julio 21, 2010

Haití, después del desastre II. (Aspectos ambivalentes)

La amplia cobertura de las consecuencias desencadenadas por el terremoto que sacudió Haití el pasado 12 de enero permitió poner la mujer haitiana en el punto de mira de la actualidad internacional. La semana pasada se destacaban los aspectos positivos de tres reportajes distintos (Francisco Peregil en El País el 25 de enero; Mayka Navarro en El Periódico de Catalunya el 11 de abril y Daniel Lozano en Público el 3 de junio) dentro de la extensa cobertura informativa de los resultados del sismo. Pero, a pesar de que muchos periodistas aprovecharon positivamente la oportunidad de informar, se han detectado tres aspectos ambivalentes o que quizá podrían ser mejorados.

1. Antes del terremoto, Haití ya era considerado el país más pobre del continente americano que arrastraba problemas de pobreza, racismo y falta de derechos humanos respecto las mujeres. Bajo la mirada occidental, Haití formaba parte, pues, de los países subdesarrollados con los tópicos que, generalmente, eso conlleva: salvajismo, corrupción, pereza, barbarismo, ignorancia y deshumanización de sus habitantes, entre otros. Aunque ya se han señalado los puntos fuertes de los reportajes analizados, algunas informaciones han subrayado estereotipos nacidos desde una mirada de superioridad, colonial y paternalista.


Los estereotipos son generalizaciones a partir de casos concretos, que atribuyen características a todo un colectivo, a veces adjudicadas como innatas pero que son producto de la propia historia del país y de su colonización. Por lo tanto, el uso de las generalizaciones es lo que crea o refuerza los estereotipos. Por otro lado, focalizar la información en los casos concretos, sin desmarcarlos del grup general ni mencionar los orígenes de comportamientos, como por ejemplo el de la corrupción (que en el caso de Haití fue alimentada por los regímenes coloniales), tiende a reforzar el tópico porque confirma la idea del estereotipo en aquellos que ya tenían la creencia y la crea en aquellos que no la tenían.


Ej. de generalización: Resignado, el pueblo calla y espera sumido en un indescriptible sopor el siguiente infortunio. Y está a la vuelta de la esquina. (…) El resto matan el tiempo amontonados en algunas de los 500 campos de desplazados que ocupan la capital en refugios de plástico, telas y cartones armados con escombros del sismo. (…) De los edificios se han silenciado las voces y los haitianos ya no vagan suplicando comida y agua. Se han acostumbrado al dolor y al sufrimiento y apenas se quejan. ¿Para qué? [eP]


Ej. de ignorancia: Haití es un país de supervivientes, donde la tragedia cuando no es terrestre, creen que es divina. [eP]


Ej. de deshumanización: El raptor de Petite es una de esas bestias que recorren calles y campamentos cuando cae la noche. Alimañas que se alimentan de los tabúes de esta sociedad machista, que en gran parte disculpa a los violadores y estigmatiza a las violadas. Bestias que se benefician de la impunidad que impera en el sistema judicial, ahora también destruido. [Púb]
Ej. de salvajismo: “La mayoría son violadas por bandas de hombres, que las apartan aprovechándose de cualquier situación y consuman su violación. Son bandas organizadas y armadas que se dedican a violar mujeres.”[Púb]


2. Siguiendo en esta línea, a pesar de que los reporteros ponen de manifiesto la situación de la mujer, en algunos casos, las informaciones las victimizan en la medida que las retratan como personas débiles e ignorantes que no saben defenderse de las injusticias a las que son sometidas. Así, la vulnerabilidad aparece como debilidad.


Como ocurre en todas las catástrofes, las principales víctimas han vuelto a ser la gente más débil: las mujeres y los niños” [Pa]


-¿Y las mujeres violadas han llegado?


-De eso no sé. Pero en este país, ése es un problema muy antiguo. El Gobierno siempre dice que va a hacer algo contra los bandidos, pero nunca hace nada. Yo recuerdo que a menudo, en el barrio donde yo trabajaba, antes se comentaba que las niñas jovencitas salían a por agua por la noche y a menudo las violaban. Pero ellas no decían nada. Nunca dicen nada. [Pa]


Mediante testimonios, los reportajes ponen de manifiesto que las mujeres configuran la columna vertebral de la sociedad haitiana pero en lugar de reconocer su fortaleza y el importante lugar que ocupan en la estructura social del país, se muestra que las mujeres son poco respetadas y, a menudo, tratadas con negligencia.


“En este país, las mujeres hacen de mamá y de papá. Son ellas las que traen a los niños a las escuelas y las que se ocupan de las casas. Los hombres pobres son muy negligentes”. Rocío Pérez comenta que el sábado llegó una mujer sola que parió allí mismo, en una tienda. [Pa]


Como conclusión, se puede decir que la gran cantidad de medios y recursos desplegados en la cobertura mediática del terremoto en Haití ha significado una magnífica oportunidad, en general, bien aprovechada, de informar sobre la fortaleza, las carencias y las necesidades de las mujeres del país a un elevado número de lectores y que esta información se ha mantenido en la actualidad durante un período largo en el tiempo. Por otro lado, se han detectado ciertas generalizaciones y carencias de contexto histórico sobre comportamientos o características que se atribuyen a la naturaleza de los haitianos que refuerzan, y en algunos casos reproducen, los estereotipos que los países del Norte han creado sobre los países del Sur.



Estos son los links a las noticias:




Reportaje Haití vive, El Periódico.
Fuente: OMAD-CAV

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in