junio 05, 2012

El CLAM lanza el manual Género y sexualidad: competencias para la docencia

El papel de los y las docentes en la transformación de las desigualdades de género y la discriminación contra personas LGBT es cada vez más patente. Como lo han reportado distintas investigaciones, entre ellas la serie de estudios adelantados por el CLAM en las Marchas del Orgullo y la Diversidad de varios países de la región, la escuela es escenario frecuente de prácticas de violencia y exclusión por orientación sexual e identidad de género, con profundas consecuencias para la vida de los y las estudiantes. Esta situación pone en evidencia la importancia de implementar, además de leyes contra la discriminación, acciones que contribuyan al cambio cultural y de las prácticas sociales. 

El proyecto Gênero e Diversidade na Escola, desarrollado por el CLAM en Brasil desde 2006 a partir de una iniciativa gubernamental, es un paso importante en esa dirección. El proyecto llegó a Chile como experiencia piloto de formación para estudiantes de pedagogía. El curso Género y Sexualidad: competencias para la docencia fue realizado en 2007, en colaboración con el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM) y la Universidad Arturo Prat, como paso inicial para llevar el proyecto a América Latina. Hoy se suma a ello la publicación de sus contenidos en español. 

Como versa su presentación, a través de una metodología semi-presencial, el curso buscó “promover una noción de respeto y valoración de la diversidad entre los futuros profesionales de la educación”, conducente “a la plena consideración de los derechos humanos”. Para ello, brindó herramientas teóricas, conceptuales y metodológicas a estudiantes de pedagogía que les permitieran reflexionar sobre su papel en la transformación de distintas problemáticas relacionadas con el género y la sexualidad. 

En entrevista con el CLAM, la socióloga Teresa Valdés, miembro del Consejo directivo del CEDEM y coordinadora del proyecto en Chile, habla sobre el desarrollo de esta iniciativa, la situación de la educación chilena en materia de género, sexualidad y derechos, y sobre el sentido de esta publicación. 

¿En qué contexto surgió este proyecto? 

Nace en un contexto de carencias en la formación entregada a los futuros maestros y maestras para abordar una dimensión tan significativa de la vida, como la de los derechos sexuales y reproductivos. En Chile, al momento de llevarse a cabo el curso, el Ministerio de Educación había aprobado el Plan Nacional de Educación en Sexualidad y Afectividad 2005-2010, que tenía entre sus líneas de actuación, la formación de profesores y el fortalecimiento de la labor docente. Este contexto brindó la oportunidad de desarrollar una propuesta que pudiera ser replicada por diversas universidades. Para ello se adaptó la experiencia desarrollada en Brasil. Allá se ofreció a maestros de aula, mientras que en Chile se lo incluyó experimentalmente en la currícula de estudiantes de pedagogía. 

Para ello se contó con la asesoría y apoyo permanente del equipo del CLAM. Se trabajó con un equipo interdisciplinario de profesionales para adaptar los textos y la metodología, y a través de un convenio se implementó en la Universidad Arturo Prat, que es pública y cuenta con sedes en diversas regiones del país. Fueron convocados estudiantes de 3º, 4º y 5º año de Educación y Humanidades y recién egresados de las sedes de Iquique (norte), Santiago y Victoria (sur). 

¿Cuál fue la recepción del curso entre las y los participantes? 

La propuesta de trabajo semi-presencial fue muy innovadora y la metodología de trabajo con tutores y sobre la base del análisis de casos resultó muy atractiva para los y las estudiantes. Se inscribieron 175 estudiantes de características heterogéneas (etnia, religión, lugar de residencia) y se trabajó en 4 grupos-curso a cargo de un/a tutor/a. La fase inicial fue presencial y durante tres meses se trabajó a través de Internet. En total fueron 200 horas pedagógicas. Ello permitió llegar a gran cantidad de alumnos/as con un grupo pequeño de docentes. 

Las evaluaciones realizadas por los/as participantes dan cuenta del impacto que tuvo este curso en su vida y en su práctica profesional. Valoraron especialmente la entrega de conceptos, criterios y herramientas para relacionarse con sus propias necesidades y con las de los/as estudiantes en la esfera de la sexualidad, especialmente difícil en la cultura educativa chilena, que está fuertemente marcada por el conservadurismo de las iglesias. 

¿Qué desafíos representó el abordaje de los temas tratados en la práctica educativa y en la formación de docentes? 

El mayor desafío fue metodológico, en el sentido de abrir conversaciones sobre temas que han sido “tabú” en gran medida, como la sexualidad, la diversidad de experiencias sexuales, las relaciones de poder entre mujeres y hombres y la violencia de género. La propuesta desarrollada en Brasil se reveló muy adecuada para la realidad chilena. 

¿Cuál es el balance actual de la educación en Chile en materia de género, sexualidad y derechos, luego de la vuelta a la democracia y de casi 20 años de políticas públicas para la igualdad de género? 

Si bien Chile tuvo políticas muy exitosas en el campo de la igualdad de género, los derechos sexuales y reproductivos constituyen un ámbito en el que los avances han sido particularmente lentos. La educación sexual ha sido un campo de disputa ideológica en el que han intervenido fuertemente los poderes conservadores de las iglesias. Si bien en 1993 se había generado una Política de Educación en Sexualidad y Afectividad, fue una política sin objetivos, actividades y metas claras, que dejaba en manos de cada escuela la interpretación de orientaciones generales. A comienzos del gobierno del Presidente Lagos (2000-2006) hubo una fuerte polémica por la implementación de un programa de Conversación sobre Afectividad y Sexualidad (JOCAS), que se realizaba en colegios con padres y apoderados. Las presiones fueron brutales y el programa fue modificado. Sólo en 2004 se retomó en serio la necesidad de una política, se evaluó lo realizado y se definió el Plan Nacional de Educación en Sexualidad y Afectividad (2005-2010), respondiendo a lo que las encuestas a estudiantes y profesores mostraban como necesidades educativas. Sin embargo, el cambio de autoridades, con ministros demócrata cristianos conservadores o temerosos de las reacciones eclesiásticas, se tradujo en la reducción de recursos e incluso el retiro de material pedagógico elaborado. Recién a fines de 2009, bajo la presidencia de Michelle Bachelet, fue posible aprobar una ley que estableciera la obligación de impartir educación sexual en los colegios. La paradoja es que esa ley la ha debido implementar un gobierno conservador, integrado por personas del Opus Dei y Legionarios de Cristo, y con una visión del Estado que deja al mercado prácticamente todas las actividades. El Ministerio de Educación convocó a instituciones educativas a proponer programas de educación sexual –con distintas orientaciones ideológicas y religiosas–, seleccionó un abanico de estas y generó una “oferta” para los colegios, que les permite elegir si enseñan a sus estudiantes sexualidad desde una perspectiva de derechos o desde una perspectiva religiosa. No existe una evaluación de esta nueva política. 

A pesar de esto, el ambiente cultural en el país ha cambiado radicalmente y el debate público actual incluye temas como las uniones de hecho, la unión civil entre personas del mismo sexo y el aborto terapéutico, a partir de proyectos de ley que recogen ese cambio. 

¿Cuál es el valor de esta publicación para Chile y el resto de América Latina? 

Esta publicación, resultado de una experiencia exitosa y bien evaluada, que desgraciadamente no fue institucionalizada en la Universidad Arturo Prat al llegar un nuevo rector que no la valoró, aparece en un momento privilegiado en Chile, cuando se debate, gracias a un movimiento estudiantil masivo con excelentes liderazgos y con visión estratégica, sobre la calidad de la educación. Si por una parte se observan lamentables retrocesos en el Ministerio de Educación, que incluso ha eliminado el lenguaje inclusivo de los programas educativos, por otra se ve un aumento de la presión social para una educación de calidad y universal. Esta publicación permite darle contenido a esa demanda de educación de calidad. 

En el caso de otros países de América Latina, esta publicación entrega los textos y materiales pedagógicos necesarios para replicar esta experiencia adaptándola a sus realidades locales. 


Fuente: Clam

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in