El Thyssen muestra el recorrido histórico de las grandes “Maestras” de la pintura
"En el palco", 1904-1907, de Helene Funke.
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza acoge desde el 31 de octubre la exposición “Maestras”, comisariada por Rocío de la Villa, una gran muestra que, desde una perspectiva feminista, ofrece un recorrido por las grandes maestras del arte, algunas muy reconocidas en su tiempo, otras menos y muchas silenciadas o borradas por el canon patriarcal de la historia del arte.
Una muestra que recorre desde finales del siglo XVI hasta las primeras décadas del siglo XX, a través de más de un centenar de piezas de artistas como Artemisia Gentilleschi, Angelica Kauffmann, Clara Peeters, Rosa Bonheur, Mary Cassatt, Berthe Morisot, María Blanchard, Natalia Goncharova, Sonia Delaunay o Maruja Mallo.
Partiendo de la noción actual de sororidad, la muestra focaliza grupos de artistas, mecenas y galeristas que compartieron valores y condiciones socioculturales y teóricas favorables, pese al sistema patriarcal.
La conjunción de periodos históricos, géneros artísticos y temas es el eje principal sobre el que se vertebra el proyecto, evidenciando cómo estas artistas abordaron cuestiones candentes en su época, tomaron posición y aportaron nuevas iconografías y miradas alternativas. Mujeres cultas, curiosas, viajeras, cosmopolitas, comprometidas.
“Maestras” unidas por la sororidad
La muestra se divide en ocho secciones : “Sororidad I. La causa delle donne”, en este capítulo se reúnen las representaciones que narran la historia de figuras bíblicas femeninas sobre la violencia de género y los agravios a las mujeres en la época, entre ellas: “Judit con la cabeza de Holofernes” (1600), de Lavinia Fontana; “Judit y su criada” (1618-1619) , y “Susana y los viejo”s (1623), de Artemisia Gentilleschi; y “Porcia hiriéndose en el muslo” (1664), de Elisabetta Sirani.
“Botánicas, conocedoras de maravillas” es el título de la segunda sección. En este apartado se indaga en el papel de las artistas en el surgimiento y esplendor del género de la naturaleza muerta y una posible genealogía femenina en torno al subgénero del bodegón con insectos, fruto de una concepción ecológica no mecanicista a cargo de artistas científicas, como la alemana Maria Sibylla Merian.
Su obra se presenta en la sala junto a la de otras pintoras italianas y centroeuropeas del siglo XVII, como Fede Galizia, Giovanna Garzoni o Clara Peeters, y francesas y británicas como Louise Moillon o Mary Beale. Un conjunto de pinturas que no solo muestran el virtuosismo alcanzado por estas artistas, sino también su capacidad de observación y sus conocimientos científicos.
Ilustradoras y académicas en el Thyssen
La tercera sección lleva por título “Ilustradoras y académicas” y en ella se muestra lo que fue la Ilustración en Francia, época de las “salonnières”, las anfitrionas de reuniones culturales y artísticas, muchas de ellas convertidas en auténticas mecenas y participantes activas del debate cultural, y su compañerismo con intelectuales y artistas.
Además, el mecenazgo de María Antonieta y las Mesdames tuvo una gran influencia para el reconocimiento, incluso académico, del valor de la producción artística femenina, que se centró en el género del retrato, en pintura de género y en escenas neoclásicas, mostrando una pluralidad de roles femeninos de intenso acento teatral.
Todo ello se ve a través de la obra de creadoras británicas, francesas y españolas de antes y después de la Revolución francesa (1770-1850), como Angelica Kauffmann, Adélaïde Labille-Guiard, Louise-Élisabeth Vigée-Le Brun o Victoria Martín Barhié, entre otras.
La contribución al orientalismo y al costumbrismo
“Orientalismo costumbrista” es la cuarta sección, dedicada a poner en valor la contribución de artistas mujeres al orientalismo y al costumbrismo mostrando cómo, frente al punto de vista masculino, patriarcal e incluso del ‘voyeur’ colonial, ellas aportaron experiencias de proximidad con otras mujeres no occidentales, dotando de dignidad a los temas y sujetos representados.
Se puede ver en la obra de artistas francesas, estadounidenses y españolas de entre finales del siglo XVIII y la primera década del siglo XX en las que confluyen ambos estilos, como Rosa Bonheur y su fascinación por el exotismo de la cultura española, o la renombrada pintora orientalista Henriette Browne, que cultivó el orientalismo en sus viajes a países musulmanes, también Mary Cassatt al inicio de su carrera en Sevilla y artistas españolas como Alejandrina Gessler de Lacroix, Elena Brockmann de Llanos y María Blanchard.
Trabajos, cuidados
Sigue la sección “Trabajos, cuidados”, que muestra cómo tras excluírselas de las Academias oficiales, en París, las mujeres procedentes de toda Europa y América estudian en escuelas privadas segregadas y, con el telón de fondo de las reivindicaciones feministas, fundan las primeras asociaciones de artistas mujeres y el Pabellón de la Mujer en la Exposición Colombina Mundial de Chicago, en 1893.
En este capítulo se reúnen ejemplos del realismo y del idealismo romántico y político de las artistas, con sus representaciones de mujeres trabajadoras, tanto en tareas tradicionales como en diversos oficios y profesiones, abarcando el periodo de 1860 a las primeras décadas del siglo XX. Las trabajadoras retratadas por mujeres nunca están solas e interactúan entre sí, subrayando en sus obras los lazos de compañerismo. “Las lavanderas” (1882) de Marie-Louise Petiet, “El cerezo” (1891) de Berthe Morisot, “Las amas de casa” (1905) de Lluïsa Vidal o “La zapatería” (h. 1911) de Elizabeth Sparhawk-Jones son algunos de los magníficos ejemplos que ilustran este capítulo.
Nuevas maternidades
La sexta sección, “Nuevas maternidades” muestra cómo a finales del siglo XIX las artistas comienzan a plasmar los sentimientos de las mujeres acerca de su propia maternidad, al margen y frente al discurso patriarcal del “ángel del hogar”. “Desayuno en la cama” (1897) de Mary Cassatt, “Ver Sacrum” (Autorretrato con su hijo Peter) (1901) de Elena Luksch-Makowsky, “Maternidad, media figura” (1906) de Paula Modersohn-Becker, “Marie Coca y su hija Gilberte” (1913) de Suzanne Valadon o “Maternidad” (1932) de Tamara de Lempicka son algunas de las piezas excepcionales reunidas en esta sección, que incluye también esculturas de Käthe Kollwitz y Emy Roeder.
La complicidad entre las mujeres
“Sororidad II. Complicidades” se centra en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX donde abundan las representaciones de amigas en dúos, tríos o grupos en situaciones de complicidad, de estudio o de ocio compartidos. Son espacios y momentos en común en los que no pasa nada, pero precisamente ahí radica su interés, ofreciendo múltiples variaciones de una iconografía inédita: la amistad entre mujeres.
Se muestran aquí obras de maestras europeas y americanas de entre 1880 y los años veinte, entre ellas, “Las hermanas” (1869) de Berthe Morisot, “Tres mujeres con sombrillas” (Las tres gracias) (h. 1880) de Marie Bracquemond, “Confidencias crepusculares” (1888) de Cecilia Beaux o “El ramo” (1925) de Lola Anglada.
Emancipadas
Se cierra con la sección 8 bajo el título “Emancipadas”.- Entre 1900 y 1937, mientras se consigue el sufragio femenino en la mayoría de los países occidentales, las artistas más avanzadas del momento continúan abordando iconografías que subrayan la complicidad entre mujeres y sus aportaciones distintivas en los nuevos lenguajes vanguardistas.
Fueron muchas las que participaron activamente en los movimientos artísticos de vanguardia, artistas reconocidas que triunfaron en vida y que fueron modelo de fuerza, compromiso, vitalidad, creatividad e independencia, pero que, tras su muerte o a raíz de acontecimientos históricos como la Segunda Guerra Mundial o, en el caso de España, la dictadura franquista, serían eliminadas de la historia y de los museos. Camille Claudel, Jacqueline Marval, Helene Funke, Natalia Goncharova, Frida Kahlo, Ángeles Santos o Maruja Mallo son algunas de las grandes maestras cuya obra se expone en esta última sección.
“Maestras” es la primera gran muestra enmarcada en el proceso de redefinición feminista que el Museo Thyssen está realizando en los últimos años, y cuenta con la colaboración de la Comunidad de Madrid y el patrocinio de Carolina Herrera. Tras su presentación en Madrid, una versión reducida de la muestra podrá verse en el Arp Museum Bahnhof Rolandseck de Remagen (Alemania).
Por Carmen Sigüenza
Fuente: Efeminista