enero 06, 2021

Rosa Cobo: “Entiendo la pornografía como un lenguaje de poder masculino sobre las mujeres”


En su último libro Pornografía, el placer del poder, la feminista Rosa Cobo retoma el análisis de la industria pornográfica con la atención puesta en el marco neoliberal en el que se sitúa, y los modelos de masculinidad y feminidad que en ella se promueven.

Rosa Cobo. Fotografía: Emilia de Frutos.

A finales del año 2020, un año difícil de olvidar, la feminista Rosa Cobo Bedía (Cantabria, 1956) publicaba un libro sobre pornografía, una de las temáticas que han generado históricamente debate dentro del movimiento feminista y sobre la que esta socióloga tiene posiciones muy claras. Profesora titular de Sociología del Género y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas en la Universidad de A Coruña, Cobo lleva más de tres décadas escribiendo sobre el patriarcado, y en Pornografía, el placer del poder (Ediciones B, 2020) rastrea de qué formas esta industria afianza y profundiza el sistema patriarcal de la mano del neoliberalismo. Y cuando habla de la pornografía se refiere a la pornografía mainstream, enfatizará más tarde en la conversación. 

Cobo atiende por teléfono desde su casa, afable y en mitad de alguna gestión doméstica, en un año que se ha prodigado en estas estampas hogareñas, pero que no ha sido muy propicio para ir por ahí a presentar libros. A pesar de que ella misma ha padecido las limitaciones a la hora de poder hablarle a la gente presencialmente de las tesis que defiende en su última obra, a Cobo le sorprende que el libro se esté moviendo bastante bien. “Yo no me lo explico”, comenta con humor antes de bajarle el volumen al telediario de fondo e iniciar la entrevista.

¿Qué podemos aprender del patriarcado a través del análisis de la pornografía?

La pornografía tiene dos partes, para que nos podamos entender, por una parte parecería que es una especie de entretenimiento, un divertimento que tiene como objetivo, en el mejor de los casos, contribuir a reactivar o activar un poco la sexualidad. Eso es lo que está tan arraigado en el imaginario colectivo, una idea ampliamente difundida desde diversas instancias de poder.

Pero desde el análisis feminista, esta idea no responde a la realidad, porque la pornografia tiene una agenda oculta, está llena de subtextos y esos subtextos de lo que hablan es de que hay una propuesta de redefinición de lo femenino, y una propuesta de redefinición de lo masculino. Y desde ese punto de vista, la pornografía representaría una dimensión muy reactiva y muy radical de los sectores más duros del sistema patriarcal.

Pero la pornografía de ahora no sería la misma que la pornografía de hace décadas. ¿Cómo ha sido la evolución?

Yo lo que he hecho es un análisis de la pornografía mainstream, es muy importante señalar esto. Los libros —he tenido que leer muchos libros y ver muchos videos pornográficos— decían que la edad de oro de la pornografía fueron los años 60, sobre todo en Estados Unidos con aquellos famosos clubs playboy y aquellas revistas que se editaban. Si aquello era la edad de oro de la pornografía, nos podemos imaginar qué es lo que es esto. Ahora cualquiera con un solo clic y de manera gratuita puede tener acceso a las mayores barbaries en términos de exaltación de la violencia contra las mujeres, lo que ha ocurrido en estos últimos 60 años es que se han endurecido mucho los contenidos. Mucho. Han surgido imaginarios que son nuevos y que prácticamente no existían hace décadas, también el consumo se ha ampliado a unos niveles inimaginables.

¿Y qué ha tenido que ver el neoliberalismo en todo esto?, ¿de qué manera ha irrumpido en la pornografía? 
El neoliberalismo lo que ha hecho ha sido crear un mercado global, esto que ha hecho con la pornografía lo ha hecho con todo. Justamente el neoliberalismo construye un mercado que sea global en el que las mercancías y el dinero no tengan ningún tipo de filtro, de obstáculo para poder circular. Ese elemento que define el capitalismo neoliberal podría ser analizado usando como objeto de estudio a la pornografía, pues la pornografía podría mostrar muy bien cómo funciona este capitalismo neoliberal.

El neoliberalismo construye un mercado global en el que las mercancías y el dinero no tengan ningún tipo de filtro, de obstáculo para poder circular. Ese elemento que define el capitalismo neoliberal podría ser analizado usando como objeto de estudio a la pornografía

Este sistema ha hecho de la pornografía un fenómeno social global, la ha globalizado en todos los sentidos, y sobretodo este proceso se ha acelerado con mucha velocidad a partir del año 2008, con los teléfonos inteligentes. A partir de ese momento no hay en realidad ningún obstáculo para poder consumir pornografía, los niños y las niñas no tiene ningún obstáculo, tampoco en aquellos países con altas tasas de pobreza, porque en estos países también hay muchos móviles, también hay computadoras, y también hay muchas tiendecitas donde los chavales y en menor medida las chavalas, los adolescentes y preadolescentes, pueden consumir pornografía.

Perteneces a una tradición de análisis feminista que relaciona pornografía y prostitución, ¿dónde se tocan ambos ámbitos?
Lo primero que habría que decir es que la pornografía y la prostitución forman parte de la misma industria, yo siempre suelo decir que son dos caras de la misma moneda. El mundo de la explotación sexual está compuesto por muchos actores económicos, de todos ellos los fundamentales, los que generan más beneficios, los que están más articulados, son la pornografía y la prostitución, después hay hoteles, restaurantes, clubs, pisos, chalets, agencias de turismo, hay muchos actores económicos, pero digamos que el corazón de la industria son la prostitución y la pornografia, ese es el primer vínculo, es decir, forman parte de un mismo universo económico.

La segunda cuestión son las mujeres que están en prostitución y las mujeres que están en pornografía, que en su amplísima mayoría son las mismas. Van transitando de unos espacios a otros en función de cuál es la demanda del mercado prostitucional y del mercado pornográfico, son las mismas y creo que se puede sostener atendiendo a la realidad de que la pornografía es, fundamentalmente, prostitución filmada.


Hay otro vínculo y es que la pornografía yo la defino como la pedagogía de la prostitución, ¿por qué? Por muchas razones, pero la primera es porque en todos los clubes hay pantallas de pornografía en los lugares donde se desarrolla la prostitución. Los vídeos pornográficos que se consumen en los burdeles, macroburdeles o pubs son un mensaje que es doble, que va para las mujeres en prostitución y también para los puteros. Para las mujeres que están en prostitución lo que les dicen estos videos pornográficos es que los niveles de violencia que tienen que soportar son muy altos como ellas mismas pueden ver. Y lo que le dicen a ellos es que pueden llegar muy lejos en sus prácticas violentas, porque ese es uno de los principales problemas en la prostitución y en la pornografía, el de la violencia.

Otro vínculo que formaría parte de la economía: lo que hace posible que la pornografía mainstream, en gran parte, sea gratuita, es que a través de los videos de las plataformas de pornografía se accede a la prostitución, es decir, cuando tú pones un video inmediatamente te ofrece mandarte chicas a casa. Por tanto los contactos pagados en los videos pornograficos, además de la publicidad, son una fuente fundamental para que la pornografia pueda estar en abierto, pueda ser gratuita, pueda consumirse de esa forma tan global y tan extensamente.

Los vínculos son muchos, para resumir los hay en dos sentidos, ambos pertenecen al universo económico de la explotación sexual, pero también hay un universo simbólico que es compartido, que es el de las mujeres en primer lugar como objetos y en segundo lugar como mercancías.

Leyendo tu libro me acordaba de Rita Segato cuando habla de la pedagogía de la crueldad y de la función expresiva en la violencia sexual: hombres usando el cuerpo de las mujeres para pasar un mensaje a otros hombres. ¿Habría rastos de esto en la pornografía? 

Una de las cosas que descubrí muy al final, que estaba ahí pero que yo no había podido verla, es que la pornografía está permanentemente emitiendo mensajes a los varones. Es una apelación a los varones para que no se desidentifiquen de los mandatos patriarcales. Desde ese punto de vista claro que sí, claro que tiene funciones instrumentales que se doblan de expresivas.

Hay grupos pequeños de varones que han renunciado —no sé si es una buena manera de decirlo— que han hecho dejación de algunos de sus privilegios. Estos hombres igualitarios que podemos tener más o menos cerca. Yo creo que la pornografía tiene un modelo de hipermasculinidad, de masculinidad bárbara, hegemónica, que al mismo tiempo es una llamada a los varones para que no se vayan de ese mundo de violencia.

Entonces, ¿por un lado estaría este apelar a los varones para que no abandonen la masculinidad hegemónica y al mismo tiempo estaríamos ante la construcción de un nuevo yo masculino, como argumentas en tu libro?

La interpretación que he hecho en el libro es que la pornografía pone en pie un nuevo orden de heterodesignaciones sobre las mujeres, pero también sobre los hombres, es decir, tiene una propuesta sobre cómo ha de resignificarse la feminidad y la masculinidad. La propuesta que tiene de resignificación de la masculinidad es —creo que lo podríamos resumir de esta manera— una afirmación radical de la soberanía del deseo masculino. Ahí hay una conexión clarísima entre capitalismo y deseo masculino.
En la pornografía hay una propuesta de hipersexualización de lo femenino, y también de aniquilación simbólica de lo femenino. Si no, no se podrían entender los niveles tan brutales de violencia en los vídeos

El capitalismo es una realidad práctica pero también es un mundo de definiciones, es un mundo simbólico. Todo el edificio del capitalismo neoliberal está sustentado sobre la idea de que es legítimo tener deseos y también es legítimo satisfacerlos si se tienen el dinero o los recursos necesarios para poder hacerlo. Yo creo que ese modelo, de individualismo posesivo que decía un teórico político, MacPherson, lo podemos encontrar y con muchísima claridad en la pornografía. Porque en ella de lo que se habla sobretodo es del deseo masculino: de lo que desean, de lo que quieren, de lo que pueden y las mujeres son un medio que está ahí puesto para que sus deseos se lleven a cabo.

Además, la pornografía tiene una propuesta de resignificación de lo femenino, hay una propuesta de hipersexualización de lo femenino, y también de aniquilación simbólica de lo femenino. Eso me parece importante, si no, no se podrían entender los niveles tan brutales de violencia en los videos pornograficos, y tampoco se podría entender el resurgimiento de imaginarios como el del incesto, o los ahogamientos.

Hablabas del fácil acceso a plataformas. ¿Qué opinas de espacios que comportan cierta “uberización” del porno como OnlyFans, donde se esgrime el discurso del emprendedor? 
No he estudiado a fondo lo de OnlyFans, estoy ahora mismo con ello, aproximándome. Ya había bastante porno amateur, en cuanto empiezo a ver porno empiezo a distinguir. El asunto fundamental es que eso solo se puede ver en el marco de grandes plataformas, son las plataformas las que tienen el poder para mercantilizar lo que podríamos denominar, o tratan de denominar, pequeños emprendedores.

La pornografía está buscando nuevos mercados, y la prostitución también, y en esto no son nada novedosos. También las empresas de telecomunicaciones están buscando nuevos mercados. Creo que aquí estamos hablando de nuevas fórmulas para ensanchar el mercado, nuevas fórmulas para satisfacer deseos masculinos, no en exclusiva, pero sí casi siempre. De lo que estamos hablando es de formas encubiertas de pornografia y de prostitución. Bueno, a veces no son encubiertas.

Todas estás fórmulas tienen dos partes: la primera son propuestas muy radicales de objetualización de lo femenino, a veces de lo masculino, pero fundamentalmente de lo femenino, y en segundo lugar su mercantilización. Sin el capitalismo, la pornografía y la prostitución no tendrían ningún impacto económico para los países, prácticamente, sin el capitalismo neoliberal no hubiesen hecho su aparición con esta lógica de mercantilizar todo. Lo cojonudo del asunto es que estas nuevas fórmulas pornográficas y de prostitución encubiertas están revestidas con la ideología de la libertad, del uso del cuerpo propio. Nada nuevo bajo el sol, el liberalismo ya concebía a los individuos como propietarios de sus propios cuerpos.

Hay cantantes, traperas, que asumen la estética del porno de una manera consciente y explícita, con canciones que reivindican autonomía sobre su propio cuerpo, y su deseo. Hay feministas que defienden que esta es una forma de empoderamiento, ¿qué piensas al respecto?

En fin, qué voy a pensar. El capitalismo está viviendo un momento histórico que es excepcional en términos de autolegitimación, y es excepcional en la medida que es capaz de poner en pie una construcción ideológica en la que venden opresión por libertad, eso es lo que pienso. Hace medio siglo jamás se nos hubiese pasado por la cabeza la idea de que dependiera de la definición de un obrero si el capitalismo era una fuente de explotación económica o no lo era, lo era en sí mismo porque es una institución que produce explotación, es una fuente inagotable de explotación.

Lo que es completamente inédito, nuevo, es que hoy la explotación deja de serlo si el sujeto afirma que es una forma de libertad, esto es el gran triunfo del capitalismo neoliberal, vender como libertad lo que es explotación económica y explotación sexual. Porque de la pornografía y la prostitución se extrae plusvalía económica y se extrae plusvalía sexual. Creo que el mayor triunfo del capitalismo en términos generales es ese, es dinamitar cualquier teoría que trate de conceptualizar la explotación, dinamitarla con la idea de que los individuos lo hacen de una forma libre. Joder, es que esto no había ocurrido nunca, es que es inédito.

Una impugnación que se hace a la crítica de la pornografía o la prostitución es que parte de postulados puritanos o moralistas.

Estoy estudiando la prostitución y la pornografía —que lo pienso dejar bien pronto porque es muy duro— desde el 2013 o 14, de una manera sistemática. Y creo que el argumento del puritanismo es un argumento que cada vez se está debilitando más dentro del universo ideológico de legitimación de la prostitución y de la pornografía.

¿Encarna la pornografía la sexualidad? Mi respuesta es no, nada tiene que ver la pornografía con la sexualidad, por lo menos nada tiene que ver con la sexualidad de las mujeres 

Aquí hay una pregunta, ¿encarna la pornografía la sexualidad? Mi respuesta es no, nada tiene que ver la pornografía con la sexualidad, por lo menos nada tiene que ver con la sexualidad de las mujeres, no discuto que tenga que ver con la sexualidad de los hombres. La pornografía utiliza dos lenguajes, el lenguaje del placer y el lenguaje del poder y yo desde ese punto de vista entiendo la pornografía como un lenguaje de poder masculino sobre las mujeres.

Apuntabas a que los niños y niñas tienen acceso a la pornografía con solo un clic. Sin embargo, seguimos sin tener un marco de educación sexual en las escuelas, ¿cómo es posible que a estas alturas eso no parezca estar sobre la mesa?

Creo que esto tiene que ver con muchas cosas, pero una cosa con la que tiene indudablemente que ver es con la derecha que tenemos en el Estado español. Es una derecha que no ha roto sus vínculos con el franquismo, una derecha que tiene raíces en el nacional catolicismo, raíces que son muy profundas.

La derecha tiene varios elementos que la definen, varios elementos de orden moral — las feminista los veríamos como de orden político— uno de ellos es la familia patriarcal y otro de ellos es la sexualidad, que excluye cualquier tipo de formas de vivir la sexualidad que sean alternativas al modelo heterosexual y patriarcal. Es esa derecha la que hace inviable que haya una formación de educación afectivo sexual en las escuelas y los institutos, creo que esta es una razón fundamental, no digo que no haya otras.

Es muy difícil imponer un programa de educación afectivo sexual que no vaya acompañado de un cambio en la orientación del propio sistema educativo, es decir, es imprescindible colocar la coeducación en el corazón del sistema educativo porque los dos grandes instrumentos con los que contamos para poder transformar la realidad son la política y la educación, prácticas que vayan a la subjetividad colectiva o prácticas que vayan a la subjetividad individual.

Acabamos de ver con la ley Celaá que la educación es un campo de disputa entre la derecha y la izquierda, entre la derecha y el feminismo también, y es un territorio que la derecha no está dispuesta a soltar, no solo por motivos económicos, que sí, indudablemente, sino también por motivos ideológicos, porque es a través de la educación donde puede mostrarse su propuesta de sociedad y de socialización.

Partiendo del análisis que has hecho de la pornografía, a partir de aquí, ¿qué propuestas hay? ¿otra pornografía es posible? ¿hay formas de regular un mercado tan enorme como este?

¿Me estás preguntando qué hacer con la pornografía? El primer paso es quitarla de abierto. Para mí eso es indiscutible: los críos, las crías, no pueden tener acceso a la pornografía a un solo golpe de clic. A mí me parece que la pornografía es un producto que sostiene y que contribuye a reproducir el sistema patriarcal y desde ese punto de vista, yo creo que el feminismo tiene que tener una propuesta para acabar con la pornografía. Es horrible decir esto, porque nadie lo va a entender, yo ya lo sé, pero no puedo decir algo que yo no pienso.

Fuente: El Salto

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