enero 15, 2021

España. La normativa que equipara los permisos de paternidad y maternidad cede a las presiones de las empresas .

Desde el movimiento feminista, con distintos enfoques y posturas, se levantan voces críticas frente a la ley que el Gobierno aprobó el 1 de enero y cuya redacción es “farragosa”

El 1 de enero de 2021 se completó la equiparación de los permisos de nacimiento, acogida y adopción para madres y padres, al entrar en vigor la ampliación del de paternidad a 16 semanas. Así, en principio, los permisos serán de igual duración para ambos –o ambas- progenitores, intransferibles y pagados al 100 por cien. Se trata de una reivindicación que la Plataforma por los Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento y Adopción –PPiiNA- ha defendido desde 2005. Además, la norma ha sido celebrada por el Ministerio de Igualdad, que rápidamente la ha catalogado de “hito feminista”. Pero no todo son alabanzas. Desde el movimiento feminista, con distintos enfoques y posturas, se levantan voces críticas frente a una normativa que cede a las presiones del tejido empresarial.


“Es una medida feminista porque avanza en la igualdad de derechos entre mujeres y hombres y ello apunta a acabar con la división sexual del trabajo”, asegura María Pazos, portavoz de la PPiiNA. Pero, seguidamente, critica que se haya elaborado una legislación “innecesariamente farragosa” que impide cumplir la propuesta por la que la plataforma ha peleado: permiso de dos semanas para ambos progenitores de manera conjunta y otras 14 semanas para disfrutar durante el primer año desde el nacimiento, según quiera organizarse la pareja; siempre permisos intransferibles y cobrados al 100 por cien.

Efectivamente, según explica, con las trampas del decreto que regula la ampliación, los padres no podrán utilizar su permiso para turnarse con las madres y quedarse al cargo de su bebé porque las seis primeras semanas tendrán que tomárselas forzosamente a partir del nacimiento, o sea simultáneamente con la madre, y las otras 10 semanas tendrán que tomárselas “cuando y como la empresa se lo permita”.

“Las empresas prefieren que los hombres estén de permiso a la vez que las madres o cuando tengan menos carga de trabajo, pues así seguirán disponiendo de ellos, aunque sea de manera parcial o informal”, explica Pazos, quien lamenta que el Gobierno haya cedido a la “presión empresarial”.

“Hemos ido advirtiendo de las trampas que las distintas normativas aprobadas en otros países podían suponer y hemos logrado parar algunos intentos de legislación que no apostaban por la igualdad, pero estas trampas se nos han presentado por parte del Gobierno como letra pequeña y detalles sin importancia, cuando no es así”. Incluso, el pasado 14 de diciembre la PPiiNA registró una petición firmada por 86 organizaciones de todo tipo, instando al gobierno a que corrigiese las trampas citadas antes del 1 de enero de 2021. Entre las organizaciones se encontraban las principales asociaciones feministas a nivel estatal, otras de diferentes ámbitos, sindicatos, asociaciones de trabajadoras, organizaciones políticas y ciudadanas, grupos de investigación de diversas universidades y los principales grupos de hombres igualitarios. No fueron escuchadas.


“Igual que las empresas son capaces de organizarse para poder prescindir de las mujeres cuando estas toman su permiso de maternidad, tendrán que aprender a prescindir de los hombres. Sabemos que les cuesta, no es igual prescindir de una cajera que de un encargado de tienda, pero eso forma parte de las desigualdades que queremos corregir. Es necesario para que haya igualdad en el empleo y también igualdad en los cuidados”, explica María Pazos.

Aunque con un enfoque diferente, otra organización que denuncia que sean las empresas quienes dicten las pautas que han de regir los cuidados de los y las pequeñas es la Asociación PETRA Maternidades Feministas. “Creemos que es un error ignorar la función primordial de los permisos parentales -dar protección en el momento de vulnerabilidad que supone el nacimiento de una criatura- y convertirlos en una herramienta de ingeniería social para transformar las prácticas androcéntricas en el mercado laboral. Hacer política feminista debería consistir en encontrar las fórmulas para que el mundo laboral se vea obligado a dar encaje a la crianza humana, no en forzar la maternidad para que se adapte a las exigencias del mercado”.

Esta asociación ha generado una petición en la que muestra su rechazo frontal a la legislación recientemente aprobada y muy específicamente al criterio de permisos intransferibles defendido históricamente por la PPiiNA.


Distintos modelos

La aprobación de la normativa el pasado 1 de enero generó un interesante debate dentro del feminismo que en algunos casos afloró a las redes sociales. Discusiones que pusieron de manifiesto cuestiones que no son fáciles de responder: ni las mujeres ni las madres son una unidad, ni un conjunto homogéneo ni vidas estáticas, hay distintos modelos de maternidad y crianza, hay diferentes concepciones y sobre todo experiencias de lo que significa cuidar, trabajar e incluso amamantar. Y de todo ello brotan procedimientos y hojas de ruta disparejas.

Parece que el tiempo y los recursos que una sociedad dedica al cuidado de las criaturas cobra cada vez más importancia y que la respuesta que hasta ahora ha venido propiciándose es insuficiente. Por tanto, y en eso coinciden las organizaciones, es imprescindible un debate social en profundidad.

Son frecuentes las voces que reclaman que los permisos de maternidad y paternidad deberían ampliarse. Ese criterio toma en cuenta los 6 meses de lactancia exclusiva que la Asociación Española de Pediatría y la OMS recomiendan, y que muchas mujeres –no todas- desean practicar. Pero para la Plataforma que ha impulsado la ley de permisos iguales e intransferibles, la ampliación exige, además de ese debate social previo, especialmente, un compromiso con que los permisos de ambos progenitores avancen en paralelo, de forma simultánea.

María Pazos explica que “en países donde el permiso de maternidad es extenso, de un año, por ejemplo, como sucede en los países nórdicos, la situación es difícil de revertir, no va a ser fácil que los hombres alcancen ese permiso”. En ese sentido, que España los haya equiparado a las 16 semanas abre la puerta a una ampliación simultánea, en un momento posterior.

Es cierto que España, con la implementación de unos Permisos Iguales e Intransferibles como los contemplados en la Ley que ha inaugurado el 2021, se ha convertido en el país con los permisos paternos intransferibles y remunerados al 100 por cien más largos de Europa: 4 meses frente a los 3 de Suecia e Islandia, y los 2 de Noruega, Finlandia y Alemania. Las madres españolas siguen siendo, junto con las maltesas, las madres europeas con menos tiempo disponible de permiso remunerado.
“La transferibilidad es una trampa para que nada cambie”

¿Por qué para la PPiiNA es tan importante que estos permisos sean intransferibles? “Porque la transferibilidad es una trampa para que nada cambie. Una trampa para que sean las mujeres quienes sigan pidiendo los permisos y encima, convertirlas en responsables porque lo hacen por propia voluntad. Estos permisos son un derecho social y no hay otro derecho social que sea transferible de una persona a otra. ¿Por qué este sí?”, argumenta Pazos. “Quienes afirman que con esta ley los hombres han conseguido mejoras en sus derechos gracias a las feministas y sin que hayan peleado por ello, les digo que llevan toda la razón: no lo han pedido –en la mayoría de los casos- porque es una medida feminista y va a tocar sus privilegios”.

Hasta el momento, las mujeres son las que recurren a las excedencias - en 2019 las madres solicitaron 42.857 y ellos solo 5.320- y a las reducciones de jornada para cuidar.

Desde PETRA abogan por “una sociedad más cuidadora en general, más sensible a las necesidades de las personas dependientes y en la que los cuidados sean puestos en valor y remunerados, pero nunca el cuidado de criaturas recién nacidas puede ser impuesto bajo el paradigma de la obligatoriedad”. No creen que “pagar a los hombres para que cuiden” sea la solución. Y apuestan porque los permisos sean transferibles y las familias se organicen como consideren.

Otra de las críticas que recibe la ley es que no incluye las reivindicaciones de las familias monomarentales y monoparentales. Las criaturas que tengan solo un padre o solo una madre no gozarán de las 32 semanas de cuidados de las que sí disfrutarán los y las bebés de familias biparentales.

“Son familias que tienen una situación y unas necesidades especiales y por tanto, requieren unas políticas públicas específicas”, afirma María Pazos, “pero en el contexto de esta ley, otorgar un doble permiso a una madre que está criando sola, por ejemplo, es exponerla, es poner en peligro su puesto de trabajo y no parece que sea la mejor respuesta”, matiza. Existen otras medidas más adecuadas: que puedan elegir con preferencia las escuelas infantiles, que cuenten con ayuda a domicilio de empleadas públicas, por ejemplo.

Evidentemente, los permisos iguales e intransferibles suponen un avance muy importante. Para seguir caminando hacia la corresponsabilidad es necesario contemplar medidas en distintos ámbitos -y no solo vinculadas al empleo- desde una mirada transformadora e inclusiva.

Fuente: AmecoPress
Pies de foto: 1) Imagen institucional; 2) Presentación de la petición en el Ministerio de Igualdad por parte de la PPiiNA; 3) Imagen de la campaña Tiempo para mama(r) de PETRA.

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