Padis Pastrana, lideresa colombiana: «El trabajo de defender los derechos humanos es fundamental»
En pleno corazón de la subregión del Caribe colombiano Montes de María, entre la música tradicional de gaitas y tambores y los cultivos de café, ñame, yuca o maíz, la defensora de derechos humanos y lideresa social Padis Patricia Pastrana trabaja con determinación por el desarrollo de proyectos sociales que repercutan en su comunidad rural de Patio Grande, vereda de San Jacinto, por la promoción de los derechos de las mujeres y su incorporación laboral en el territorio.
«El trabajo de defender los derechos humanos es fundamental porque nos estamos defendiendo a nosotros mismos y estamos defendiendo a lo que nosotros tenemos acceso», reconoce durante una entrevista con Efeminista Pastrana (1978, Valencia, Colombia), reconocida como Mujer Rural 2022 por She Is Foundation durante la celebración del foro de equidad She Is Global Forum en Cartagena de Indias.
La lideresa, originaria del municipio de Valencia, Córdoba, es una de las ocho millones víctimas de desplazamiento forzado que dejó el conflicto armado colombiano entre 1985 y 2018, según datos de la Comisión de la Verdad. También lo son la mayoría de hombres y mujeres que habitan la vereda de Patio Grande, del municipio de San Jacinto, en su momento considerada «zona roja» por la alta presencia de actores armados y por ser una de las zonas más golpeadas por la guerra.
El impacto del desplazamiento «fue muy duro» para la población campesina, porque tuvieron que dejar sus hogares, tierras y animales, es decir, su sustento vital, y llegar a «una tierra desconocida» donde no tenían «ni amigos, ni conocidos, ni respaldo de las instituciones, ni nada», recuerda.
Promover la autonomía económica de las mujeres
Actualmente Padis Pastrana lidera una organización conformada por diecisiete mujeres con proyectos agropecuarios y de infraestructuras que apuestan por la autonomía económica de las mujeres rurales.
«Para avanzar hacia la equidad es muy importante que nosotras como mujeres generemos ingresos para nuestro hogar», explica, y añade que «la autonomía económica de las mujeres y sus emprendimientos pueden impactar positivamente en toda la comunidad».
Además, integra el Consejo Territorial de Paz, un espacio de participación ciudadana que asesora a los gobiernos en la ejecución de acciones de construcción de paz y en la Implementación del Acuerdo de Paz firmado entre las FARC-EP y el gobierno colombiano en 2016. Y forma parte de la Mesa de Víctimas para la participación efectiva de las víctimas y seguimiento de las disposiciones contenidas en la “Ley de víctimas y restitución de tierras” (Ley 1448 del 2011).
Desde esta plataforma, cuenta, ha dictado capacitaciones para concienciar y formar sobre la No Violencia contra las Mujeres.
«Los conocimientos que tenemos, los vamos llevando a las diferentes veredas y barrios del municipio de San Jacinto, explicándole a la gente que no porque seamos mujeres nos tienen que maltratar o que si estamos generando recursos para el hogar el hombre no se tiene que sentir menos«, explica.
«Yo estoy empoderando a las niñas y las jóvenes de que esto es un trabajo que no es remunerado, pero que es un trabajo muy bonito que necesitamos hacer», añade Pastrana, que apuesta por el relevo generacional.
En riesgo por defender los derechos humanos
Todo este trabajo en defensa de los derechos humanos coloca a Padis Pastrana en una situación de amenaza. Un total de 46 personas defensoras de derechos humanos y líderes sociales han sido asesinadas durante el tercer trimestre del año en Colombia y en 2021 se registraron 996 agresiones individuales, según el Programa Somos Defensores.
La Defensoría del Pueblo registró a lo largo del 2021 y hasta julio de 2022 cerca de 274 amenazas contra lideresas y liderazgos LGTBI.
Como en Colombia, en Centroamérica y México las defensoras de derechos humanos enfrentan una situación de riesgo, según afirma ONU.
«Sabemos y tenemos conciencia de que estamos en riesgo, pero es más grande el amor por el trabajo para las comunidades que el riesgo que estamos corriendo», reconoce la lideresa, que subraya la importancia de los liderazgos de las mujeres porque conocen y se apropian de «las necesidades del territorio».
Para minimizar los riesgos, las lideresas de la región apuestan por la autoprotección, la organización, la colaboración y el trabajo en red. Esto último también es importante, añade Pastrana, para empoderar a las mujeres y aumentar el poder de incidencia.
«Una sola mujer no logra lo que logramos treinta, cuarenta o cincuenta mujeres, porque entre todas nos juntamos, nos apoyamos y logramos el propósito», declara.
Falta de equidad en el mundo rural colombiano
Además de lideresa, Padis se reconoce como mujer rural y campesina, seña lugar desde el que señala las desigualdades que tienen que soportar las mujeres en el campo.
Unas 5,8 millones mujeres rurales habitan en todo el territorio colombiano, en cifras del Ministerio de Agricultura. Sin embargo su papel dentro del sector agropecuario está invisibilizado, en parte, porque su papel se asocia a las labores de cuidado.
Además, la tenencia de las tierras, una de las causas estructurales del conflicto armado, también lo es de la inequidad en el mundo rural. El 63,7 % de los predios de único propietario tienen a un hombre como titular, y el restante 36,3 % tiene a una mujer como titular, de acuerdo a los datos del Departamento Nacional de Estadísticas, DANE.
Respecto a ello Padis comenta que hace poco hubo una convocatoria «donde pedían que fueran mujeres la solicitantes a tierra». «Es muy significativo que como mujeres y víctimas de desplazamiento podamos acceder a un subsidio de tierra«, considera.
Padis Pastrana: «Nosotras podemos»
En este momento en el país está inmerso en la construcción del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2022-2026, un documento que sirve de base y provee los lineamientos estratégicos de las políticas públicas formuladas por el Presidente de la República a través de su equipo de Gobierno, Padis reclama que se tenga presente a las mujeres rurales en estas políticas.
«Nosotras podemos, yo lo he demostrado porque hemos ejecutado obras agropecuarias y de infraestructuras y ha sido encabezado por una mujer», afirma.
Y reitera que para avanzar hacia la equidad es necesario que se tengan en cuenta las necesidades de las mujeres en los casos de violencia de género.
Por Laura De Grado
Fuente: Efeminista