diciembre 07, 2023

20 años de lucha feminista organizada en contra la violencia hacia las mujeres en Rumanía

La violencia contra las mujeres en Rumanía está cada vez más arraigada con una alarmante cantidad de personas que justifican actos no consentidos. El activismo feminista ha conseguido algunos avances en cuestiones de legislación y concienciación de los medios de comunicación, pero los retos siguen siendo abundantes.

Una concentración contra la violencia hacia las mujeres, organizada por varias ONG en Bucarest en julio de 2019. | Foto: Eli Driu, Libertatea



Un estudio de 2016 que analizó la violencia de género en los Estados miembros de la Unión Europea reveló que el 55 % de los rumanos y rumanas consideran que el contacto sexual no consentido está justificado en determinadas situaciones. Para el 30 % de estos encuestados, la violación estaba justificada cuando la mujer estaba en un grupo que había consumido drogas y alcohol, mientras que para el 25 %, vestirse de manera "provocativa" podría presentar un motivo razonable para el abuso sexual.

A nadie ha de sorprender que en 2021 el Instituto Europeo de la Igualdad de Género clasificara a Rumanía en el antepenúltimo lugar en el Índice Europeo de Igualdad de Género, justo por encima de Hungría y Grecia. Mentalidades según las cuales "una bofetada no es golpear", "si me pega es que me quiere", o "a una mujer hay que darle unos guantazos de vez en cuando o se va a hacer demasiado grande para sus botas" (todos estos son dichos populares en Rumanía) están profundamente arraigadas en la cultura rumana y, lamentablemente, todavía siguen vigentes. Conversaciones esclarecedoras y, en ocasiones, difíciles con activistas feministas, investigadoras y varias ONG revelaron que la violencia de género es uno de los problemas más acuciantes a que se enfrentan las mujeres rumanas en este momento.

Desde el año 2000, que marcó las primeras protestas callejeras contra la violencia de género en Rumanía, el movimiento feminista ha logrado mucho: impulsar la promulgación de una legislación adecuada, ofrecer apoyo a las víctimas y sensibilizar a la sociedad. Este movimiento también ha dado grandes pasos para cambiar la forma en que los periodistas y los principales medios de comunicación difunden estas historias. Este, sin embargo, es un campo amplio y su historia reciente podría llenar por sí sola las páginas de todo un libro.
La protesta por culpa de Playboy

En abril de 2000, varios medios de comunicación internacionales, como el New York Times, CNN y BBC cubrieron unas protestas sin precedentes en Bucarest dirigidas por mujeres. Fue en respuesta a una mala broma en el Día de los Inocentes [celebrado en abril]. La edición rumana de Playboy había publicado un artículo titulado “Cómo golpear a tu esposa... sin dejar marcas”, que describía en detalle diez métodos, junto con una serie de fotografías. El artículo insinuaba que una buena paliza podría incluso acabar en una experiencia sexual sublime, algo que las esposas anhelarían en secreto. El artículo provocó una ferviente reacción por parte de las activistas feministas que, por primera vez en la historia de Rumanía, se movilizaron en masa contra la violencia de género.

La protesta frente al Parlamento rumano incluyó una campaña de envío de cartas a miembros del Parlamento y embajadas. El suceso terminó en las portadas de los medios internacionales y cobró impulso como la primera impugnación pública contra las anticuadas políticas nacionales relativas a la condición de las mujeres rumanas (Miroiu, 2015, p. 108). Christie Hefner, a la sazón presidenta de Playboy Enterprise, se disculpó públicamente, reprendió al editor jefe de la revista rumana e hizo una pequeña donación a las ONG que trabajan en violencia de género en el país.
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Además, las activistas participantes en el movimiento recibieron una invitación para publicar una serie de artículos en la edición rumana de Playboy. Una coalición temporal de nueve organizaciones dedicadas a luchar contra la violencia de género se formó inmediatamente después de la protesta y las nociones de “violencia familiar” y “violación marital” se introdujeron en el Código Penal ese mismo año (Braga et. al., 2017). El principal obstáculo para la protesta fue, lamentablemente, la falta de interés por parte de los medios de comunicación nacionales, que se mantuvieron en rígida contraposición al interés internacional. Solo la versión rumana de la revista Cosmopolitan cubrió las protestas.
“Un crimen pasional”

La violencia de género se explota frecuentemente como entretenimiento en espacios públicos, en televisión y en la cultura popular. Las feministas advirtieron tales casos en 2012, año en que Rumanía registró 14 000 casos declarados de violencia de género (ANES, 2018). Como resultado, tres grupos feministas organizaron una protesta que denominaron “Violenta nu este divertisment!” (¡La violencia no es entretenimiento!), y usaron el espacio para resaltar el papel de los medios en la sensacionalización del comportamiento agresivo contra las mujeres, la burla a que se somete a las víctimas, la hipersexualización de las mujeres, y la dulcificación de los feminicidios mediante frases como “un crimen pasional”, “asesinada por amor” o “atracción fatal”. “Las activistas feministas exigieron la adopción de un código ético en el periodismo. Lamentablemente, los sucesos recibieron una cobertura casi nula en los medios”, manifestó Tudorina Mihai, presidenta de la asociación FRONT (1).

En 2013 las estadísticas evidenciaron que casi el 30 % de los rumanos admitían que en ocasiones las mujeres “tenían la culpa de que las pegasen” y un 42 % consideraba que la violencia doméstica no era un asunto de interés público (Investigación de INSCOP, 2013). El mismo año, el gobierno rumano intentó “resolver” los casos de violación por medio de una nueva ley de mediación que habría obligado al acusado y a la víctima a una resolución informal de la disputa, en un intento de evitar que tales casos se trataran en los tribunales (Iancu, 2013).

Esta ley no solo planteaba el peligro de empoderar al agresor, sino que también amenazaba con volver a traumatizar y desacreditar a la víctima. Las organizaciones feministas organizaron rápidamente protestas callejeras para oponerse a la ley y tales manifestaciones ayudaron en último extremo a bloquear la entrada en vigor de la ley. El activismo en pro de los derechos de las mujeres cobró auge en Rumanía en ese periodo. Fueron numerosas las organizaciones que unieron fuerzas y formaron lo que llegaría a ser la red más importante para dar respuesta a la violencia de género: VIF (La Red Rumana para Evitar y Combatir la Violencia contra las Mujeres).

Rumanía era el único país de la UE que no ofrecía protección legal a las víctimas de violencia de género (Sandu, 2019). FILIA Centre, una de las primeras asociaciones feministas del país puso en marcha en 2011 el proyecto “Femelle spun NU publicitatil ofensatoare!” (¡Las mujeres dicen NO a la publicidad irrespetuosa!) que incluía un catálogo de varios anuncios comerciales irrespetuosos, así como un libro sobre el mismo tema.

El mismo año, FILIA organizó una manifestación frente del Parlamento para exigir una mejora de las leyes para evitar y controlar la violencia de género, así como la adopción de una ley de orden de protección. En la protesta “STOP violenței asupra femeilor: Victimele nu mai pot astepta!” (¡Stop a la violencia contra las mujeres: las víctimas no pueden esperar más!), las activistas feministas se presentaron con moratones pintados en sus cuerpos, cubiertas de vendajes y portando velas encendidas en memoria de las víctimas de feminicidio. Las activistas resaltaron que la violencia de género no era un asunto privado y que debía llevarse al terreno de la política.

En 2012, el Caso Perla fue uno de los crímenes de violencia de género más notorios cubiertos hasta la fecha por los medios de comunicación rumanos. Un marido asesinó de un disparo en Perla, la peluquería donde trabajaba. Antes del asesinato, Felicia Vădan, la víctima, denunció en repetidas ocasiones a su marido ante las autoridades, pero todo fue en vano. Como consecuencia de este caso se implantaron en Rumanía unas medidas legales de protección. Sin embargo, la ley, las autoridades policiales y los sistemas sociales todavía estaban muy lejos de poder brindar la protección necesaria a tiempo. Las víctimas tenían la obligación de presentar bien un informe de un reconocimiento forense y declaraciones de testigos o bien un registro de una queja previa formulada contra el agresor (Ciobanu et. al., 2016). Una investigación de VIF llevada a cabo en 2013 evidenció que se necesitaba una media de 33 días para conseguir una orden de protección en Rumanía en aquella época (Asociatia Transcena, 2013, p. 13).
Periodismo para la seguridad de las mujeres

Como resultado de las protestas de 2012 contra la forma en que los medios de comunicación presentaban la violencia de género, el periodismo en Rumanía evolucionó. Numerosas investigaciones contribuyeron a potenciar la concienciación y la movilización de las estructuras políticas. Una investigación reveló en 2017 que un abrumador número de 500 pedófilos convictos y confesos quedaron en libertad debido a las suspensiones de sus condenas (segun los datos, por cada pedófilo que fue encarcelado, otros tres recibieron una suspensión de su condena, Tolontan et. al., 2018).

El mismo año, 400 de ellos fueron acusados, no de violación, sino de realizar “actos sexuales con menores” (Tolontan et. al., 2019). Muchos jueces consideraron que niñas de tan solo diez años eran capaces de dar su consentimiento o que eran culpables de haber excitado a su subsiguiente agresor con su desnudez (la condición de estar parcial o descuidadamente vestidas, Diccionario Collins. Ibid, 2019).

"Sexo, deporte, sangre… El sentimentalismo no es esencial". Durante la protesta "¡La violencia no es entretenimiento!" en Bucarest, en noviembre de 2012. | Fuente de la foto: Asociación Frente

Como respuesta a estos descubrimientos, el grupo feminista MultumescPentruFlori (Gracias por las flores) organizó el 8 de marzo de 2019 la protesta “Cum se scapa de-un viol, domnule judecator?” (¿Cómo se sale uno con la suya tras una violación, Sr. Juez?) frente al Tribunal Nacional de Justicia. Las feministas pidieron a las autoridades que detuvieran el juicio de casos basados en la vestimenta o el nivel de consumo de alcohol de una víctima, que abandonaran la práctica de la investigación contra los abusadores manteniendo a estos en situación de libertad, que mantuvieran el control sobre los abusadores incluso después cumplir sus condenas, y simplificar los procedimientos institucionales a fin de evitar la retraumatización de las víctimas.

En 2019 se empezó a responsabilizar a los tribunales judiciales y policiales, que en la mayoría de los casos trataban con indiferencia, desinterés o incluso burla las quejas de las víctimas. El Caso Caracal, en el que dos adolescentes fueron secuestradas, violadas y asesinadas por un hombre de 65 años, conmocionó al público. Una de las jóvenes, de 15 años, secuestrada, atada con alambres y violada, se las ingenió para hacer una llamada a la policía, describir el lugar donde se encontraba y pedir ayuda (Hotnews, 2022). La respuesta del telefonista se hizo subsiguientemente viral: “Vale, vale, quédate ahí. No te muevas. Voy a llamar a una patrulla, pero deja de ocupar la línea”. Solo una hora más tarde el mismo telefonista preguntó a un servicio especial de telecomunicaciones cómo se podía localizar una llamada. Para cuando la policía consiguió la orden de registro para poder intervenir, ya era demasiado tarde (Digi24, 2019). El autor de los hechos fue condenado tres años más tarde, en septiembre de 2022 (Hotnews, 2022).

El teatro independiente rumano se hizo partícipe de la causa feminista. Dos artistas teatrales, la dramaturga Alexandra Felseghi y la directora Adina Lazăr, crearon un obra dramática inspirada en el Caso Caracal titulada “Nu mai tine linia ocupata” (Deja de ocupar la línea) (Stoica, 2022). Unos meses más tarde, en solidaridad con ambas víctimas, varios grupos feministas organizaron una protesta a escala nacional en las principales ciudades rumanas, así como frente al Ministerio de Asuntos Interiores, con el eslogan “Cade una, cadem toate!” (Si cae una, caemos todas). Una vez transcurrido el acto, las frases “El machismo mata” y “El racismo mata” fueron escritas en la fachada del edificio del Ministerio de Asuntos Interiores, lo que generó enfrentamientos entre los manifestantes y los guardias.

La alianza de la sociedad civil con el periodismo

Hasta 2021, los abusos sexuales contra menores todavía se podían considerar actos sexuales legales y consensuados, incluso aunque las víctimas tuvieran solo nueve años (Oncioiu & Stoicescu, 2021). No obstante, los activistas de la sociedad civil consideraban que ya había suficientes sentencias suspendidas por violación (2). Así pues y bajo el lema Media X Files (3), un grupo de periodistas escribieron 20 artículos a lo largo de un año documentando casos de violencia de género. Sus esfuerzos obligaron a las autoridades a emitir un Informe Jurídico como resultado de una investigación sobre las prácticas judiciales en casos de conducta sexual indebida en los que hubiera víctimas menores de edad. Algunas de las afirmaciones de las sentencias condenatorias fueron “la víctima consintió”, “la joven menor de edad lo hace con la aprobación de su madre”, la niña de 11 años consintió “porque no era virgen en el momento del acto sexual incriminado”, “ella tenía ya una relación con el acusado, prueba de lo cual es el hecho de que ya habían tenido dos hijos” (Ibid).

Tales alegaciones usadas en un marco legal revelaban una cultura de la violación que culpaba a la víctima, incluso en casos en los que la víctima era de muy corta edad. Además de la ausencia de una ley que claramente definiera como delito grave todos los actos sexuales con menores, el siguiente asunto que el informe revelaba estaba relacionado con las declaraciones. El informe judicial reveló que no había salas especiales o espacios seguros para las víctimas. De hecho, las declaraciones tenían lugar en la misma sala que el agresor. Además, las autoridades involucradas carecían de formación especial y su manera de tramitar los casos suponía que las víctimas revivieran el trauma (Ibid).

Las políticas gubernamentales no abordan la violencia de género dentro de la comunidad romaní. Además, las preconcepciones en torno a la cultura romaní frecuentemente determinan la ausencia de intervenciones judiciales. E-Romnia, una organización romaní feminista y sin ánimo de lucro, ha estado luchando por los derechos de las mujeres romaníes por medio de campañas de abogacía y desarrollo comunitario desde 2012. Uno de sus estudios, Phenja: Suroritatea dintre femei impotriva violentei de gen (Phenja: la hermandad de mujeres contra la violencia de género) por Ioana Vrăbiescu y que se realizó entre mujeres romaníes y no romaníes en la ciudad de Giurgiu, reveló la forma en que las mujeres perciben la violencia de género.

Hablando con víctimas de violencia por parte de sus parejas, todas las participantes resaltaron que “les afecta menos el abuso físico que el abuso verbal”, acto que no definen como violencia doméstica. La mayoría de las mujeres diferenciaron entre abuso por parientes biológicos y abuso infringido por sus maridos: “Una cosa es que te peguen tus padres y otra es que lo haga tu marido”.

En contra de lo que se podría intuir, su actitud hacia las víctimas de violencia doméstica fue la de culpar a la víctima, incluyendo casos en que las propias entrevistadas habían sido las víctimas. Además, la violación marital no se percibía como una forma de violencia (sexual) (Vrabiescu, 2021, pp. 18-19). El acoso sexual dentro de la familia, en la vecindad o dentro del círculo social se regulaba por medio de reglas comunitarias, no por la ley.

Nunca se han presentado casos de violación ante la policía en Giurgiu, y un acto sexual en esta comunidad en particular solamente se consideraba violación si había más de un hombre involucrado en el acto y si la víctima presentaba señales visibles de violencia. Ninguna de las 24 mujeres víctimas de violencia de género que fueron entrevistadas había denunciado su caso a la policía (Ibid, pp. 21-23).

La comunidad Valea Seaca (Valle Seco) en la Rumanía oriental, situada a 90 kilómetros de la ciudad más cercana, está compuesta al 50 % por población romaní. Desde 2015, las iniciativas feministas of E-Romnja incluyeron aquí reuniones semanales destinadas a informar sobre la violencia de género y a erradicarla, empoderando a las mujeres y alentando la participación cívica, la educación sobre los derechos sexuales y de reproducción, y la educación de niños y niñas sobre el acoso escolar (E-Romnja, 2021, p. 16).

En nuestra conversación, Anna Nica –una de las representantes de e-Romnja– mencionó que al principio de su trabajo en Valea Seaca no hubo casos de hombres acusados de violencia de género. En 2020, como resultado de un caso de abuso sexual en el que la víctima solo tenía 8 años y el perpetrador era su abuelo, las mujeres de Valea Seaca organizaron una protesta frente a la comisaría para poner en evidencia la pasividad de la policía en casos de abuso y violencia contra chicas y mujeres romaníes (Lincan, 2020).

Según Nica, a raíz de las protestas, la Abogacía de Oficio Pública presentó una demanda para la revisión de los procedimientos de intervención en casos de abuso sexual en la zona, y la investigación oficial reveló que, en realidad, la policía no tenía un protocolo para estos casos. Las cosas cambiaron drásticamente cuando comenzaron las acciones feministas. Las mujeres aprendieron más sobre su salud reproductiva, comprendieron que no hay justificación para la violencia de género y participaron en la marcha “Impreuna pentru siguranta fameilor” (Juntas por la seguridad de las mujeres). Gracias a las iniciativas de E-Romnja, las mujeres, no solo en Valea Seaca, sino en otras partes de Rumania, tuvieron la oportunidad de participar en actividades educativas sobre violencia de género, los matrimonios forzados y/o con menores, la lucha contra las tasas de abandono escolar y la obtención de documentos de identidad para personas no inscritas en el Registro Civil (E-Romnja, 2021, pp. 5-17).
La percepción del feminismo en Rumanía

Los últimos 20 años de feminismo rumano evidencian que el infatigable activismo femenino puede producir cambios positivos en toda clase de ámbitos, sociales, legales y policiales. Los ejemplos de éxito alcanzados revelaron que es esencial educar y empoderar a las mujeres para que expresen sus preocupaciones acerca de la violencia de género y para exigir el cambio que ellas desean que se produzca en sus vidas. 

Sin embargo, su lucha feminista continúa y no parará hasta que las autoridades asuman las responsabilidades que les corresponden en la protección de las víctimas y el enjuiciamiento de los perpetradores, hasta que cambie el discurso público en torno a la violencia de género y el feminismo en general y hasta que se erradique la violencia de género.

Sin embargo, la lucha por una sociedad igualitaria, en la que las mujeres sean tratadas con igualdad, independientemente de su etnia, es y seguirá siendo una de las más difíciles. La protección y la educación de las niñas y de las mujeres, especialmente aquellas de comunidades vulnerables y marginadas, tales como la comunidad romaní, es un trabajo en marcha que ha comenzado recientemente pero que ha experimentado una mejora significativa. Siguiendo esta senda, numerosas asociaciones y grupos feministas han hecho propia esta responsabilidad, que de hecho debería ser responsabilidad del Estado. Cierto es que tenemos un largo camino por delante, pero el progreso se hace visible día a día.

Traducido por Rafael Aparicio Martin

🤝 Publicado en colaboración con la fundación Heinrich-Böll Stiftung
👉 Este artículo se publicó originalmente en Stories of Feminist Mobilisation: How to Advance Feminist Movement Worldwide en inglés, y en rumano en Scena9

Notas


1) FRONT está formado por feministas que luchan por la igualdad de género y por la eliminación de otros tipos de discriminación mediante manifestaciones, grupos de presión, acciones de promoción, educación, investigación, educación sexual en colegios, etc.

2) CEDO ya consideró al Estado rumano como culpable en 2016. En un caso que implicaba a dos víctimas, los jueces rumanos decidieron sentencias a los agresores por “actos sexuales con una menor”, en lugar de por violación.

3)Media X Files era una iniciativa con el objetivo de investigar y publicar 16 artículos sobre la violencia de género en 2020. Ver: www.cji.ro/media-x-files-impreuna-pentru-relevanta/

Referencias


Entrevistas

Sincero reconocimiento a Laura Grumberg, Daniela Draghici, Anca Nica y Tudorina Mihal que contribuyeron con su tiempo y sus conocimientos a la redacción de este artículo.

Otras fuentes

ANES. (2018). Raportul final privind implementarea Strategiel nationale pentru preverinea si combaterea fenomenului violentei in familie pentru perioada 2013-2017 (El informe final sobre la estrategia nacional para evitar y combatir la violencia familiar entre 2013-2017)

Asociatia Transcena. (2013). Studiu la nivel national cu privire la implementarea ordinului de protectie (Estudio nacional sobre la puesta en práctica de la Orden de Protección).

Braga A., Neaga, D., & Nica Georgiana A. (2017). Toata lumea stia (Todo el mundo lo sabía). Bucarest: Hecate.

Ciobanu, A. M., & Sandu, O. (2016). Inegalitatea de Acasa (La desigualdad del hogar). DOR.

Digi24. (2019). Discutia halucinanta intre politist si Alexandra: “Bine, bine, stai acolo! Un mai tine linia ocupata” (La increíble conversación entre el policía y Alexandra: “¡Vale, vale, quédate ahí! ¡Deja de tener ocupada la línea!”)

Instituto Europeo para la Igualdad de Género. (2021). Índice de Igualdad de Género 2021.

Comisión Europea. (2016). Eurobarómetro de Violencia de Género.

E-Romnja. (2021). Trabajo de base – Un modelo de compromiso cívico para las mujeres romaníes.

Hotnews. (2022). Cazul Caracal: Gheorghe Dinca, condamnat le 30 de ani de inchisoare in prima instante (Caso Caracal: Gheorghe Dinca condenado a 30 años de cárcel en primera instancia).

Iancu, A. (2013). De ce legea medierii nedreptateste victímele violurilor (Por qué la ley de mediación es una injusticia para las víctimas de violación). Feminismo Rumanía.

INOSCOP Research. (2013). Barometrul de opinie publoica – Adevarul despre Romania (Barómetro de Opinión Pública – La verdad acerca de Rumanía). Lincan, G. (2020). De ce avem nevoie de feminism rom (Por qué necesitamos al feminismo romaní), inclusiv.

Mihai, T. (2018). Apel catre deputati pentru sustinerea proiectului de lege pentru siguranta femeilor (Llamamiento a los MPE para su apoyo al proyecto de ley para seguridad de las mujeres). www.violentaimpotrivafemeilor.ro/


Miroiu, M. (2015). Miscari feministe si ecologiste in Romania (1990-2014) (Movimientos feministas y ecologistas en Rumanía 1990-2014). Fuente: POLIOROM.

Oncioiu D., y Stoicescu, V. (2021). JUSTITIE DISECATA. Avem raportul inspectiel judiciare care documenteaza cum trateaza statul roman infractiunile sexual ecu victime copii (ESCRUTINIO A LA JUSTICIA. He aquí el Informe de la Inspección Judicial que documenta cómo trata el Estado rumano los delitos sexuales con víctimas infantiles). Dela0.

Stoica, O. (2022). Un mai tine linia ocupata (Deja de tener ocupada la línea). Scena9.

Tolontan et. al. (2019). Cum batjocoreste justitia fetele de 10 ani violate. Procuror si judecator: ‘Victima s-a imbracat sumar si a consimtit actele sexuale’ (Cómo la justicia se burla de las niñas de 10 años violadas. Fiscal y juez: ‘¡La víctima iba escasamente vestida y consintió los actos sexuales!’). Libertatea.

Tolontan et. al. (2018). Ministerul Justitiel reconoaste: peste 500 de pedofili dovediti si condamnati sunt in libertate, in loc de inchisoare! (El Ministerio de Justicia lo admite: ¡Más de 500 pedófilos convictos y confesos están en libertad en vez de estar en la cárcel!). Tolo.ro.

Vrabiescu, I. (2021). Phenja: Suroritatea dintre femei impotriva violentei de gen (Phenja: la hermanda de mujeres contra la violencia de género). E-Romja.

Sí a la Diversidad Familiar!
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