junio 16, 2019

Por una paternidad corresponsable




La aspiración de la igualdad de género es central para construir una sociedad más justa. La avanzada de la agenda feminista ha puesto esto claro y en el centro de la agenda social. Esta meta no puede conseguirse si no se modifican más rápida y sustantivamente los roles tradicionales de género en el cuidado. El paradigma de la corresponsabilidad social en el cuidado es una meta posible. Eso implica dejar de lado la postura de “te ayudo”, “te lavo los platos”, “te baño a les chiques”, para asumir comprometidamente que las responsabilidades de cuidado deben ser resueltas con un reparto paritario. No cabe duda de que los hombres hoy están mucho más dispuestos a asumir estas tareas que en el pasado. Pero el cambio es lento, segmentado, estratificado y ¡hay que apurarlo! 

Las encuestas de uso del tiempo siguen mostrando que las mujeres destinamos el doble de tiempo que los varones a las tareas de cuidado, y que esta diferencia se agranda a medida que el nivel de ingreso de los hogares disminuye. Las mujeres más pobres son quienes más trabajo no remunerado realizan, lo que implica un obstáculo central que dificulta, justamente, que puedan salir de esa situación de pobreza.

Acelerar los cambios para alcanzar la corresponsabilidad social en el cuidado requiere de políticas públicas integrales, consistentes y con la suficiente asignación presupuestaria. Se necesita ampliar el esquema de licencias de paternidad y parentales y de permisos laborales familiares, para que los hombres puedan disponer de más tiempo para cuidar. Se hace necesario pensar mecanismos que permitan que estos esquemas cubran también a la población en empleos informales. Pero las licencias por sí solas no aseguran los cambios. Hacen falta también acciones creativas que aceleren la transformación cultural, que vayan fortaleciendo una mirada social que conciba que asumir responsabilidades de cuidado es, además de imprescindible para la igualdad, también bueno para los hombres. Y necesitamos criar, en los hogares, en las escuelas, a través de los contenidos de los medios de comunicación y de las redes sociales, niñes que asuman con naturalidad que las tareas de cuidado son parte de la vida de todes y que su reparto equitativo es lo que va a garantizar mayor libertad para elegir la vida que vivimos.

* Economista. Conicet. Ciepp. DAWN
Fuente: Página/12

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in