Mujeres en los sindicatos. Por @teremolla
Concentración sindical por la igualdad salarial EP/La Vanguardia
Llevo toda la semana buscando cifras reales del avance las mujeres en las direcciones de los principales sindicatos a nivel estatal. Las últimas que aparecen en el Instituto de la Mujer (todavía no era de las Mujeres) son del 2012.
Justo por estas fechas hace dieciocho años que dejé el sindicalismo activo en CCOO después de 17 años de dedicación casi exclusiva, porque hubo unos años en que fue parcial.
Ayer conmemoramos el Día de las trabajadoras y de los trabajadores y recordaba cómo era en aquel momento la situación de las mujeres sindicalistas. Tuve la fortuna de coincidir con mujeres maravillosas a través de los años, pero no dejo de reconocer que era una situación todavía mayoritariamente masculina. Y de algunos chistes, casi prefiero no acordarme.
En los años dos mil y dos mil uno, el sindicato organizó unas jornadas estatales para mujeres sindicalistas con responsabilidades en las secretarias de mujeres. Era algo casi inédito, un espacio único de encuentro con mujeres luchadoras que, con mayor o menor edad aportaban sus experiencias para organizarnos e ir cambiando poco a poco el sindicato desde dentro.
Todavía faltaban años para que se aprobara la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y hombres, pero a nivel interno las cosas se iban moviendo. Con reticencias, pero si iban moviendo. Fue cuando se organizó el primer curso de formación para mujeres sindicalistas desde la Secretaría de la Mujer Confederal de CCOO junto con FOREM la fundación para la formación y el empleo del propio sindicato. No sabíamos, las que tuvimos la suerte de participar, si tendría continuidad o no. Y sí, la tuvo. Era la primera formación sobre igualdad que se impartía en el Estado.
Aquello cambió bastante las cosas porque se mantuvieron diversos niveles y diversos cursos hasta que el PP retiró a los sindicatos los fondos para la formación continua de las trabajadoras y los trabajadores.
La situación actual del que sigue siendo mi sindicato ha cambiado sustancialmente. Existen mujeres al frente de las organizaciones territoriales y sectoriales. Existe una clara apuesta por avanzar en la igualdad de trato y de oportunidades y, sobre todo, existen una legión de mujeres sindicalistas dando lecciones de vida, no sólo en CCOO, también en el resto de los sindicatos. Estoy segura de ello.
Es francamente una pena que la presencia de las mujeres en los sindicatos importe relativamente poco a las instituciones, porque sin ellas, sin nosotras en las mesas de negociación y con el empoderamiento que nos da la formación sindical, hubiese sido imposible negociar los cientos de planes de igualdad que se han negociado en las empresas. O algunas clausulas de acciones positivas en los convenios colectivos de empresas o de sectores. O no se hubiera avanzado lo más mínimo en el concepto de que la conciliación no es algo que nos concierna solo a nosotras. Y que además, esa conciliación no solo ha de ser laboral y familiar, también ha de ser personal, puesto que nuestros espacios privados, que no domésticos, han de ser respetados.
A pesar de la falta de datos de mujeres en espacios de toma de decisiones dentro de los sindicatos (sigue sin gustarme llamarlos organizaciones sindicales), hay muchísimas más de lo que imaginamos. Son una pequeña legión que va viendo aumentar su capacidad de influencia y, de paso, mejorando la vida de las mujeres trabajadoras, que siempre somos las que peor parte nos hemos llevado con las crisis y los recortes.
A pesar de haber dejado el sindicalismo activo, llevo una sindicalista dentro, porque lo mío fue vocacional y, mientras duró, intenté hacerlo lo mejor que pude y supe.
Ahí descubrí la teoría feminista y sobre todo conocí a grandes mujeres con las que mantengo una buena amistad e incluso alguna de ellas forman parte de mi círculo de amistades más cercanos. También hay algún hombre, todo hay que decirlo.
Son, casi siempre, las grandes olvidadas en las cifras que se analizan sobre mujeres en espacios de toma de decisiones. Pero están y las seguimos necesitando para que nuestros derechos específicos como mujeres trabajadoras sean defendidos de la manera más consciente posible.
Precisamente por eso, por la necesidad de su presencia en los sindicatos de todo el mundo y a pesar de que el Día Internacional de las trabajadoras y los trabajadores se conmemorara ayer, quiero dedicar este artículo a todas esas heroínas, a veces demasiado anónimas, que son las mujeres sindicalistas del mundo entero.
Va por vosotras compañeras de todos los sindicatos de clase del mundo. Mi respeto y agradecimiento hacia vuestro trabajo es infinito.
Gracias de todo corazón y muchos ánimos porque queda mucho trabajo por hacer.
Teresa Mollá Castells
tmolla@telefonica.net
La Ciudad de las Diosas