Alianzas patriarcales. Por @teremolla
Esta ha sido una nueva semana convulsa democráticamente hablando. El pasado martes detuvieron a Pablo Hasél a la fuerza puesto que estaba en orden y captura por no haberse presentado e ingresado en prisión. En el último momento se atrincheró con otras personas en el rectorado de la Universidad de Lleida, en donde entró la policía autonómica catalana y le detuvieron el pasado martes día 16 de febrero.
A partir de ese momento y de una manera totalmente interesada, alguna gente le convirtió en una victima del sistema opresor que impide la libertad de expresión en el Estado Español. De ahí a las algaradas nocturna, un solo paso y cada noche ha habido concentraciones, quema de contenedores, ruptura de escaparates, etc. Y cómo no, cargas policiales desmesuradas que con una pelota de foam hirieron a una manifestante que acabó perdiendo un ojo.
La gente de izquierdas y republicana “compramos” el discurso del encarcelamiento de Hasél por injurias a la corona y más cosas por parte de Tribunales de derechas que solo encarcelan a gente que les molesta y siempre amparados en la nefasta ley mordaza.
He aquí un argumentario perfecto para cabrearnos a toda la izquierda por un nuevo caso de acoso a la libertad de expresión. Todo encaja a la perfección.
Pero hete aquí que un par de días después y trasteando por twitter me encuentro con un tuit de mi admirada Pilar Aguilar Carrasco que me dejó ojiplática y resituada en el tema. Resulta que la “víctima” encarcelada y origen de las revueltas es un misógino activista y violento. Y no solo en las redes sociales.
Y ahí aparecen los límites y las preguntas. Y, por supuesto, las respuestas. Pero vamos por partes.
El pijoprogre encarcelado, ha sido juzgado por injurias a la corona y temas similares, por lo que está en la cárcel. La gente que le juzgó es absolutamente sensible a la ofensa a las instituciones, pero por lo visto, completamente insensible ante las ofensas y amenazas a las mujeres que, recuerdo, somos algo más de la mitad de la población mundial. Primer punto de la alianza patriarcal. O, lo que es lo mismo, no puedes meterte con una institución que como se está viendo, está bastante deteriorada por sus propios actos, pero puedes decir y cantar lo que te venga en gana contra las mujeres, aunque tus palabras reflejen violencias machistas de todo tipo.
Segunda parte. Las revueltas consecuencia del encarcelamiento de este “angélico”, son violentas y destructiva, porque están irrumpiendo en el espacio público (tradicionalmente masculino) para destrozar mobiliario urbano (recursos públicos que pagamos entre toda la población) e incluso atentando contra los negocios que son la fuente de ingresos de familias. O sea, ¿ejercer violencia callejera, para reivindicar la libertad de expresión de un tipo machista y misógino? O, ¿acaso se ejerce como muestra de una virilidad mal entendida? O, lo que todavía podría ser peor ¿para reivindicar las violencias machistas en los mensajes de twitter y en alguna letra de Hasél? Que cada cual saque sus propias conclusiones. Segunda alianza patriarcal.
Tercera parte. El papel de los medios de comunicación, que si, que reivindican una mayor libertad de expresión pero que no dudan de ponerse en la piel del, en este caso victimario, obviando sus palabras ofensivas contra la mitad de la población, las mujeres y, por tanto, engañando y manipulando a la ciudadanía, siempre ávida de polémicas y también, siempre dispuesta a ser manipulada para no tener que pensar demasiado. Además, si una noticia viene de la prensa, radio o televisión, como que parece más veraz. Y como los medios están en manos mayoritariamente masculinas, para qué hay que investigar nada más, sencillamente y como en demasiadas ocasiones, nos obvian a las mujeres y al daño que se nos puede haber hecho o que se nos puede hacer. Tercera alianza patriarcal.
Y ya en último caso, la justicia y los jueces y juezas. Desconozco quienes juzgaron a este hombre. Pero lo que sí sé es que mientras se instruye un caso, pueden aparecer indicios de otros delitos. Y las amenazas, veladas o no a mujeres y los insultos abiertos, creo que pueden serlo. Ante eso, silencio y mirar a otro lado sin tener en cuenta la comisión de esos delitos contra las mujeres en general y contra algunas en particular. Total, solo se trata de insultos y amenazas a mujeres en redes sociales y alguna cosa más. Pero solo son mujeres. Cuarta alianza patriarcal.
Si a estas alturas quedaba alguna duda sobre mi posición la voy a dejar del todo clara: Soy de izquierdas, republicana y activista por los derechos totales de ciudadanía, de toda la ciudadanía. Por tanto, defensora a ultranza de la libertad de expresión y estoy absolutamente en contra del ingreso en prisión de artistas y personas que lo sean por una visión restrictiva de la libertad de expresión u otras libertades individuales y/o colectivas.
Pero por encima de todo soy feminista y me reivindico como tal, porque esa es mi visión del mundo, pese a las trampas patriarcales en las que nos intentan incluir cada día. Pero con gente amiga, en este caso Pilar Carrasco, siempre abrimos los ojos y nos reorientamos de inmediato. Es una de las ventajas del feminismo, que nos ayudamos en lo que podemos (y a veces en lo que queremos) las unas a las otras.
Hoy quiero agradecer la lucidez de Pilar y también de Mari Mar Molpeceres que llegó después, su trabajo de investigación en redes sociales para demostrar la libertad de este señor para insultar y amenazar a mujeres, demostrando así su misoginia y su machismo declarado.
Espero haber contribuido a visibilizar esas alianzas patriarcales con el caso Hasél y que algunas personas reflexionen sobre su apoyo incondicional hacía el ahora preso Pablo Hasél.
Teresa Mollá Castells
La Ciudad de las Diosas