diciembre 02, 2022

Vandana Shiva: «El ecologismo y el feminismo pueden hacer frente a la economía de la avaricia»

Doctora en Física y Filosofía, la reconocida activista recibió el premio Ignacio Ellacuría a propuesta de la ONG Calcuta Ondoan. / Blanca Castillo

Antes de ayer recibió de manos del lehendakari el Premio Ignacio Ellacuría, al que fue nominado por la ONG Calcuta Ondoan. El jurado destaca su labor por «preservar la biodiversidad»

Sus grandes referentes son Einstein, Ghandi y el movimiento Chipko. El científico disparó su imaginación y tras leerlo, decidió estudiar Física. Del gran icono hindú de la desobediencia civil afirma que fue el único que conocía «la democracia de verdad, no como el derecho de comprar lo que quieras». Y con el movimiento Chipko participó en los años setenta en diferentes protestas contra la tala de árboles en el Himalaya. Para impedir lo poda, las mujeres que formaban parte del colectivo se abrazaban al tronco de los arbustos. Aquella experiencia se reunía en 'Abrazar la vida', uno de los libros de Vandana Shiva (Dehradun, India, 1952), conocida como la Ghandi de las semillas y una de las activistas del ecofeminismo más relevantes a nivel mundial. 

Shiva recibió el Premio Ignacio Ellacuría que otorga la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo por «preservar la biodiversidad y construir alternativas sostenibles frente a la crisis climática». En su agradecimiento se llevó la mano al corazón tras los aplausos en un acto celebrado en la sede de la Lehendakaritza y se refirió al «poder» de todos los que «se niegan a aceptar la extinción como futuro». En palabras de Iñigo Urkullu, este reconocimiento recalca la importancia de su mensaje ante la «emergencia climática». 

Entre los frentes abiertos de la doctora en Física y Filosofía sobresale especialmente su crítica a las grandes corporaciones que comercializan pesticidas y de semillas genéticamente modificadas. «Amenazan la diversidad de cultivos y la agricultura tradicional», repite esta activista, que expresa sus ideas en un tono didáctico y sonríe continuamente como si evitara sonar demasiado severa. 

– ¿Es cierto que estudió Física porque quería ser como Einstein? 

– Sí, sí, es verdad.

– ¿Qué leyó para que le fascinara su figura?

– Mi padre era conservador de bosques, así que solía viajar con él y me enseñaba todo sobre la naturaleza. En las casas en las que nos quedábamos solía haber bibliotecas, y en una de ellas había un libro con muchas citas de Einstein sobre ciencia, sociedad, responsabilidad… Y me di cuenta que eso era lo que quería aprender sobre el mundo, y ligado a valores responsables. 

– Es una referente del ecofeminismo. 


– Para mí el ecofeminismo no es un concepto abstracto, no es algo teórico. Es el concepto de que en todo el mundo, y especialmente en el sur, las mujeres se encargan de la vida en contacto directo con la naturaleza.

– Mucha gente no entiende por qué el ecologismo y el feminismo tienen que ir de la mano.

– La gente cree que cuanto más nos alejemos de la dependencia de los recursos naturales, entonces, de alguna manera, la huella que dejaremos es más pequeña. Sin embargo, es más grande cuanto más nos alejemos. El colonialismo y el industrialismo, las fuerzas mecanizadas, nos han hecho pensar en dos cosas que no son ciertas: la primera es la creencia de que la Tierra tiene suficiente materia que explotar y que el valor de esa materia viene de la industria, no de la Tierra. La segunda es que la mujer es el segundo sexo, es una propiedad que, como tal, se puede poseer. La realidad es que todo valor comienza en la Tierra, incluyendo el valor creado de la extracción. Y la mayor parte del trabajo es desempeñado por mujeres si tenemos en cuenta la economía de los cuidados. Las mayores contribuciones las han hecho las mujeres. Pero la economía de la avaricia es ciega. Por eso es vital juntar el feminismo y el ecologismo y que configuren el mundo de la misma manera. La ecología es la ciencia de la vida, el feminismo es igual de derechos y el reconocimiento de la mujer. Si los juntamos, surge el ecofeminismo.

– ¿Está en contra de todo tipo de transgénicos?

– No estoy en contra. Posicionarme a favor o en contra me parece demasiado trivial, habiendo asuntos mucho más serios. Estoy a favor de las Naciones Unidas para que diseñen las leyes que proporcionen seguridad y clarifiquen cuál es el impacto de los transgénicos. Como dije antes, comparto el concepto de ciencia y responsabilidad de Einstein. Una ciencia responsable tiene que ver con averiguar qué es lo que provocan las modificaciones en los cultivos, en las vitaminas, en las plantas, en la salud de las personas. Eso nos da seguridad. De lo que sí estoy en contra es de la ignorancia. Estoy en contra de utilizar transgénicos sin saber qué provocan.

– ¿Es optimista?

– Soy optimista porque tengo que hacer ese trabajo. Si te responsabilizas y tratas de cultivar el optimismo, la esperanza, entonces la Tierra te enseña a mantenerlo siempre. La Tierra está cargada de minerales, de hongos, de bacterias beneficiosas… Soy optimista simplemente observándola por que sé que hará el resto del trabajo. Después de plantar las semillas, ellas harán el resto del trabajo. Ponerte al servicio de una tierra viva y creativa, infunde esperanza.

Ramón Albertus
Fuente: El Corre

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in