mayo 01, 2025

1º de Mayo: ¿Importa el trabajo de las mujeres?

“La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos” Carlos Marx y Federico Engels.


El marxismo introdujo el análisis de las relaciones de producción, que el feminismo amplió al incorporar la reproducción social. A pesar de la histórica desatención hacia las mujeres en el marxismo, el feminismo proporciona una visión más completa de la historia. La división sexual del trabajo perpetúa desigualdades, limitando la libertad de las mujeres, quienes siguen enfrentando discriminación laboral y precariedad.

El marxismo aportó la cuestión de estudiar e investigar la producción social, con el concepto clave de “relaciones de producción”. El feminismo ha ampliado la perspectiva añadiendo la “reproducción social” como clave del proceso de producción; planteando el desafío de que el trabajo se adapte a las necesidades humanas y no la gente al trabajo.

Sin profundizar en el escaso interés que el marxismo dedicó durante décadas al tema de las mujeres y el feminismo, ni el impulso del feminismo marxista de los años 60 y 70 del pasado siglo aportando y enriqueciendo al marxismo con perspectiva feminista. Es importante señalar cómo el feminismo aportó un nuevo punto de vista capaz de dar una visión más completa de procesos históricos que habían obviado la participación de las mujeres.

Las mujeres son más del 50% de la historia, pero no se han visto reflejadas, ni en los análisis históricos, ni en su aportación a la lucha del movimiento obrero.

Aceptemos que el concepto de clase es también una construcción social. A partir del siglo XX la clase obrera deja de focalizarse en el obrero industrial cualificado, en claro declive, tomando importancia las relaciones marcadas por la desigualdad, el acceso al poder y sus estrategias de impugnación del sistema. Y es en esta concepción nueva de las clases sociales, donde las mujeres deben tener un papel determinante.

El trabajo fuera del hogar de las mujeres ha sido siempre silenciado socialmente, sin llegar a conseguir la naturalización que ha tenido el trabajo del varón. La división sexual del trabajo sigue presente y determina la posición social de las mujeres trabajadoras. Las cargas familiares, el peso de los cuidados, la maternidad y la crianza han limitado la libertad de las mujeres. Como marxistas feministas la centralidad del trabajo constituye el nudo gordiano en las relaciones sociales, el trabajo productivo y reproductivo debe de formar parte del análisis de las relaciones de clase.

Impugnar la categoría de que solo el trabajo regulado por el mercado es trabajo. En la división sexual del trabajo está la raíz de las desigualdades y en consecuencia la existencia de otro trabajo desarrollado por las mujeres en su vida cotidiana.

Las mujeres, en España siempre han trabajado, diversos estudios han puesto de manifiesto la temprana presencia de las mujeres en las fábricas. Al igual que sucede en el resto del mundo, tal y como dejó establecido la Conferencia Mundial sobre la Mujer de ONU, celebrada en Beijing en 1995 donde se midió por primera vez, el volumen del trabajo pagado y no pagado que mujeres y hombres llevaban a cabo en el mundo, quedando evidente que las mujeres trabajan más que los hombres.

Durante los siglos XIX y XX el sujeto reivindicativo del movimiento obrero era varón, padre de familia y ganador del pan. En nuestro país la dictadura franquista relegó a las mujeres al trabajo en el hogar, y a las más pobres al trabajo en el servicio doméstico. Hoy en día nadie duda del fuerte aumento de la presencia femenina en el mercado de trabajo formal, aunque siguen faltando análisis y estudios sobre la presencia femenina en la denominada economía sumergida.

Los análisis que introducen la perspectiva de género nos recuerdan que el aumento de empleo supuso la aparición también de un desempleo femenino de carácter estructural, que nunca ha desaparecido. La mayoría de las mujeres siguen atrapadas en un “suelo pegajoso” que refuerza las desigualdades y el incremento de la discriminación laboral indirecta.

La importancia de señalar los planes de igualdad en las empresas como instrumentos eficaces para la igualdad real. Debemos seguir señalando que es imprescindible políticas que atajen la segmentación y desigualdad preexistentes en en el mercado ; así como políticas y actuaciones que muevan las presencias masculinas hacia las tareas domésticas y de cuidados. No debemos de caer en la tentación de homogeneizar una realidad laboral femenina, que es plural y compleja, dejando fuera de la desigualdad la etnia, mujeres migrantes, donde la precariedad se ha convertido en la norma del empleo.

La división sexual del trabajo, ha sido una constante en todas las culturas humanas de las que se tiene noticia, y que perdura en nuestros días; prestigiando el trabajo de producción de bienes y servicios, así como los escenarios y sujetos que lo llevan a cabo, mayoría masculinos. Mientras devalúa u oculta el trabajo de reproducción, mantener y cuidar la vida de las personas, así como los escenarios y sujetos, femeninos en su casi totalidad que lo hacen posible.

La división sexual del trabajo es un escollo en el ámbito de las políticas de igualdad en el ámbito laboral; que mantiene vigencia en el imaginario colectivo: hombre cabeza de familia/ mujer ama de casa, a pesar de que la materialidad efectiva de tal binomio apenas exista.

No queda otra que seguir exigiendo y de manera urgente, la creación y ampliación de servicios públicos que aseguren el bienestar cotidiano de las personas a lo largo de todo su ciclo de vida. Reivindicamos los cuidados como fuente de riqueza económica , algo que parece obviarse al orientar la economía productiva hacia la digitalización y la economía verde.

Este 1º de mayo las mujeres saldremos a la calle a reivindicar la paz como síntesis de todos los derechos humanos, la reducción de jornada para tener proyectos de vida vivibles y para señalar que la división sexual del trabajo sigue ahogando la vida de las mujeres.

Por Yolanda Rodríguez González
Fuente: Mundo obrero.es

Sí a la Diversidad Familiar!
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