enero 21, 2023

Coeducación para transformar


El sistema educativo cumple bien con su función reproductora de la sociedad y, especialmente, reproduce una característica de esta, la desigualdad entre los sexos. Ahora bien, en la medida en que esta sociedad nuestra presenta avances en el terreno de la igualdad, es razonable pensar que el sistema educativo también está actuando contra la discriminación de género, es decir, que, además, ejerce una cierta función transformadora, con respecto al género, de las identidades personales y colectivas y de las relaciones entre las personas. 

Ahora bien, el análisis de los diferentes aspectos del propio sistema nos ha llevado a considerar que los elementos de transformación son débiles, predominando los aspectos que refuerzan el sexismo y, por tanto, hoy, la función reproductora tiene la supremacía: la institución educativa, a pesar de haber incorporado características democráticas, es una institución jerarquizada, donde determinados actores sociales gozan de una autoridad legitimada por la propia institución. Es, fundamentalmente, una institución mantenedora de estereotipos de género, de androcentrismo y de desigualdad, siendo minoritarios los elementos favorecedores de la igualdad entre los sexos.

El feminismo ante la educación

Nuevos retos 

No estamos en los tiempos en que la Sección Femenina dirigía la formación de las españolas, recomendándoles la sumisión al varón. El feminismo en nuestro país ha conseguido ser un movimiento potente, que ha conseguido importantes leyes igualitarias favorables a las mujeres y el aumento de la sensibilización social. El feminismo ha aportado valores fundamentales a las sociedades modernas, valores que no solo enmarcan el objetivo de la defensa de las mujeres, sino que proporcionan un marco para la lucha por los derechos humanos y de la mayoría social. Quiero destacar especialmente la trascendencia de la teoría feminista para los colectivos LGTBI. Su cuestionamiento del carácter patriarcal del sistema explica también la discriminación que sufren las personas que rechazan la norma heterosexual o que no se sienten del género que se les ha asignado.

La institución educativa es, fundamentalmente, una institución mantenedora de estereotipos de género, de androcentrismo y de desigualdad

Es previsible que el futuro siga deparándonos cambios favorables, que la carrera por la igualdad sea algo imparable y que sigamos avanzando en la extensión de una enseñanza coeducadora, pero todo está por ver y no están descartados los retrocesos, como en otras etapas históricas. Lo que sí parece evidente es la lentitud de la marcha, tanto más lenta cuantas menos acciones de los poderes públicos se preocupen de promover que los actores sociales que intervienen en la educación estén sensibilizados y dispongan de los recursos necesarios para el fomento de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y contra toda discriminación de género, uno de los principios de la educación, según nuestra máxima ley educativa.

El feminismo ante la educación

Hoy no tenemos ninguna duda de la importancia de lo que el feminismo ha aportado a la educación, de la importancia de los valores feministas, hasta el punto de que no se nos ocurre cómo podría existir una educación democrática que no tuviera en cuenta la necesaria inclusión de la mitad de la población, de sus aportaciones a la historia de la humanidad, que no fuera consciente de la discriminación social femenina, para luchar contra ella, que no combatiera el sexismo y el machismo aún presentes en la sociedad y en muchos comportamientos del alumnado…

Desde planteamientos feministas se ha teorizado sobre la necesidad de la coeducación y este modelo educativo se ha recogido en nuestra máxima ley educativa recientemente. La coeducación se ha llevado a la práctica en determinadas ocasiones, cuando el profesorado está sensibilizado a favor de la igualdad entre los sexos, cuando determinadas instituciones y administraciones educativas han propiciado la formación del profesorado y los recursos para fomentarla en los centros…

Desde el feminismo hemos defendido una escuela mixta que supusiera una misma educación para chicos y chicas, entendiendo que unos y otras están capacitados para hacer lo que deseen, sin limitaciones sociales debidas a su sexo, que tanto los espacios públicos como los privados deben ser ocupados sin restricciones sexistas que discriminan especialmente a las mujeres, al recluirlas en el ámbito privado, que las tareas domésticas y de cuidados deben ser compartidas por unas y otros y que la escuela tiene que darles valor porque realmente son importantes para la vida de las personas. 

La coeducación se ha llevado a la práctica en determinadas ocasiones, cuando el profesorado está sensibilizado a favor de la igualdad entre los sexos

Hemos propugnado una educación antipatriarcal, que cuestione los mandatos de la masculinidad hegemónica y todo lo que ello conlleva: el androcentrismo, los valores asociados a la competitividad y la agresividad, a la ocultación de los sentimientos… Frente a ello, la pedagogía feminista trabaja sobre las emociones, los placeres, las sexualidades y los vínculos afectivos, sobre los buenos tratos. Y reclamamos una educación en masculinidades no hegemónicas desde la creencia en que el machismo también victimiza, silencia y oprime las masculinidades. 

Hemos denunciado la invisibilización de las mujeres en los libros de texto. Hemos demostrado que la literatura que se difunde es la masculina, que la historia que se enseña es la de los varones, que la física que aprendemos en la escuela es la de las máquinas vinculadas a las actividades masculinas (recuerdo el motor de 4 tiempos de mi libro de física de 4º de bachiller), pero no se estudia la olla exprés o la batidora, que, en definitiva, tenemos unos currículos androcéntricos, que nos muestran la vida desde la unilateral y parcial mirada del mundo de los hombres, pretendiendo que esta sea totalizadora. Y hemos reclamado la presencia de las mujeres y la de sus aportaciones en los currículos académicos, para visibilizarlas, para rescatarlas como referentes en todo tipo de actividades y saberes para chicas y chicos.

Hemos propugnado una educación antipatriarcal, que cuestione los mandatos de la masculinidad hegemónica y todo lo que ello conlleva

Hemos sido muy conscientes de la gran fuerza que tiene para la educación, desde la infancia, lo que hemos denominado currículum oculto, es decir, las actitudes, comportamientos, costumbres… diferentes según el sexo, que el profesorado y el conjunto de los profesionales de la educación transmiten de forma inconsciente, como si de la propia naturaleza se tratara y no fueran producto de la cultura, aprendidos, e impuestos por las fuerzas sociales hegemónicas. 

Y todo ello transmitido por medio de un lenguaje al servicio de la discriminación femenina, no solo porque se obvia la referencia al femenino, quizás lo más difícil de corregir si no queremos hacer un discurso pesado y fatigoso, sino por la multitud de expresiones que esconden o menosprecian a las mujeres: son múltiples los ejemplos de este tipo de lenguaje que encontramos en los libros de texto que manejan nuestros estudiantes, en los fragmentos literarios, en los problemas de matemáticas… como, por supuesto, en la prensa de cada día.

Por eso también reclamamos una formación del profesorado que le haga reflexionar y modificar su propio estar, evitando el sexismo en su vida cotidiana. Porque la coeducación feminista tiene mucho de sensibilización, de cuestionamiento propio de las personas y de sus relaciones con los y las demás

La coeducación feminista tiene mucho de sensibilización, de cuestionamiento propio de las personas y de sus relaciones con los y las demás

Nuevos retos 

Pues bien, hoy la coeducación tiene que seguir desarrollando todos esos contenidos, pero se nos presentan algunos nuevos retos, no del todo novedosos en las propuestas feministas, pero retos, sí, porque las situaciones sociales son cambiantes y hay que darles la respuesta adecuada. Me refiero a la educación sexual, a la cuestión de la interseccionalidad y, específicamente, al tratamiento de la orientación sexual y de la identidad de género.

Como sabemos, la mayoría de nuestros estudiantes no reciben ninguna clase de educación sexual y muchos y muchas se acercan al hecho sexual a través de una pornografía en la mayor parte de los casos machista, violenta y denigratoria, sin que tengan ningún mecanismo para cuestionarla.


Carmen Heredero | Miembro del Consejo Escolar del Estado y de la Federación de Enseñanza de CCOO
Fuente: Nuevatribuna.es

Sí a la Diversidad Familiar!
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