Jóvenes egipcias luchan contra los estereotipos y los ataques sexuales gracias al muay thai
«Este deporte convierte cada parte de tu cuerpo en un arma», asegura la entrenadora Samah Ahmed, quien empezó a practicarlo tras sufrir acoso
Cuatro jóvenes egipcias, con velo, calzas y guantes de boxeo, se golpean y se patean entre sí, animadas por su entrenadora Samah Ahmed, fundadora de Monsters Academy. Esta última comenzó a aprender boxeo tailandés, o muay thai, hace cinco años después de haber sido acosada sexualmente, y ahora enseña el arte marcial a unas 40 personas, en su mayoría mujeres y niñas, en su propio campo de entrenamiento.
«Este deporte convierte cada parte de tu cuerpo en un arma: tus codos, tus rodillas, tus puños e incluso tu barbilla», declara Ahmed desde su academia abierta hace unos meses en Abu Zaabal, a unos 30 kilómetros al noreste de El Cairo. «Las niñas no necesitarán sostener armas para defenderse. Pueden usar sus cuerpos como defensa», añade, revelando que llamó Monsters Academy a ese lugar «porque se necesita el coraje y el poder de un monstruo para aprender el boxeo tailandés».
Jóvenes egipcias practicantes de muay thai en la Monsters Academy, a principios del mes de abril
El debate sobre el acoso sexual está creciendo en el país socialmente conservador, donde las mujeres se enfrentan regularmente a comentarios ofensivos, miradas y manoseos en el transporte público abarrotado, lo que puede disuadirlas de viajar por trabajo o educación. Según una encuesta realizada por la Fundación Thomson Reuters en 2017, se confirmó que El Cairo era la megaciudad más peligrosa para las mujeres. Pocos años antes otro estudio similar de Naciones Unidas descubrió que el 99% de las mujeres habían sufrido acoso sexual en Egipto, donde las mujeres se han sentido desfavorecidas durante mucho tiempo.
El padre de Ahmed inicialmente se negó a dejarla entrenar, diciendo que las artes marciales eran solo para hombres. «Insistí en aprenderlo e incluso en enseñar a otras chicas», declara, de pie frente a una pared negra pintada con siluetas blancas de mujeres realizando patadas altas y fotografías de otros luchadores de muay thai en el ring. Muchas jóvenes egipcias como ella están presionando por un cambio, y cientos de personas hablan sobre agresiones sexuales en las redes sociales, haciéndose eco de la campaña #MeToo de 2017 en los Estados Unidos. Las jóvenes luchadores de la academia dicen que es importante que se sientan seguras para poder vivir plenamente y moverse en libertad.
Modelos a seguir
Los psicólogos dicen que los modelos femeninos a seguir en el deporte, como Ahmed, son valiosos para las mujeres y las niñas porque proporcionan evidencia de que el éxito es alcanzable y contrarrestan los estereotipos de género negativos sobre ellas como un sexo más débil. Esto puede aumentar la confianza en sí mismas, crear una sensación de control sobre sus propios cuerpos y motivarlas a ser más independientes, según han apuntado varios investigadores de la Universidad de Toronto de Canadá.
«Desde que lo practico camino por las calles con más confianza. Puedo ir a la escuela sin preocuparme por ser acosada»
«Creo que es un derecho básico para las niñas practicar cualquier deporte que quieran, y también es muy importante para ellas poder defenderse de cualquier agresión», aseguró Ahmed, quien recaudó dinero de amigos y familiares para abrir la academia. «Realmente se está volviendo famosa, especialmente en nuestro área».
Malak Ahmed, de 17 años, es una de las jóvenes luchadoras que acude a ese lugar casi a diario. «No estamos muy seguras aquí y aprender un deporte de defensa personal como este puede ayudar a muchas mujeres a protegerse contra el acoso sexual o cualquier tipo de violencia», afirma, reconociendo que ahora camina por las calles con más confianza y se siente más segura. «Puedo ir a mi escuela sin preocuparme por ser acosada».
El resto de las aprendices declaran que el muay thai también les ayuda a deshacerse de las emociones negativas, a recuperarse de los traumas vividos a y sentirse empoderadas, rechazando las actitudes tradicionales en las que se culpa a las mujeres por agresión sexual, en lugar de a los hombres que las atacan.
«Compartimos los incidentes a los que hemos sido sometidas y nos contamos cómo deberíamos haber actuado», dice Oswa Abdel Nabi, de 16 años. «El muay thai no es solo un deporte, sino un arma real contra el acoso sexual y la violencia».
Por F.G.
Fuente: AmecoPress.