julio 08, 2023

Menopausia Inc


Sofocos, insomnio, engordar, sequedad vaginal y cambios de humor son algunos de los síntomas asociados a la menopausia, ese momento de la vida en el que la mujer ya ha agotado sus óvulos y deja de ser fértil. Ni más, ni menos, y sin embargo, esta nueva fase ha sido tradicionalmente tratada como cosas de mujeres y por tanto, ignorada por una sociedad machista a la que le importan poco los problemas de la otra mitad de la población y más si estamos hablando de asuntos de mujeres de mediana edad. Después de todo, se nos ha valorado principalmente por nuestro atractivo físico, y este desaparece cuando vamos cumpliendo años y dejamos de menstruar, lo mismo nuestro valor social. Consecuentemente, muchas mujeres han tenido que lidiar solas con estos síntomas, que a veces pueden ser severos. En mi caso, cuando escribí esta historia en esta misma website de Tribuna Feminista, había estado trabajando en una empresa formada en gran parte por gente muy joven a la que le importaba un pimiento que mis ovarios estuvieran en sus ultimas agonías, y no podían entender (y a mí me daba vergüenza explicar) porqué necesitaba un escritorio cerca de una ventana abierta. Me parece importante, desde este punto de vista, que las mujeres no suframos en silencio y que desaparezca poco a poco el estigma asociado a la menopausia.

El problema es que, aparte de vivir en una sociedad machista y edadista, que desprecia a las mujeres de mediana edad, también vivimos en una que es capitalista, y, por lo tanto, junto al sano intento de cambiar la narrativa en lo que concierne a la menopausia, ésta se puede convertir y de hecho se está transformando en un producto. Los ejemplos mas claros de la “monetización” de la menopausia se ven fuera de estas fronteras, sobre todo en Estados Unidos, donde la presentadora Stacy London organizó una conferencia en 2022 para directoras o CEOs menopáusicas la cual tuvo lugar el 18 de octubre, día de la menopausia (sí, hay un día de la menopausia) y lanzó una website vendiendo productos que se supone alivian los síntomas. Y es que, en 2021, el Congreso Americano de Ginecólogos declaró que unas 6.000 mujeres llegan a la menopausia diariamente. Según este artículo, el llamado mercado de la menopausia puede llegar a valorarse en 22 billones de dólares en 2028, gracias a las muchas mujeres que dejan de tener la menstruación y la cantidad de productos que están comprando. Otras fuentes de información dan diferentes números, pero lo que sí parece es que este sector podría dar pingües beneficios con la venta de todo tipo de mercancía. Productos, por ejemplo, como los que está vendiendo, bajo la marca Stripes la actriz Naomi Watts, los cuales incluyen un suero facial por 80 dólares o un gel vaginal con el módico precio de 50 pavos. En su website declara que quiere “sacar a la menopausia de la sombra”, pero yo personalmente creo que quiere sacar tajada. Lo mismo que otras marcas de cosmética, como Vichy, con una línea de cremas para mujeres de mediana edad y hasta la cadena de ropa y accesorios Primark ha lanzado en Reino Unido una campaña de productos para la mujer menopáusica. Y no olvidemos a la emprendedora y antes actriz Gwyneth Paltrow, quien vende vitaminas llamadas Madame Ovary para la mujer menopáusica por 90 dólares. Eso, por no hablar de los muchos productos en la website de objetos hechos a mano Etsy, que tienen multitud de mercancía, como tazas, bromeando sobre la menopausia.

Que muchos de estos productos hayan sido lanzados al mercado por mujeres no me hace sentir mejor que si fueran hombres beneficiándose de lo que puede ser miseria corporal para muchas, ya que entiendo que son mujeres ricas quienes, lejos de llevar a cabo una labor altruista, aunque digan lo contrario, en realidad solo quieren ganar más dinero. Es puro consumismo.

Que marcas de cosmética y unas cuantas famosas se forren con la menopausia no ayuda al resto de nosotras. Aprecio que la menopausia sea más visible, pero la mala fama en algunos casos, o la insuficiente atención que se le da son la consecuencia del sexismo y el edadismo. Ningún gel vaginal de 80 euros va a solucionar el estigma de la menopausia y el énfasis sobre la juventud de muchos de estos productos empeoran el problema al perpetuar la idea de que parecer joven es la solución.

Tratar a las mujeres de mediana edad como un mercado potencialmente lucrativo no es la perspectiva correcta. Es necesario que muchos lugares de trabajo tengan en mente las necesidades de una mujer de mediana edad que está sufriendo de insomnio por culpa de los sofocos, por ejemplo, y que las mujeres podamos obtener tratamientos e información de calidad y sin paternalismos. Y como he explicado en mi libro, La Mujer Obsoleta, necesitamos nombrar el problema del edadismo, de la discriminación hacia las mujeres de mediana edad en adelante, en el ambiente laboral y en la sociedad en general. Necesitamos cambiar la narrativa, que el edadismo deje de ser un problema individual que nosotras debemos gestionar y aguantar y nombrarlo como la discriminación estructural que es. Necesitamos un cambio social para que las mujeres dejemos de ser echadas a los márgenes una vez que nuestra fertilidad y atractivo físico cambien y eso no ocurrirá mientras sigamos viviendo en un mundo patriarcal y mientras el edadismo siga campando a sus anchas.

Feminista, profesora de inglés y antes profesional del marketing. Vive actualmente en Cádiz tras más de veinte años en Estados Unidos, cuatro en Reino Unido y tres en Japón.

Fuente: Tribuna Feminista

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