegiado de los varones blancos, occidentales y clase media. La investigación se había desarrollado en un contexto centrado en la justificación del problema y la investigación feminista se basa en una perspectiva de la experiencia femenina como parte del sentido de la realidad que se contrapone a la hipótesis y que también considera la identificación de las características de la identidad, porque tienen un componente de lucha política y que rompe el paradigma masculino universal de las ciencias sociales como objeto de estudio. 

Harding como Smith también plantea la preocupación por la objetividad, en cuanto a la relación entre quien investiga y el objeto de investigación y que llamó “la reflectividad de la ciencia social”, puesto que siempre coexiste un sistema de creencias y comportamientos que demarcan posición, lo que resultó un desafío como una práctica que partía de las experiencias de las mujeres. 

En el caso de Patricia Hill Collins, como teórica parte del pensamiento afrodescendiente hace en una primera instancia un vinculo entre el conocimiento y las ideas al poder. Luego al referirse a las experiencias de las mujeres negras en el sistema patriarcal, señala que son diferentes en posición a las experiencias de las mujeres blancas, por la intersección de las opresiones que han sufrido bajo las siguientes dimensiones: (i) la económica por su condición de esclavitud y la invisibilización de su trabajo doméstico o en los campos con sus pares varones negros; (ii) la política ya que su acceso a los derechos no fue un proceso a la par que la población blanca y; (iii) la ideológica que se basa en estereotipos negativos que las excluyen del sistema, e incluso se menciona una marginalidad provocada por las mismas mujeres blancas de clase media. 

De esta manera, Collins señala que el punto de vista de las mujeres se basa en las experiencias que las afronorteamericanas tienen de su cotidiano y es uno de los puntos que desde un inicio demarca la diferencia con las otras teóricas, puesto que el análisis parte de la condición de mujeres negras y que sientan las bases del pensamiento feminista negro, para usar sus propias experiencias bajo cinco dimensiones claves en la ubicación de las mujeres afronorteamericanas: (i) los temas medulares de de la postura de mujeres negras; (ii) la rearticulación del punto de vista de mujeres negras; (iii) la interdependencia de experiencia y conciencia; (iv) la conciencia y la lucha por una postura auto definida y; (v) la interdependencia de pensamiento y acción. 

Por último, la significancia de las experiencias de las mujeres negras radica en distintos niveles, como la biografía personal, un liderazgo único y de resistencia dentro del movimiento feminista y al mismo tiempo estar a cargo la producción del conocimiento, para generar el cambio y que junto a las experiencias planteadas por las otras teóricas marcan un antes y un después en la epistemología con la inclusión de las mujeres para hacerse parte de la realidad. 


Por Daniela Andrade Zubia 
La Ciudad de las Diosas 

Bibliografía. 

  • Harding, Sandra “¿Existe un método feminista? en Eli Bartra (comp.) Debates en torno a una metodología feminista, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 1998. 
  • Traducción de Ana María Bach del primer capítulo del libro de Dorothy E. Smith, Institutional Ethnography. A Sociology for People, publicado por AltaMira Press, 2005. 
  • Traducción de Leticia Tatinclaux. Título original en inglés: "The Politics of Black Feminist Thought" and "Defining Black Feminist Thought", publicado en: Patricia Hill Collins, Black Feminist Thought (Cambridge, M. A.: Unwin Hyman, 1990).

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