julio 02, 2022

Mujeres y abuso de poder: las tareas invisibles que alimentan la vida


En sitios como Intag, en la sierra norte del Ecuador, las mujeres que dedican la mayoría de su tierra a la alimentación del hogar, tienden a preservar y a reproducir las semillas locales. Para ellas, las semillas son más que un insumo. Tanto es así, que mantienen relaciones afectivas con las semillas (Fuentes Flores, Morán Salazar y Hill, 2013).

Esta relación entre las semillas y las mujeres prevalece independientemente del tamaño de las unidades de producción y la falta de incentivos para conservarlas (Altamirano, Aguinaga y de la Torre, 2013). El trabajo agropecuario se precariza cada vez más por la escasa disponibilidad de tierra, por la dificultad de acceso a riego y a fuentes de fertilización del suelo.

Sin embargo, el trabajo agropecuario de las mujeres rurales logra combinar la alimentación de la familia y la generación de recursos económicos (Fuentes Flores, Morán Salazar y Hill, 2013). Así lo evidencian los datos de la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua (ESPAC) del 2020, en los cuales se evidencia que los 40 cultivos producidos por la fuerza de trabajo femenino no remunerado combina: alimentos frescos, cultivos de cadenas de valor y cultivos para la exportación (ver Figura 1).

Pero, ¿por qué centrarnos en las mujeres no remuneradas? En primera instancia, la misma ESPAC ofrece una respuesta. El trabajo de 658 mil mujeres, de un total de 768 mil trabajadoras agropecuarias, no es remunerado. Es decir, el 85.7% de las mujeres que realizan actividades agropecuarias no reciben una remuneración por sus actividades productivas. Esta realidad no es producto de la pandemia sino representa un entramado estructural (ver Tabla 1).

En este punto cabe preguntarnos: ¿el empleo de las mujeres rurales tiene como principales características la falta de remuneración y la actividad agropecuaria? Podemos encontrar una posible respuesta a través de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU). Es relevante aclarar que, en ciertas ocasiones, los valores que reportan las estadísticas oficiales pueden esconder el verdadero número de mujeres trabajando en tareas agropecuarias, debido a que estas actividades son consideradas como parte de las tareas del mantenimiento del hogar (Deere, 2005).

La ENEMDU señala que, para diciembre de 2021, más de 2,83 millones de mujeres habitaban en zonas rurales. De ellas, poco más de 911 mil eran menores de 15 años (32,1%) (INEC 2022a). Bajo las métricas oficiales, más de 1,92 millones de mujeres se encuentran en edad para trabajar. Sin embargo, ¿cuántas mujeres logran acceder a un empleo?(3) Entre el 2016 y el 2021, la tasa de mujeres(4) con empleo nunca superó el 63,3% (2019), la llegada de la pandemia redujo esta tasa a 60,6% (2021) (INEC 2018b, 2022b).

Si 6 de cada 10 mujeres rurales indican tener un empleo, ¿a qué tipo de empleo acceden? Las cifras no son precisamente alentadoras, pues 1 de cada 3 mujeres tiene un empleo no remunerado (ver Figura 2). Si bien la cifra puede parecer que se reduce tras la pandemia, el aumento de personas con empleo no se dio en el empleo adecuado pues su tasa pasó de 11,6% en 2019 a 10,9% en 2021 (INEC 2022b).

Como primer paso, evidenciamos que el empleo no remunerado tiene un gran peso en las mujeres rurales. Ahora nos queda resolver la incógnita sobre el peso de las actividades agropecuarias. Según la ENEMDU, previo al confinamiento por la pandemia de la COVID-19, el 69,8% de mujeres reportaron tener un empleo en la rama de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (INEC 2020a).

Esta cifra se incrementó para diciembre de 2021: más del 73% reportó ubicarse en esta rama (INEC 2022a). Este argumento se dio como resultado de los rezagos de la pandemia, pues las ramas con mayor deserción durante los dos años fueron: servicio doméstico, actividades de alojamiento, y servicios de comida, industria manufacturera (INEC 2020a, 2022a).

Con estas estadísticas se puede ver que, tanto los empleos no remunerados, como los empleos asociados a la actividad agropecuaria, caracterizan el acceso a empleo de las mujeres rurales. Siendo así, hay que resaltar que la actividad en las unidades de producción agropecuaria está rodeada de un sinnúmero de tareas remuneradas y no remuneradas sin las cuales no se pueden sostener los hogares ni tampoco el sistema de producción actual (Fuentes Flores, Morán Salazar, Hill, 2013; Altamirano, Aguinaga, de la Torre, 2013; Recalde, 2020; Santillana Ortiz, 2021).

Según Altamirano et al. (2013), esta sobrecarga de labores surge como resultado de la división sexual del trabajo, la cual rige cómo se distribuye el tiempo de las mujeres. De hecho, la combinación de las tareas de cuidado y las tareas productivas empuja a las mujeres a empleos a medio tiempo, en los que por lo general enfrentan condiciones precarias sin acceso a seguridad social (Pillajo, 2013; Peñaherrera, Acurio y Trávez Cantuña, 2021). Además, a decir de Valdés Subercaseaux (2015), la participación de las mujeres rurales en las cadenas productivas y de agro exportación debilita el tejido social que puedan tener, lo cual restringe las posibilidades de organizarse ante las condiciones precarias de estos empleos.

Por otra parte, hay que resaltar que las mujeres están comprometidas con la supervivencia de lo comunitario (Peñaherrera, Acurio y Trávez Cantuña, 2021). Un ejemplo se dio con la llegada de la pandemia, la cual incrementó aún más la amplia carga de labores de las mujeres en el campo ecuatoriano. Así, la pandemia fue enfrentada no sólo con el incremento de la producción agropecuaria para su propia alimentación, sino también a través del tejido de redes de solidaridad que ayudó a la movilización de los alimentos entre comunidades y familias (Valencia Castro, Artacker y Santillana Ortiz, 2020).
A manera de cierre

En su mayoría, la participación de las mujeres rurales en la actividad agropecuaria no tiene una remuneración económica. Peor aún, en algunos casos, el trabajo femenino tampoco es reconocido como necesario para la reproducción de la vida. Basta enlistar los 7 productos cultivados en manos de mujeres (cacao, papa, maíz suave seco, plátano, maíz suave choclo y habas) para observar esta dualidad en el uso de la superficie, tanto para la alimentación como para la generación de recursos económicos.

Adicionalmente, el rol femenino en la conservación de las semillas garantiza la preservación de nuestra memoria colectiva, nuestra identidad y nuestro patrimonio agrobiodiverso. El tiempo dirá hasta cuándo las estrategias de resiliencia de las mujeres pueden seguir adaptándose a este sistema que, al tiempo que las oprime e invisibiliza, también pone en riesgo la Soberanía Alimentaria del país.

David Singaña
Fuente: https://ocaru.org.ec/

Notas

*Sobre el AUTOR: David Singaña Tapia es un investigador asociado al IEE-OCARU, Economista por la Es- cuela Politécnica Nacional, con estudios de posgrado en Desarrollo Territorial Rural por FLACSO Ecuador.

1. A manera de aclaración: sé que las mujeres no requieren que alguien más hable por ellas y tampoco pretendo hacerlo en este boletín, esta tarea es propia de los trabajos que se citan a lo largo del documento. Soy consciente de las limitaciones que puedo tener al analizar el trabajo no remunerado de las mujeres rurales desde mi posición y habrá otras tantas limitaciones de las que aún no soy consciente. No obstante, este boletín busca dotar de información a sus lectorxs para generar reflexiones sobre el debate de la precarización laboral de las mujeres rurales.

2. El total para los años 2017 y 2016 incluye a las zonas no deli- mitadas consideradas para esos años, y se excluyen esos valo- res a nivel de cada región natural.

3. El empleo podía ser: empleo adecuado, subempleo, empleo no remunerado, otro empleo no pleno, empleo no clasificado.

4. A partir de ahora, cuando se habla de mujeres nos re- ferimos a mujeres mayores de 15 años según los paráme- tros de la ENEMDU.

5. Los datos de 2016 a 2018 corresponden a datos mensuales de junio de cada año.

6. Los datos de 2019 y 2021 responden a la ENEMDU acumulada de cada año.

7. Se excluyen del análisis los datos de 2020 debido al cambio metodológico en el levantamiento de la información.



Referencias

Altamirano, María Isabel, Margarita Aguinaga, y Tanya de la Torre. 2013. “Soberanía ali- mentaria, trabajo y soberanía del cuerpo.” En Soberanía Alimentaria y Mujeres, 45-64. Quito: Instituto de Estudios Ecuatorianos.

Deere, Carmen. 2005. The feminization of agriculture? Economic restructuring in rural Latin America. En UNRISD Occasio- nal Paper No. 1. Geneva: United Nations Research Institute for Social Development (UNRISD).

Fuentes Flores, Magadalena, Carmelina Morán Salazar, y Dana Hill. 2013. “Las mujeres y su relación con la tierra en Cotacachi.” En Soberanía Alimentaria y Mujeres, 11-44. Quito: Instituto de Estudios Ecuatorianos.

INEC. 2017. Índice de Publicación ESPAC 2016. En Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua, editado por Insti- tuto Nacional de Estadística y Censos. Quito.

INEC. 2018a. Índice de Publicación ESPAC 2017. En Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua, editado por Instituto Nacional de Estadística y Censos. Quito.

INEC. 2018b. Tabulados Marco Oficial ENEM- DU 2018. Quito: Instituto Nacional de Estadística y Censos.

INEC. 2019. Tabulados ESPAC 2018. En Encues- ta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua, editado por Instituto Nacional de Estadística y Censos. Quito.

INEC. 2020a. Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo | Diciembre 2019. editado por Instituto Nacional de Estadís- tica y Censos. Quito.

INEC. 2020b. Tabulados ESPAC 2019. En En- cuesta de Superficie y Producción Agrope- cuaria Continua, editado por Instituto Na- cional de Estadística y Censos. Quito.

INEC. 2021a. Encuesta de Superficie y Produc- ción Agropecuaria Continua (ESPAC) 2020. editado por INEC. Quito.

INEC. 2021b. Tabulados ESPAC 2020. En En- cuesta de Superficie y Producción Agrope- cuaria Continua, editado por Instituto Na- cional de Estadística y Censos. Quito.

INEC. 2022a. Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo | Diciembre 2021. editado por Instituto Nacional de Estadís- tica y Censos. Quito.

INEC. 2022b. Tabulados – Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo acu- mulada | Indicadores de mercado laboral, 2019 – 2021. Quito: Instituto Nacional de Estadística y Censos.

Peñaherrera Acurio, Sandra, y Johana Trávez Cantuña. 2021. “Las mujeres rurales y su aporte al desarrollo comunitario de Coto- paxi.” En Economía para cambiarlo todo. Feminismos, trabajo y vida digna, editado por Alejandra Santillana Ortiz, Karla Vizue- te, Paula Serrano y Nora Fernández Mora, 173-186. Quito: Friedrich-Ebert-Stiftung Ecuador FES-ILDIS, Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

Pillajo, Amparo. 2013. “Nuestra economía, nuestra autonomía, nuestro trabajo y so- lidaridad para la vida.” En Soberanía Ali- mentaria y Mujeres, 75-94. Quito: Instituto de Estudios Ecuatorianos.

Recalde, Valeria. 2020. Relaciones de género en el campo y la economía del cuidado. coor- dinado por Stalin Herrera y Belén Valencia. Quito: Instituto de Estudios Ecuatorianos.

Santillana Ortiz, Alejandra. 2021. Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras. En Ni Cabida, conducido por Ivana Szerman. Buenos Aires: Nacional Podcasts. Dispo- nible en: https://open.spotify.com/episode/5UPObMP0CVCsBsTrlNxZH3?si=-c4733933ed324f06

Valdés Subercaseaux, Ximena. 2015. “Femini- zación del empleo y trabajo precario en las agriculturas latinoamericanas globaliza- das.” Cuadernos de Antropología Social 41 (41).

Valencia Castro, Belén, Tamara Artacker, y Ale- jandra Santillana Ortiz. 2020. En el centro la vida: Mujeres Rurales tejiendo cuidado y movilización. En Cuadernos de reflexión, editado por Instituto de Estudios Ecuato- rianos. Quito.


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