febrero 27, 2023

Quiénes eran las beguinas, las mujeres que se fueron a vivir en comunidades sin hombres en la Edad Media


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Pie de foto, Grabado de "Un libro de las vecinas beguinas, útil para todos los católicos", de Johan Cornelisz van Bleiswijk, 1682. Origen: Países Bajos.


El 1 de junio de 1310 en la Place de Grève de París, Marguerite Porete ardió en llamas.

Había sido condenada a esa lacerante muerte por haber escrito una obra mística, Miroir des simples âmes (c.1300; "El espejo de las almas simples"), un diálogo entre el Amor, la Razón y el Alma.

Lo había escrito en su lengua, Picardo, y no en latín como dictaban las reglas eclesiásticas, y era "un libro itinerario espiritual" que leía en voz alta en distintas localidades, haciéndolo peligrosamente popular.

Para las autoridades, su mensaje era que el amor a Dios podía expresarse sin necesidad de un clero establecido como mediador.

La idea de democratizar la fe amenazaba con restarle poder no solo al clero, sino también al rey Felipe IV de Francia, quien estaba tratando de establecerse como el defensor de la fe católica.


Por esas y probablemente otras razones más, "El espejo de las almas simples" ya había sido declarada varios años antes una obra "herética" en Valenciennes por el obispo de Cambrai, quien ordenó quemar públicamente una copia en la Place d'Armes.

Marguerite buscó el consejo de eclesiásticos de los Países Bajos y recibió aliento de una figura eclesiástica tan luminosa como Godofredo de Fontaines, ex maestro regente de Teología en la Universidad de París.

Quizás pensando que con el paso del tiempo había también pasado la tormenta, a finales de 1308 decidió leer su tratado en público, y fue arrestada y entregada al tribunal de la Inquisición.

Durante un año y medio Guillermo de París, el confesor del rey, la interrogó, mientras que un panel de 21 teólogos evaluaban extractos de su obra.

En su juicio, se negó a prestar juramento de "verdad" ante la Inquisición, pues la consideraba una institución injusta, y a recibir la absolución sacramental por faltas que, según ella, no había cometido.

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Pie de foto,Su caso fue discutido en el Concilio de Vienne, que condenó a las beguinas como herejes. (Concilio de Vienne, obra de Cesare Nebbia).


La encontraron hereje reincidente, y Marguerite y su libro fueron sentenciados juntos.


El continuador del cronista Guillermo de Nangis, quien narró la ejecución, relató que mostró signos de penitencia "nobles y devotos" que retorcieron el corazón de los espectadores.

Su caso contribuyó a la redacción de un canon del Concilio de Vienne (1311-1312) que condenó al movimiento de las beguinas -del cual Marguerite Porete era una de sus más notables figuras- como hereje.

El movimiento

Las beguinas fueron parte de una era de vigoroso florecimiento espiritual durante la Edad Media.

En esa época, las opciones de las cristianas no eran muchas: podían casarse con Dios, y volverse monjas confinadas al claustro bajo votos de obediencia, castidad y pobreza, o con un hombre, y vivir cuasiconfinadas en sus hogares bajo votos de obediencia y fidelidad.

Eso dejaba a las que se negaban a casarse o a las que no encontraban pareja, dada la alta mortalidad de los hombres en las Cruzadas, así como a las viudas y hasta a algunas mujeres casadas sin espacio claro en el cual vivir o lugar para gozar de algún asomo de independencia.

Fue así como surgió ese estilo de vida semirreligioso de las beguinas en Flandes en el siglo XII, que forjó una tercera vía para mujeres de todos los rangos y fortunas.


IMAGEN,GERMANISCHES NATIONALMUSEUM
Pie de foto, El movimiento se extendió por Alemania, Italia y España. (Grabado de una beguina de Des dodes dantz, impreso por Matthäus Brandis en Lübeck en 1489).


No pertenecían a ninguna orden religiosa, así que hacían sus propias reglas, y, dependiendo de ellas, podían vivir desde como itinerantes solitarias hasta en comunidades de clausura, con mucha variedad entre esos dos extremos.

Tal diversidad y la ausencia de una administración centralizada dificultan cuantificar el número de beguinas.

Por una carta del papa Juan XXII al obispo de Estrasburgo, se sabe que en 1321 en Alemania Occidental vivían unas 200.000 beguinas.

En Bruselas, cinco décadas después, se calcula que vivían unas 1.300 beguinas, más del 4% de sus 30.000 habitantes.

Se estima que en el momento de su mayor expansión el movimiento contaba con un millón de beguinas en toda Europa, pero no hay documentación para afirmarlo con certeza.

  • Para seguir leyendo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-64735821

Fuente: BBC News Mundo

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