Este 8 de marzo, la lucha se dio en las calles de Valparaíso
Valparaíso, Imagen #8M2020 Lorena Villafañe
La represión que vive el Chile que sale a las calles a reivindicar sus derechos desde el 18 de octubre pasado, sería una determinante a la hora de decidir marchar este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Millones de mujeres de distintas ciudades de Chile se hicieron presentes en las calles y las llenaron de cantos, de aromas a hierbas medicinales, de trajes y pasamontañas multicolores, de leyendas en los cuerpos y en las pancartas, de demandas legítimas y compartidas.
Vencer el miedo a marchar, teniendo en cuenta el contexto, era un reto. De hecho, desde las organizaciones que coordinaron la marcha elaboraron un protocolo de seguridad que difundieron días previos. La represión era una certeza latente y cada quien coordinó su grupo interno de “protección”; compañeras haciéndose vigilancia para no perder el rastro de la otra.
En el caso de Valparaíso, la ciudad más golpeada por la represión y el desmantelamiento sufrido por los saqueos, todas sabíamos que en algún momento iba a ocurrir. A las 11.30 hs. las miles de mujeres que bajaron desde los cerros y se congregaron en Plaza Sotomayor, partían hacia Viña del Mar. Cuadra por cuadra chequeábamos la presencia fantasmal de las fuerzas seguridad. La intuición decía que en algún momento iban a aparecer, y estaba acertada.
Se escucharon gritos y la multitud se agolpó. Del paso lento se pasó a la carrera por las calles transversales a la Avenida Pedro Montt. Una lacrimógena cayó entre las manifestantes, como una bomba en plena guerra. ¿Así fue anunciada?
El miedo disipó a muchas, que se replegaron o directamente se fueron a sus casas. El camino estaba vallado, custodiado por una veintena de carabineros con sólidas vestimentas, “guanacos”, “zorrillos” y retenes móviles. Intimidantes.
Sin embargo (y acá me invade la emoción), las mujeres de la primera línea de la marcha, las más jóvenes, las de la generación que intervino el metro en Santiago la semana pasada y supo tomarse las universidades para reclamar protocolos de protección frente casos de abuso y violación en estos espacios, se aferraron a la reja y desafiaron con cánticos a una fuerza desmedida, acorazada, que amenazaba con atacar a través de los parlantes.
“Depongan su actitud”, advertían. Y el reto era combustible para el grito de las miles y miles que pisaban fuerte la arteria principal de Valparaíso, cuyo nombre ya ha sido reclamado para dejar atrás su pasado militar y reconocer el legado y la lucha que dio por los derechos humanos Violeta Parra. Tal vez en su honor, una decena de mujeres saltó la valla y, en una especie de danza aborigen, una de ellas chicoteó repetidas veces su polera contra el asfalto, marcando una cruz sobre el suelo, el límite, la afrenta, el ritual para espantar a los malos espíritus.
El “guanaco” no se hizo esperar, vomitó los litros de químico que lleva en sus reservas y, minutos más tarde, Carabineros, arrasó con gas pimienta en la cara, detenciones, golpes, mujeres arrastradas, violencia sin freno. Le ocurrió a una defensora de Derechos Humanos que supervisaba la marcha a quien, a pesar de llevar puesto casco, máscara antigases y antiparras antibalines, quedó despojada de todo, destilando químicos y ciega (en un tiempo eterno) por el gas pimienta que recibió en los ojos. Sin freno, repito.
Nada detuvo la marcha. De alguna manera continuó y las mujeres de Valparaíso se abrazaron con las que partieron por la tarde hacia la ciudad puerto desde Viña del Mar, donde nuevamente hubo represión. Incluso una de las voceras de la Coordinadora 8 de marzo de Viña del Mar, fue tirada al piso por un chorro brutal y luego golpeada en el estómago y en la espalda. Aquí su testimonio.
El 8 de marzo fue conmemorado en el mundo entero, sin embargo, el caso de Chile era comentado entre los movimientos de mujeres. Se esperaba que fuera la marcha más grande de la historia del país, en un contexto de represión sostenida. Y lo fue.
Lorena Villafañe
@lorenavillafane
@lorenavillafane
Periodista especializada en género
La Ciudad de las Diosas