Entrevista a Rosa Cobo Bedia.

Rosa Cobo Bedia, ilustre paisana , nació en Cantabria en 1956, es profesora titular de Sociología del Género de la Universidad de A Coruña, directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la misma Universidad. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Es en estos momentos una referente en feminismo y una luchadora que nos sirve de pauta y guía. Agradezco el tiempo, que sé es tan escaso, que ha dedicado a http://www.lapajareramagazine.com en esta entrevista y el magisterio de sus palabras. No elude ninguna pregunta, ni entrar en las polémicas que conmueven al Movimiento Feminista en estos momentos. Rosa Cobo, como todas las grandes, es humilde y diáfana en la exposición de sus ideas.
–Como experta y estudiosa de la evolución del feminismo, ¿Cómo ves la evolución del movimiento feminista en España y en el mundo en general?–
El feminismo está experimentando un momento de eclosión sin precedentes desde el feminismo radical de los años setenta. La magnitud de algunas de estas movilizaciones y el hecho de que se hayan producido en distintos continentes casi al mismo tiempo han convertido al feminismo en el movimiento social con mayor capacidad de movilización.
–Hablamos de las diferentes etapas del feminismo, de las olas ¿En qué diferencias la llamada cuarta ola de las anteriores?-
El hecho más característico de esta cuarta ola es que por primera vez en la historia no encontramos un solo país sin presencia de organizaciones feministas o asociaciones que defiendan los derechos de las mujeres. Hasta ahora las diferentes olas han estado localizadas, sobre todo, en Europa y el continente americano. Cada nueva ola ha marcado la ampliación geográfica de las luchas feministas respecto de la anterior. Nuevos países y nuevas zonas del mundo se han ido incorporando a estos procesos y las mujeres de cada sociedad han diseñado sus propias agendas feministas, funcionales a sus necesidades e intereses. Ahora, por fin, el feminismo es un hecho global.

Otro elemento que ha contribuido tanto a la creación de nuevas estructuras organizativas como a la globalización del feminismo son las redes sociales. Internet se ha convertido en un espacio de comunicación y de transmisión de las ideas feministas. El ciberactivismo es una marca fundamental de esta ola. Las mujeres más jóvenes son las que han utilizado las redes y han articulado una comunidad virtual feminista que ha operado junto a las organizaciones presenciales que están ancladas en la sociedad civil. Mientras que las asociaciones de mujeres están formadas por mujeres de más edad, las redes sociales son ocupadas por jóvenes que ya han nacido en la era digital.
–Conocemos y admiramos tu implicación en el abolicionismo de la prostitución en nuestro país. Para alguien que duda entre las posturas, que duda porque las palabras libertad de elección, libertad de disponer del propio cuerpo, autogestión de la prostitución, le deslumbran un poco ¿Qué dirías al respecto?-
La prostitución es el eje de una industria, la de la explotación sexual, en su mayor parte ilegal, que utiliza los cuerpos de las mujeres como la mercancía alrededor de la que está constituida esta industria. La característica que tienen las mujeres para esta economía ilícita es su bajo coste y sus altos beneficios. Los cuerpos de las mujeres son mercancías para la industria y trozos de carne para los puteros.
El argumento de la libertad que utiliza cierta izquierda y sectores muy minoritarios del feminismo es inédito en la historia de los grupos oprimidos. Es la primera vez en la que se utiliza el argumento de la libertad y de la autonomía para legitimar una opresión desde el interior de los movimientos que representan a los colectivos oprimidos. Utilizar la libertad para legitimar la explotación sexual es un disparate en el mejor de los casos. Los seres humanos no elegimos en abstracto, elegimos en situaciones concretas. La falta de recursos económicos y culturales, la racialización, la falta de expectativa o la ausencia de estructuras de oportunidades en una gran parte del mundo está en el origen de la industria de la explotación sexual. ¿Llamaremos a esto libertad y autonomía individual?¿Es libertad de elección trabajar por 600 euros al mes atendiendo un bar? No hay libertad en la absoluta necesidad ni en la supervivencia. Y eso es la prostitución: supervivencia. La edad media de entrada en la prostitución es de 13-14 años. ¿Dónde está la libertad?
La industria de la prostitución está fabricando un imaginario que compromete a todas las mujeres porque en ese imaginario, en que se socializan nuestros chicas y chicas, las mujeres somos objetos de usar y tirar en el que los deseos de las mujeres no cuentan. La prostitución niega los deseos sexuales de las mujeres, deben abdicar de sus deseos para satisfacer los masculinos. Me resulta cada día más incomprensible que desde el interior del feminismo se defienda la prostitución con la excusa de que se defienden a las mujeres prostituidas. A las mujeres prostituidas se las defiende ofreciéndoles formas alternativas de vivir que les permite construir su propio proyecto de vida. Solo hay libertad de elección cuando junto a la prostitución aparecen otras opciones. Sin embargo, las mujeres que están en prostitución carecen de otras oportunidades.
La exaltación de los deseos que caracteriza el capitalismo neoliberal del siglo XXI necesita la idea de la libertad individual para enmascarar las dominaciones, para debilitar lo colectivo y para trasladar sobre los individuos la responsabilidad que tienen las élites económicas y políticas en el desarrollo de la desigualdad. No es una casualidad que la igualdad se convirtiese en el principio ético y político sobre el que se edificaron todos los pensamientos críticos hasta mediados del siglo XX. La libertad es el horizonte normativo para las mujeres, pero la libertad sin igualdad se convierte en la ley del más fuerte.

–¿Es posible erradicar del todo la prostitución, que sea un mal recuerdo o algo tan residual que no sea significativo en una sociedad futura?-
Claro que es posible. Para ello se necesita, de un lado, que la sociedad asuma que la prostitución no es aceptable ni deseable y, por otro, que se hagan políticas que criminalicen la industria proxeneta, se penalice a los puteros y se hagan políticas de apoyo integral a las mujeres que están en prostitución, incluidos permisos de residencia. Cuando la sociedad acepte que las mujeres tienen que satisfacer sus deseos y no los de los puteros se habrá dado un paso muy importante en la erradicación de la prostitución.
Quizá me equivoque, pero creo que las posturas regulacionistas de la prostitución en el feminismo, a pesar de que son muy minoritarias, no van a durar mucho tiempo. La brutalidad de la explotación sexual es de tal magnitud que los pocos reductos que aún quedan, y que se definen como feministas, abandonarán esos irreales análisis.
-¿Cómo amenazan las nuevas opciones políticas a lo conseguido hasta ahora por los movimientos feministas?¿Qué respuesta está dando el feminismo a los nuevos retos que nos supone los movimientos pseudofascistas europeos que parecen llegar a España?-
Los neofascismos que están formándose en diversas partes del mundo tienen dos obsesiones: el feminismo y los colectivos lgtb. La extrema derecha reivindica la masculinidad hegemónica, la familia patriarcal y el control de la sexualidad de las mujeres. Su propuesta de sociedad en torno a estas realidades sociales se ve amenazada por el feminismo. La lucha feminista, con mayores o menores matices, se articula alrededor de la autonomía de las mujeres. Pues bien, la autonomía de las mujeres es vista con razón como un peligro para la extrema derecha.
–En los últimos tiempos hubo sentencias judiciales que nos han dejado boquiabiertas a todas ¿qué propone para la culturización de la judicatura en el tema de violencia de género?–
Lo primero es adaptar las leyes a la realidad social. Es necesario realizar cambios en el código penal. En segundo lugar, es indispensable que el curriculum escolar y académico integre el marco interpretativo feminista. No puede existir una buena justicia si quienes imparten justicia no conocen los mecanismos y los dispositivos que articulan la desigualdad entre hombres y mujeres.
–Se acusa al feminismo de un cierto etnocentrismo, el feminismo blanco, que lo llaman ¿Cómo puede sacudirse de esa acusación?-
El feminismo en el siglo XXI es una realidad global. El origen del discurso político feminista tuvo lugar en Europa en el siglo XVIIIporque se dieron las condiciones sociales, económicas y culturales necesarias para su surgimiento. Sin embargo, las razones que propiciaron el nacimiento del feminismo, la opresión y subordinación de las mujeres, son globales. El movimiento feminista durante una época fue más fuerte en Europa y en América porque las mujeres feministas tuvieron la posibilidad de convertir el malestar que produce la desigualdad en una cuestión política. El feminismo surgió en el contexto de la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. Y estos procesos se desarrollaron en Europa y América. La industrialización y la urbanización facilitaron el desarrollo del feminismo. Lo mismo ocurrió con el marxismo y el anarquismo. Después, poco a poco, en otros países y en otras culturas fueron formándose pensamientos y prácticas feministas. Las mujeres feministas de cada sociedad y cada cultura definen su propia agenda política en función de muchas variables, entre ellas, las prácticas y valores patriarcales que sienten que más les oprimen y subordinan.
Sin embargo, en los años ochenta y noventa del siglo XX surgirán discursos críticos con el imperialismo cultural de Occidente y con los procesos de colonización de Europa sobre otras culturas a partir del siglo XV. En el marco de esta interpelación cultural y política a Europa se encuentran los primeros análisis críticos hacia el feminismo europeo o hacia el ‘feminismo del primer mundo’. Así, los feminismos de color o la teoría decolonial se harán con un espacio discursivo y político en el feminismo. Este es el contexto en el que surgen las críticas. Las principales objeciones que se harán al feminismo occidental es que no es suficientemente incluyente y no permite que surjan otras voces feministas no occidentales.
Bajo mi punto de vista, los movimientos sociales incorporan nuevas demandas e incluyen nuevas voces si los colectivos que no se sienten representados tienen las condiciones para hacer ‘políticas de la presencia’. En el preciso momento en el que los colectivos marcados por la raza o por la cultura, o por otras variables de desigualdad, se construyen políticamente como un movimiento pasan a tener su lugar en el feminismo.
Ahora bien, las mujeres de cada cultura y de cada sociedad son las que tienen que elaborar su agenda vindicativa. Los intereses de las mujeres de Occidente no pueden dictar la agenda feminista de las mujeres asiáticas o africanas o latinoamericanas. Si bien el patriarcado es una realidad global, en cada cultura la opresión patriarcal tiene rasgos específicos y serán las mujeres de esa sociedad la que interpreten las prácticas patriarcales que son más nocivas para ellas. Sin embargo, debemos trabajar las afinidades, las convergencias, lo que nos une. El feminismo necesita una cultura de pactos políticos. No tenemos porqué estar de acuerdo en todo, ni tampoco tenemos que compartir la misma estrategia ni hacer la misma valoración respecto a determinadas realidades patriarcales. Lo fundamental es que tengamos claro que es indispensable que existan espacios para el consenso y para el disenso. Las mujeres no somos un bloque indiscernible por el que estamos de acuerdo en todo. El disenso en determinadas cuestiones no debe romper la unidad en otras. Los disensos no deben impedir que se articulen consensos sobre otras cuestiones.
- Para seguir leyendo la entrevista: Aquí
Por María Toca Cañedo.
Fuente: lapajareramagazine.com