junio 21, 2023

¿Por qué es el edadismo una cuestión feminista?


El edadismo se define como una discriminación dirigida a personas de una cierta edad, basada en estereotipos negativos. Y, por otro lado, el feminismo es la lucha por los derechos de las mujeres. Es cierto que de un tiempo a esta parte al feminismo le están endilgando todo tipo de causas que no tienen gran cosa que ver con éste, en gran parte para diluir su valor. Sin embargo, yo creo que deberíamos preguntarnos si le atañe el edadismo al feminismo y si es el edadismo un asunto que debería ser importante en la agenda feminista. Y la respuesta es que sí, sin duda, entre otras razones porque, aunque los hombres y la gente muy joven también es discriminada, el edadismo se ensaña sobre todo con mujeres, ya que aparte de vivir en una sociedad edadista, vivimos en una que es patriarcal. En el caso de las mujeres de mediana edad, ambas discriminaciones nos atraviesan, con resultados nefastos. No quiero decir que el feminismo deba abandonar otras causas por las que aun lucha, y convertirse en un movimiento abanderado del edadismo, sino más bien, que debería prestar especial atención al prisma de la edad cuando se lucha contra las opresiones patriarcales, que debería considerar como la edad se interrelaciona con el sexo. El binomio misoginia y edadismo es particularmente cruel, no hay más que ver como se habla de las mujeres de una cierta edad en los medios para constatar que nuestro valor social es nulo o simplemente caminar por la calle para ser conscientes de nuestra invisibilidad. Este valor social tiene implicaciones muy serias, por lo cual, considero que, si eres feminista, sea de la edad que seas, debes preocuparte por el edadismo, por varias razones:

  • La población española (y la de muchos otros países) sigue envejeciendo, y las mujeres vivimos más años que los hombres, (según el ministerio de Sanidad, en 2020 la esperanza de vida era de 79.5 en hombres y 85 en mujeres). Es una cuestión de números, simplemente. Este otro artículo habla también de la feminización de la vejez, una tendencia como he indicado arriba se acentúa cuando hablamos de personas de más edad. Si eres mujer, tienes bastantes papeletas para llegar a la tercera edad.
  • Sin embargo, a pesar de la -relativa- buena noticia de ver más mujeres que hombres llegando a avanzadas edades, también existe el problema de la feminización de la pobreza, ya que muchas mujeres han tenido barreras insalvables a la hora de acceder a trabajo bien pagado, como el tener que asumir tareas de cuidadora, por no hablar de la discriminación estructural que ha existido y sigue existiendo. Este artículo comenta que, según el Instituto de la Seguridad Social, mientras los hombres cobran una pensión de 1.258 euros al mes, las mujeres cobran una media de 835. Por desgracia, esta tendencia no ha desaparecido.
  • Relacionado con este punto, a pesar de la lucha feminista, muchas de estas barreras que amenazan la paridad económica entre hombres o mujeres, como el llamado techo de cristal o también la brecha salarial no se han superado aun, y en muchos casos, es posible que el edadismo sea el culpable. Estamos hablando de esa currante en muchas empresas que, pasados los 45 (el edadismo empieza muy pronto), y a pesar de tener una amplia experiencia laboral, nunca llega a posiciones de mánager y mucho menos directora, o se le hace la vida imposible en la oficina para que renuncie por su propia cuenta. Sus logros y su duro trabajo nunca son reconocidos, a pesar de que, en muchos casos es precisamente ella quien sostiene el departamento entero. Tiene que conformarse con el papel de eterna segundona mientras se promociona a gente, en general hombres, más jóvenes y con menos experiencia laboral que ella. Y eso cuando encuentra trabajo, porque, como explico en mi libro La Mujer Obsoleta, en muchos casos ni siquiera le ofrecen un contrato, por considerar su “avanzada” edad de 45 años un hándicap insuperable. Este edadismo en lo laboral directamente impacta nuestra situación económica, muchas veces empujándonos hacia la precariedad financiera y la exclusión social y constituye una tremenda injusticia. A sueldos menores, una inferior pensión que aumentará el riesgo de pobreza más tarde.
  • El edadismo empieza bien pronto. No es un asunto que atañe solamente a mujeres ancianas, sino que, en lo laboral, comienza a atisbar, en el caso de las mujeres, a edades muy tempranas, y muy a menudo cuando, como profesionales, hemos adquirido una amplia experiencia laboral que, en teoría, debería ser valorada por empresas. Es una cruel paradoja de esta sociedad misógina y edadista que es entonces cuando se nos empuje a los márgenes, sobre todo porque la población española es una que está experimentando un rápido proceso de envejecimiento más acelerado que otros países europeos, según informa este estudio. No nos morimos, pero el edadismo nos borra, nos invisibiliza.
  • Las mujeres jóvenes de hoy en día, muchas de las cuales están a duras penas incorporándose a un mundo laboral cada vez más complejo, altamente competitivo y precarizado también llegarán a ser mujeres de mediana edad y una sociedad obsesionada con la juventud las rechazará a ellas también, a pesar de su preparación y sus méritos.
  • El edadismo es una discriminación muy generalizada que hemos aprendido a normalizar. Mientras debatimos y como sociedad intentamos luchar contra otras discriminaciones, el desprecio hacia las personas de mediana edad y más mayores campa a sus anchas.

No debemos dejar de lado las luchas tradicionales del feminismo, como la lucha contra la violencia machista, o la lucha para conseguir la igualdad, pero cuando hablemos de feminismo, prestemos especial atención a como el patriarcado se ceba especialmente con las mujeres de mediana edad en adelante. Por ejemplo, leo que, en 2020, en plena pandemia Covid los sectores feminizados fueron especialmente golpeados, muchos de ellos, asociados con los cuidados y la limpieza, precarios y basados en la economía sumergida. La participación de mujeres de mediana edad en estos sectores tiende a ser alta. Allá por 2018 un estudio presentado por Asempleo (Patronal de empresas de trabajo temporal) anunciaba que la nueva cara del paro era una mujer de mediana edad con estudios, y datos más recientes dicen que 61% de parados de larga duración son mujeres de más de 45 años. En mis diarios paseos por Cádiz capital, donde ahora vivo, muy frecuentemente veo mujeres de mi edad acompañando a ancianos y ancianas; el único empleo al que tienen acceso. Es muy cierto que en esta ciudad ha sido y continúa siendo especialmente castigada por el paro y que las oportunidades laborales son muy escasas para personas de todas las edades y sexos. Aun así, y basado en mis propias experiencias, las cuales relato en mi libro, y en las historias que otras mujeres de mi misma edad han compartido conmigo, es muy obvio que la nefasta unión de edadismo y sexo echa a profesionales del mercado de trabajo cuando se acercan a la mediana edad y que este asunto, por las razones que aquí he expuesto, deberían tener especial consideración en el feminismo.

Feminista, profesora de inglés y antes profesional del marketing. Vive actualmente en Cádiz tras más de veinte años en Estados Unidos, cuatro en Reino Unido y tres en Japón.
Fuente: Tribuna Feminista

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