noviembre 18, 2022

María Luisa Femenías analiza su libro Simone de Beauvoir ¿Madre del feminismo?




María Luisa Femenías (1950) es doctora en Filosofía (UCM), profesora consulta de la Universidad Nacional de La Plata (2016), exdirectora (2008-2016) y cofundadora (2006) del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género. Fundadora de la Especialización en Educación en género y sexualidades (FaHCE, UNLP) y directora (2012-2017). Coeditora de la revista «Mora» (UBA) entre 1993-2017. Titular regular de Antropología Filosófica (UNLP, FaHCE 1997-2016). Titular en Género y DDHH de las Mujeres (UNLP, FCJ 2011 - continúa) y titular en Antropología Filosófica (UNQui 2018 - continúa). Como profesora, ha visitado numerosas universidades del país y del exterior (Berkeley, Jean Jaurés, Perugia, Diderot, Les Lumièrs, Complutense, Málaga, UAM, entre otras). Premio Konex a la Trayectoria Académica (2006-2016), profesora distinguida UBA (2017), doctora «honoris causa», UNC (2017). Entre su obra, se destacan: «Sobre Sujeto y Género. (Re)lecturas feministas de Beauvoir a Butler» ([2000], 2011), cuatro volúmenes sobre feminismo latinoamericano (2002, 2005, 2007), «El género del multiculturalismo» ([2007], 2013) y «Los ríos subterráneos» (2013-2018), seis volúmenes sobre violencia contra las mujeres. También ha compilado (en colaboración): «Judith Butler, su filosofía a debate» (2013); «Judith Butler: Las identidades del sujeto opaco» (2015) y «Judith Butler fuera de sí» (2017). Es coautora de «Antropología filosófica (para no filósofos)» (2016) y de numerosos artículos en revistas de circulación internacional. Es autora de «Ellas lo pensaron antes» (2019), obra publicada por Ediciones Lea.


¿Por qué un libro cuestionándose si Simone de Beauvoir es la madre del feminismo?

No es un libro que se cuestiones si Beauvoir es (o no) la “la madre del feminismo”. Es un libro que examina algunas cuestiones vinculadas a la filosofía de Simone de Beauvoir, no todas; y que recoge algunos apelativos sobre ella, contraponiendo opiniones. Pero no sólo eso. Y, como todos pueden ver, la cuestión está formulada en términos de pregunta abierta. Las personas que lean el libro podrán juzgar por sí mismas cómo responderla. Es una forma indirecta de convocar a las y los lectores a leer el texto formulándose preguntas y buscando respuestas, sobre todo en la obra misma de Beauvoir. El libro es una suerte de guía que recorre ciertos temas filosóficos, no todos y ni siquiera me atrevería a decir las más importantes; sólo aquellos quer concitaron mi interés. Es decir, revisa los temas y problemas que a mi mirada resultaron más interesantes, innovadores y ricos, siempre en el marco de la filosofía existencialista tal como el grupo al que perteneció la entendió y la desarrolló.

¿No es exagerado afirmar que esta filósofa francesa redefinió la cultura y el pensamiento de la humanidad?

Bueno, podría repreguntar que entiende Ud por “exagerado”. Todos los filósofos hablan en términos de “humanidad” y le confieren caracteres, objetivos y/o sentidos. Beauvoir es filósofa y emplea ese término como sus colegas varones lo hacen, pero llamando la atención de que los usos (incluso filosóficos) del término excluyen a las mujeres. En ese sentido, Beauvoir redefinió la perspectiva al incluirlas expresamente y mostrar que, al retomar ideales ilustrados y darles actualidad crítica, de pleno derecho que ocupan las mujeres; de ahí el enriquecimiento de la perspectiva en términos de “redefinición”. Incluso creo recordar que en muchos casos, escribo “humanidad” entre comillas para dar cuenta de que se trata de una construcción teórica, aunque como tal históricamente se obvió incluir a las mujeres.

Ello llevó a Beauvoir a establecer la falacia de la parte por el todo: los varones (una parte) fungían como el todo al excluir a las mujeres como su clase lógica complementaria. El debate en torno a esto, que Beauvoir rastrea hasta la Ilustración, había quedado trunco, como una pregunta abierta a debatir, que ella examina con criterios del presente. Esto le permite ―como Ud dice― redefinir algunos conceptos: quizá el más significativo por sus implicancias, sea “humanidad” u “Hombre”, ambos en el sentido de “todos los seres humanos” como construcción filosófica. ¿Cómo debemos entender «humanidad», entonces? Beauvoir sostiene que la humanidad es «una serie discontinua de hombres libres, aislados irremediablemente por su subjetividad». Este aislamiento implica «momentos de una vida» porque «el tiempo no es progreso sino división», separación en tanto «nunca /…/ puede actuar jamás para la humanidad entera <y> no se puede superar un proyecto sino realizándolo», de ahí que el progreso no sea lineal sino una trascendencia, un ir “más allá”, como lo propio de la condición humana.

¿Podemos afirmar que la mujer, que nunca quiso ser madre, gestó el movimiento feminista?

Decir, podemos decir lo que nos plazca. Otra cosa es probarlo. Por mi parte, considero que ya había habido un fuerte movimiento sufragista previo a los textos de Beauvoir. Y aquí hay que hacer otras precisiones: la participación de las mujeres en la Segunda Guerra fue muy significativa. A modo de compensación, se les concedieron algunos derechos de ciudadanía. Por ejemplo el voto en aquellos países en los que aún no lo habían conseguido; además hubo un ingreso masivo de las mujeres a las Universidades, y al trabajo fuera del hogar. Es decir, la situación político-social era nueva. Beauvoir, a mi modo de ver muy lúcidamente, vio que el voto no era suficiente y que la causa por los derechos de las mujeres debía replantearse. Ese fue el aporte más significativo de El segundo sexo: mostrar filosóficamente una historia de exclusión de las mujeres y al mismo tiempo mostrar la necesidad de profundizar en los fundamentos de sus reclamos, para no quedar en la mera exterioridad de obtener “algunas concesiones”, cuando en realidad habían sido derechos sustraídos.

La importancia de este planteo filosófico del tema es fundamental, sobre todo si se tiene en cuenta que recién en 1948 (un año antes de la publicación de El segundo sexo) la Sociedad de Naciones, en diciembre, había sancionado la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En otras palabras, si bien los derechos eran un tema viejo, desde 1948 se constituyeron en un eje central de la vida de las naciones firmantes. Desde la perspectiva de Beauvoir debía evitarse entonces como había sucedido, por ejemplo, con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, nuevamente las mujeres quedaran excluidas. De ahí sus análisis lógicos, históricos, culturales e incluso biológicos. En la medida en que históricamente a las mujeres no se les habían reconocido sus derechos igualitarios, era necesario reforzar filosófica y teóricamente el planteamiento del problema.

¿Qué importancia tuvo su obra El segundo sexo?

En parte, ya lo respondí en la pregunta anterior. Pero para reforzar lo dicho, Beauvoir inscribe “la cuestión de la mujer” como se la denominaba en el siglo XIX°, como un problema filosófico, que compete a todos los seres humanos. La exclusión, como la discriminación, es una cuestión que nos compete a todos, se trate de lo que ahora conocemos como sexismo o del racismo entonces mucho más visibilizado, que son los ejemplos más frecuentes en su obra. La inscripción filosófica del tema-problema adquiere así un marco ético-político pero también ontológico, lógico y gnoseológico. La denuncia de Beauvoir de la falacia pars pro toto, que rastrea en la historia en general y en la de la biología, en particular, con tantas consecuencias para las mujeres, muestra fehacientemente el sesgo sobre el cual se ha erguido, en general la cultura occidental a pesar de que pretenda ser “objetiva” y “universal.” Darle dimensión filosófica, es el gran mérito del planteo de Beauvoir.

Para seguir leyendo: https://elcorreodeespana.com/hispanidad-y-geopolitica/270396212/Maria-Luisa-Femenias-analiza-su-libro-Simone-de-Beauvoir-Madre-del-feminismo-Por-Javier-Navascues.html


Por Javier Navascués
Fuente: El Correo de España

Sí a la Diversidad Familiar!
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