Abrimos hilo: #25N #NiUnaMenos “En torno a la eliminación de la violencia hacia las mujeres" @SusanaRiquelmeP @seabrehilo
*Texto elaborado a partir de la entrevista efectuada el lunes 23 de noviembre de 2020, para el programa radial “Se abre hilo” de la Radio Educación de México.
Abordar la violencia contra las mujeres implica situarnos en la definición de patriarcado ¿qué es? Alude a la dominación masculina como fenómeno universal y natural, se plantea desde la asimetría sexual y, por lo tanto, la distribución de las tareas dando un orden natural a ello. Esto da cuenta de que hay espacios para mujeres: lo doméstico, y de los hombres: la vida pública y la toma de decisiones. La asignación divina de la mujer, su determinación y división sexual, la presentan desde su rol reproductivo. Todo lo que ello a la fecha implica en relación a las mujeres, es determinante en muchos factores que dicen relación con la violencia de género, por ejemplo, con lo que ocurre con mujeres no desean ser madres, se pone en cuestión la “carencia” de aquellos instintos que le dan valor desde su sutileza, vulnerabilidad, dotación biológica prácticamente confinada a la crianza, a diferencia de los hombres, que, dadas sus características físicas, más fuertes, de dominación, y su posibilidad de situarse en lo público, lo ratifiquen como un ser superior. Todo ello ha sido una construcción sociocultural patriarcal que plantea la supremacía y hegemonía masculina, a lo cual hay que sumar el carácter colonial, desde el hombre blanco.
Entonces, a partir de esta breve contextualización, es cuando nos preguntamos por los datos que den cuenta de un mapa de la violencia en América Latina, aspecto complejo, que nos interpela a hacer un ejercicio sobre cuál tipo de violencia vamos a medir. Por lo menos hay 10 tipos de violencias que experimentan las mujeres: psicológica, física, patrimonial, económica, sexual, política, simbólica, en redes sociales, obstétrica, y la más trágica, el femicidio.
Es importante destacar que todo ello, además, va en escalada, es decir, nada es de un momento a otro, por lo tanto, no todo se mide, y cuando se mide, no necesariamente es en el momento exacto en que ocurre una situación de violencia. Hay situaciones violencia que son reconocidas después de muchos años. Por lo tanto, el mapa que podemos hacernos es sobre datos disponibles, indica que hubo un proceso experimentado por parte de esas mujeres, que las llevó a denunciar y asumir ser víctima de algún tipo de violencia.
Ahora bien, en lo que respecta al femicidio, ya estamos frente a la cúspide, frente a la situación más terrible de violencia contra las mujeres, lo que más nos duele, y, en definitiva, el punto en el cual nos damos cuenta de que todo falló. Falló en contra de las mujeres y a favor un pacto patriarcal que ha subordinado a las mujeres, a tal punto de matarlas.
Por lo tanto, estamos ante un escenario tremendamente complejo. Los datos reflejan una situación más grave en algunos países que en otros, sin embargo, no se debe desestimar la importancia de la vida de cada mujer, y es necesario que los países tomen serias medidas ante toda conducta violenta y sobre todo femicida. También es importante destacar que no todos los países miden de la misma forma, ONU Mujeres ha planteado esto como de las principales dificultades para dimensionar este problema.
De acuerdo con los datos de ONU Mujeres, al año 2018 un total de 3.529 mujeres fueron asesinadas en América Latina.
Dentro de las tasas más altas de femicidio se encuentra (al 2016)
- El Salvador, 7 femicidios semanales
- Honduras, casi 10 femicidios
- Argentina, 5,2 femicidios a la semana
- Guatemala 4,3
- Colombia, 15 femicidios a la semana
- Bolivia está dentro de los países de Sudamérica con mayor tasa de femicidios, 2,3 por cada 100.000 mujeres en 2018.
En pandemia estas cifras son más alarmantes:
- Brasil aumenta en un 22% las denuncias y llamadas por violencia de género.
- México aumenta casi en un 10% en relación con el primer semestre 2019, a junio de 2020 van 1932 mujeres y niñas asesinadas. En el año 2016, 49 mujeres fueron asesinadas a la semana.
- El Salvador en los primeros cuatro meses del año aumenta en un 50% las tasas de femicidio.
- En Chile llevamos 48 femicidios, 3 suicidios femicidas y 2 femicidios trans.
No se debe olvidar en materia de violencia contra las mujeres, la situación que ocurre con mujeres indígenas, rurales, recluidas, en situación de discapacidad, tercera edad, migrantes forzadas, etc. Asimismo, qué ocurre con los datos por abortos clandestinos, violaciones, suicidios femicidas, etc.
La situación de la violencia contra las mujeres debe ser entendida como un fenómeno perverso en políticas públicas, que requiere un abordaje certero, oportuno, y que considere desde una perspectiva multicausal, interseccional e intersectorial la problemática.
Durante cientos de años, se ha estado ante la total impunidad de miles de perpetradores, detrás de cada cifra, hay un hombre que perpetúa esa violencia y un sistema que lo abala, a ello, lo llamamos pacto de protección patriarcal. Esta impunidad se da en diferentes ámbitos, donde principalmente se encuentra de manera desafortunada el hogar de las mujeres, las niñas y adolescentes. En tal sentido, la institucionalidad pública debe es garantizar el derecho de las mujeres a un aspecto tan básico y relevante como es la vida.
La pandemia nos ha mostrado que nunca se ha logrado controlar el problema de la violencia de género, y las cifras de CEPAL, ONU MUJERES, etc., no hacen más que evidenciar la problemática. Al respecto, es importante comentar que hoy en Chile, la Red contra la violencia hacia las mujeres, dará a conocer un estudio acerca de la experiencia de las mujeres ante las denuncias en Carabineros, las cuales indican ser víctimas de burlas, revictimización, incomprensión, justificación de la violencia, minimización, negación y naturalización de sus denuncias. La denuncia como antes fue planteada es un hito complejo en el reconocimiento y enfrentamiento de la situación de violencia, y este tipo de estudios, evidencia lo complejo, lo desmotivante y lo desprotegidas que estamos las mujeres.
Sin lugar a duda, el movimiento de mujeres y feminista históricamente ha tenido una incidencia en los asuntos políticos del país. Incluso durante la Dictadura Militar, como bien es reconocida la frase “Democracia en el país, en la casa y en la Cama” de Julieta Kirkwood y Margarita Pisano, se ejercicio una lucha por la vida, los derechos humanos y la igualdad de derechos. Sin embargo, al llegar la Democracia, el pacto político compuesto por los partidos llamados de la reconstrucción de la institucionalidad, tuvieron una especie de amnesia y reconocimiento por la inclusión en igualdad de las mujeres, y donde se continuó con el marco de la Constitución de los 80’s, que además de forjar el modelo neoliberal, por no haber realizado una conciliación con los tratados internacionales y regionales de derechos humanos, afianzó las libertades y también, contuvo la continuidad de la legitimización de un modelo androcéntrico del marco jurídico legal, en base a un sujeto de hombre universal de derecho. Es decir, en un pacto sexual previo al contrato social de Rousseau (1762), como lo llamó Pateman (1995), y que ha sentado las bases legales de los Estados modernos, y que se traduce en leyes desiguales y en realidades que limitan el ejercicio de las mujeres como ciudadanas, y no como objetos del derecho.
Lo que fue uno de los detonantes para el estallido social del 18 de octubre, después de 30 años de la vuelta a la Democracia y que a través del pacto del 15 de noviembre “tratados de paz”, se consiguió que se realizara el pasado Plebiscito del 25 de octubre y los resultados por abrumadora mayoría —78% frente al 21%, consiguiendo no sólo derrocar la Constitución de los 80’s, sino que el órgano que se encargará de su construcción, será a través de una Convención Constituyente y de carácter paritario, es decir 50 y 50.
Y que es, un gran logro, en un país que recién tuvo una Ley de Cuotas en el año 2015, y su aplicación práctica sólo se reflejó, en las pasadas elecciones parlamentarias del 2018, y que significó, que las nominaciones de mujeres aumentaron significativamente su participación, tanto para la Cámara de Diputados (porcentajes de 17% en 2009, 19,4% en 2013 y 41,4% en 2017), como para el Senado (13,8% en 2009, 17,9% en 2013 y 40,9% en 2017), permitiendo un aumento inédito en la proporción de mujeres electas al poder legislativo, que pasó de 6 a 10 senadoras y de 19 a 35 diputadas.
Por otra parte, es fundamental que en la construcción del contenido de la nueva Constitución sea en base al principio de igualdad y no discriminación, y se sienten derechos humanos específicos, sobre las autonomías de las mujeres en la toma de decisiones, económica y física, como su interrelación (Consenso de Montevideo; 2013), para alcanzar una igualdad sustancial en el nuevo pacto social
Es interesante recoger, rescatar y acercar a través del arte social y político las diferentes representaciones de las convocatorias y las movilizaciones, que se produjeron desde el Mayo feminista, donde 20 Universidades fueron ocupadas y la marcha en Santiago alcanzó a 200 mil personas. La que trajo consigo, la figura del acoso no figuraba en los reglamentos universitarios y trajo como consecuencia la instalación de unidades dentro de las instituciones universitarias, protocolos para la prevención, tratamiento y sanción de casos de violencia sexual, y diseñar directrices con perspectiva de género y diversidad, como también de un proyecto de ley que aún se encuentra en el Congreso, a través del Proyecto de Ley, Boletín:11750-04 “Sobre acoso sexual en el ámbito académico”.
Como también, hace un recorrido simbólico del estallido social, sobre una configuración de los derechos humanos de las mujeres y las deudas pendientes de la democracia en las distintas colectivas feministas, y que muy bien traducen las Tesis en su performance sobre “un violador en tú camino”, para ponernos en un lugar en común y cruzando fronteras internacionales, en torno a las constantes formas de violencias, las desigualdades y la culpa como herramienta de control. Ello porque el patriarcado es un fenómeno mundial, que trasciende los países considerados en desarrollo. La violencia se da a todo nivel y en todo el mundo, es por lo que el fenómeno del colectivo Las Tesis logra llegar a tantos países y es reconocida como figura mundial. Esto da cuenta que la violencia de género no es patrimonio propio de los países en vías de desarrollo, observándose así cuando nos damos cuenta de que esta performance replica en Argentina, México, Estados Unidos, España, Francia, Grecia, Turquía, y en distintas ciudades de Chile.
Lo que, se enlaza directamente con el estallido social y la posterior marcha histórica del 8 de marzo de este 2020, donde hubieron más de 2 millones de personas sólo en Santiago en un país en que alcanza a los 18 millones de habitantes.
Por último, cabe visibilizar, que esto ha sido parte de un proceso, donde el movimiento de mujeres y feminista del país, desde los años 90’s ha tenido un rol protagonista en cuanto a la incidencia de la política pública, como la Red Chilena contra la Violencia hacia la Mujer que por medio de la Campaña El Machismo Mata y sus continuas acciones, logró introducir el concepto de femicidio al realizar los primeros conteos de las mujeres muertas víctimas de la violencia machista, y que se concretó en la Ley nº 20.480 de 18 de diciembre de 2010, que “Modifica el Código Penal y la Ley nº 20.066 sobre Violencia Intrafamiliar, estableciendo el “Femicidio”, aumentando las penas aplicables a este delito y reforma las normas sobre parricidio”. Asimismo, el movimiento por el Derecho a Decidir (2008) y las movilizaciones del Píldorazo, Y que junto, al Ni una menos (2015) han logrado instalar la conciencia de la problemática de la violencia contra las mujeres, como un problema estructural del sistema político, económico y social, donde la única forma de cambiarlo es a través del cambio cultural, en que si bien se han logrado cambios legislativos e incidencia el accionar público, pero siempre hay que estar Alertas, ya que al patriarcado no le interesan los derechos de las mujeres, ni tampoco perder privilegios.
- Para escuchar el Audio del programa: No más violencia hacia las mujeres: https://e-radio.edu.mx/Se-abre-hilo/No-mas-violencia-hacia-las-mujeres
Por Daniela Andrade Zubia, Doctorante en Estudios de Género de la Universidad Nacional de Córdoba; y Susana Riquelme Parra, Doctorante en Política y Gestión de la Educación Superior. Ambas integrantes de la @reddepolitologas #NoSinMujeres