febrero 04, 2024

Las dolores de los cuidados: visibilizar es prioritario



En la intrincada red de la teoría feminista, Silvia Federici ha surgido como una voz distintiva dentro de la escuela de pensamiento marxista anticapitalista, ofreciendo un análisis en profundidad de las intersecciones entre feminismo, trabajo, cuidados, globalización y división sexual del trabajo. Sus perspectivas proporcionan una lente crítica a través de la cual podemos examinar el estado actual del feminismo y su potencial para la acción transformadora.

En el centro de la visión de Federici se encuentra una crítica fundamental a la explotación capitalista del trabajo reproductivo y la consiguiente devaluación del trabajo de cuidados, realizado principalmente por mujeres. Es necesario revisar las polarizaciones y hacer hincapié en la naturaleza inclusiva y transformadora de la identidad, alejándose de las políticas identitarias que pueden conducir a la invisibilización y el desempoderamiento. Federici sostiene que reivindicar la política feminista implica revelar la verdadera narrativa de las luchas de las mujeres, más allá de las imágenes distorsionadas que se propagan con fines lucrativos. Es una llamada a las armas contra la cooptación neoliberal del feminismo, un grito de guerra para que las mujeres se resistan a la perpetuación de estereotipos dañinos y exijan un reconocimiento genuino de sus contribuciones.

El análisis de Federici sobre la globalización añade otra capa al discurso feminista, destacando el impacto sobre los grupos minoritarios y las relaciones Norte-Sur. En la era de la globalización, en la que el capital fluye sin esfuerzo a través de las fronteras, es imperativo examinar cómo afecta este proceso a las mujeres, especialmente a las de comunidades marginadas. La explotación del trabajo reproductivo y la expropiación de la tierra surgen como hilos conductores en la narrativa de Federici, vinculando las luchas de las mujeres en diferentes partes del mundo. El sistema capitalista depende en gran medida del trabajo invisible y precario de miles de mujeres que prestan cuidados. Los cuidados son, por tanto, esenciales para mantener la vida y constituyen una piedra angular del sistema capitalista. El sistema capitalista mundial, con sus raíces en la división sexual del trabajo, perpetúa jerarquías que afectan desproporcionadamente a las mujeres, sobre todo en regiones explotadas por sus recursos.

El concepto de trabajo reproductivo como problema central en la lucha feminista se alinea con el argumento de Federici de que la liberación de la mujer requiere abordar las tres relaciones cruciales: mujer-estado, mujer-hombre y mujer-capital. Según Santoro (2023), la brecha salarial entre hombres y mujeres no es una entidad única, sino una combinación de tres brechas interrelacionadas: trabajo, tiempo y cuidados, y salarios. Federici subraya que el hecho de que el feminismo no se centrara en el trabajo reproductivo, sobre todo en las decisiones estratégicas de los años setenta, dio lugar a una revolución incompleta. Aunque esencial, el impulso a favor de la igualdad en el lugar de trabajo descuidó el papel fundamental del trabajo reproductivo en la configuración de las estructuras sociales. Al defender el cuidado del trabajo y abogar por el reconocimiento y la valorización de este trabajo esencial, las feministas pueden cuestionar los fundamentos mismos del sistema capitalista que explota el cuerpo y el trabajo de las mujeres.

La división sexual del trabajo, un concepto profundamente arraigado en el marco feminista marxista de Federici, sigue siendo un aspecto crucial de su crítica. Su afirmación de que el capitalismo explota específicamente a las mujeres debido al no reconocimiento y la devaluación del trabajo reproductivo resuena con el llamamiento feminista a desmantelar las estructuras patriarcales perpetuadas por la división sexual del

trabajo. Por ejemplo, Hasan y Gil (2014) reivindican el periodismo feminista como herramienta para romper el orden patriarcal establecido con el fin de provocar un cambio fundamental dentro del propio colectivo periodístico. La reivindicación de la igualdad de oportunidades y el desmantelamiento de las barreras que impiden la plena participación de las mujeres en las distintas esferas de la vida se convierte en una forma de resistencia feminista contra las fuerzas opresoras del capitalismo y el patriarcado.

En resumen, la perspectiva feminista marxista de Federici ofrece un poderoso marco para comprender y desmantelar las estructuras opresivas perpetuadas por el capitalismo. Integrar su visión en el discurso feminista enriquece el movimiento al ampliar su alcance, destacar la importancia del cuidado del trabajo y reconocer la interconexión global de las luchas de las mujeres. Esta práctica se alinea con los principios de justicia y equidad y es un paso esencial hacia una praxis feminista más inclusiva, interseccional y transformadora.

Por Mafalda Carvalho Cardoso
Alumna de UPV/EHU, Licenciada en Ciencias Politicas (Universidade de Lisboa), doctoranda de Filosofía (Universidade do Porto)
Fuente: Naiz

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