Palestina: “No es guerra"

Los últimos días han sido especialmente duros para Palestina, un país que lleva 73 años aguantando la opresión de Israel. He visto a mucha gente sorprendida preguntándose cómo es posible que esta masacre haya perdurado tanto y lo más insólito de todo, por qué es tanta la gente que percibía el apartheid israelí en Palestina como una guerra entre dos bandos enemigos, que por una rivalidad histórica no habían logrado ponerse de acuerdo. La verdad es que la situación no está ni nunca estuvo balanceada entre dos bandos, Palestina hoy es sometida a un estado de apartheid donde, por tan sólo dar un ejemplo, hay carreteras para la población judía y otras para los árabes, tal como se vivió en Sudáfrica entre los años 1948 y 1993.
Al hablar de Palestina nos encontramos con una infinitud de mitos que han sido implantados a lo largo del tiempo, es por esto que ser activista por esta causa es extremadamente complejo, ya que debemos enfrentarnos a un mundo que posee una visión de la problemática tristemente limitada e injusta. Es abrumante saber que por mucho que estudiemos siempre nuestro discurso será puesto en duda, es común que nos manden a leer o que nos acusen de antisemitismo, tan solo por defender los derechos humanos básicos de un grupo oprimido, condenando las acciones de su opresor.
He visto un montón de publicaciones en Instagram que siguen mostrando la situación como si se tratase de una guerra, lo cual me angustia profundamente, ya que esta desinformación es extrema y está presente en todos lados. Palestina no está en conflicto con Israel, Palestina es víctima de una ocupación que lleva arrasando con sus vidas hace más de siete décadas y es inquietante como hasta el día de hoy esto es censurado.
Palestina no está en conflicto con Israel, Palestina es víctima de una ocupación que lleva arrasando con sus vidas hace más de siete décadas y es inquietante como hasta el día de hoy esto es censurado.
Algo que siempre intento comunicar a aquellos que me sepultan con argumentos, muchas veces rotundamente equívocos, ligados al aspecto histórico del llamado conflicto Palestino-Israelí, es que no hay razón alguna que justifique la limpieza étnica, el encarcelamiento gratuito, el asesinato y el abuso de la represión militar que se practica hacia la población palestina. No debiese ser tan complejo comprender que la violación a derechos humanos básicos es inexcusable y que Palestina se ve en notoria desventaja ante la potencia militar que es Israel.
La visibilización de las injusticias a las que diariamente se ven sometidos los y las palestinas es una deuda que llevamos cargando hace años y que hoy urge más que nunca. He leído testimonios de ciudadanos de Gaza afirmando que la situación actual está al mismo nivel y hasta peor que en 2014 con la Operación Margen Protector, donde 2.205 palestinos fueron asesinados por fuerzas israelíes.
Espero que la indignación hacia lo ocurrido durante el desalojo en Sheikh Jarrah continúe y no se quede en la mera acción de repostear o usar un hashtag que, a pesar de ser un recurso fundamental para denunciar y mostrar la realidad palestina tal cual es, no es suficiente.
Rafeef Ziadah, una activista, poeta y periodista de ascendencia palestina, escribió un poema para enfrentarse a aquellas situaciones donde su voz era silenciada, un poema que a mi parecer no podría retratar de manera más adecuada lo que se siente alzar la voz ante un mundo que te etiqueta como violento y/o extremista por el solo hecho de defender los derechos humanos básicos de una comunidad. El poema relata como ella se veía obligada a trasnochar mientras las bombas caían sobre Gaza perfeccionando su pronunciación en inglés y memorizando las resoluciones de la ONU al pie de la letra, siempre siendo extremadamente cautelosa y entregando todas las estadísticas posibles, a pesar de esto y sin importar lo mucho que estudiase, terminaba por toparse con algún periodista que le preguntaba por qué no solamente dejaban de enseñarle tanto odio a sus hijos. Menciono este poema porque creo que son los palestinos que aún residen en su tierra natal las principales víctimas de la manipulación de información y del siniestro bloqueo comunicacional que distorsiona su cruda realidad.
Reconozco el privilegio que implica pertenecer a la diáspora palestina y de no estar sufriendo las consecuencias de la ocupación israelí en primer plano, pero al mismo tiempo siento la obligación de, mediante mi comodidad, comunicar aquello que es arrebatado diariamente de las bocas de los y las palestinas.
*Beatriz Hasbún es una mujer chileno-palestina de 19 años, estudiante de Pedagogía y miembro de la Organización Solidaria con Palestina (@osp_uc)
Fuente: Emancipa