María Sonia Cristoff: Es perverso cómo se disfraza el cuidado como algo natural de las mujeres
La escritora argentina María Sonia Cristoff, autora de Derroche.
“Desde la cuna, desde los medios, desde los predios, desde los curas, todos te quieren convencer de que eso de limpiar y de ver qué cocinar es tu cuota de placer”, ese es uno de los textos que la escritora argentina María Sonia Cristoff incluye en su nuevo libro “Derroche”, una novela en la que hace una crítica al sistema laboral que provoca que la vida gire en torno al trabajo y que se éste se “disfrace”, como se hace con el cuidado, de algo natural e intrínseco de las mujeres.
“El problema grave son todas estas formas que toma el trabajo, que se disfraza de otra cosa, y nada mejor para mí que las tareas de cuidado. Es evidente cómo se disfraza de otra cosa. Hoy, con toda la fuerza del feminismo, sigue recayendo el trabajo de cuidados sobre las mujeres. (Está) totalmente invisibilizado y lo peor y más perverso es que está disfrazado de lo que dice la canción: te quieren realizada, te quieren en la cocina. Esto de que es natural que la mujer sienta felicidad de estar embarazada, de cuidar, es naturalizar el sometimiento”, asegura la autora en una entrevista con Efeminista.
Pero la mirada crítica de Cristoff, autora de otros títulos como “Falsa calma” o “Desubicados”, va más allá del cuidado, pues en “Derroche” pone en evidencia el “extractivismo vital” que convierte a los “trabajos en infiernos sostenibles” y a las vidas “en dedicaciones a tiempo completo”. El libro se ha publicado en España de la mano de Random House tras cosechar un gran éxito de venta y crítica en Argentina.
Por medio de la historia de Lucrecia y su tía recién fallecida Vita, la escritora utiliza la sátira para poner foco en la demanda laboral y cómo el sistema aniquila la vida social y familiar de las personas.
“Ahora hay una demanda del trabajo a toda hora y en cualquier lugar. Además hemos convertido muchas de nuestras prácticas en trabajo. Yo no sé si la gente es consciente de la cantidad de veces que se mete a las redes por una cuestión de autoconstrucción laboral. Hay vida que se nos quita en todo eso, hay vida que se te quita en no poder hacer lo que tienes ganas”, denuncia.
Derroche, de María Sonia Cristoff
Aunque dentro de la novela Cristoff introduce canciones, crónicas, cartas y otros textos de ficción, la historia también se desprende de realidades.
“He tratado toda la vida de cuidar un poco que no me toquen del todo las demandas del mundo, pero por supuesto que no lo consigo. Y en el momento en el que empecé a escribir esta novela era un momento en el que particularmente no lo estaba consiguiendo, que me parecía que estaba realmente vencida por las demandas del sistema que son cada vez mayores y más imperceptibles”, recuerda la autora.
Pero también está basada en “momentos históricos” que se vivieron en Argentina y que tienen similitudes emocionales con una época de la vida de la autora.
“En el capítulo ‘Cuadernos de infancia’ hay un momento histórico real porque para armar el primer personaje de los tres centrales, que es Vita, me basé mucho en una revista anarquista que se hizo en el principio del siglo 20 en una provincia argentina que se llama La Pampa. Para armar ese verosímil yo leí mucho lo que pasó con ese grupo anarquista. Ahí de hecho hubo un foco anarquista muy importante hasta que en la década del 30 terminan todas las proclamas anarquistas y los grupos de la peor manera posible”, recuerda.
“Es verdad que mi memoria emotiva está muy nutrida porque 50 años más tarde, en la década del 70, a mí me tocó vivir en la Patagonia, en una ciudad que se llama Trelew, que es lamentablemente célebre porque hay un fusilamiento de presos políticos que al día de hoy los historiadores lo toman como la antesala de la dictadura atroz que surgió en el 73. Yo de niña viví eso y emocionalmente es parecido”, agrega.
El “extractivismo vital”
En 2021, medios estadounidenses empezaron a informar sobre un aumento significativo en las renuncias, un fenómeno que fue calificado como “La gran renuncia”, impulsado, entre otras razones, por el agotamiento laboral y la negativa de las personas de volver al trabajo presencial tras estar meses en teletrabajo debido a la pandemia de covid-19.
Sin embargo, y aunque algunos países y empresas experimentan con una reducción de los días laborales, María Sonia Cristoff tiene algunas dudas sobre si realmente las renuncias masivas o la modificación de las jornadas laborales van a surtir efecto y provocar un cambio en el sistema.
“¿Cuánto pueden funcionar ciertos experimentos si las demandas del mundo siguen siendo las mismas? Lo más probable es que lo lleven al fracaso porque si les sigues exigiendo (a las personas) consumo, excelencia, calidad, todas esas palabras horribles que el sistema que nos pervierte las convierte en su caballito de batalla, toda esa jerga horrible y malsana y totalmente perversa que además convence a un montón de gente”, reflexiona.
“En general, la mayor parte de los jefes son convencidos por algo. O sea el problema en la pequeña maquinaria que mueve el mundo son los cómplices, los convencidos, por eso insisto con esto del ejercicio crítico”, agrega.
La autora espera que estos experimentos realmente se conviertan en políticas públicas que permitan a la gente vivir más.
“Eso es lo que deseamos y necesitamos, que puede tomar la forma de renta universal, de trabajar nada más que cuatro horas por día y que haya menos trabajo para mayor cantidad de gente. Eso de generar vida, eso de tener tiempo para irte con tus amigos, con tus hijos al parque. Acá ahora (en Madrid) está este sol divino y la verdad que no quiero sonar como una pastora evangelista, pero esa es la vida, si me quiero ir a tomar una cerveza, chau”, concluye.
Por Cristina Bazán
Fuente: Efeminista