Revolucionarias olímpicas
LA JUDOCA WEJDAN ABDUL RAHIM JUNTO A SU PADRE.
Por primera vez en su historia el gobierno de Arabia Saudita permitió que mujeres atletas formen parte del equipo olímpico. Para las organizaciones internacionales de derechos humanos el anuncio es una cortina de humo para ocultar las barreras que enfrentan las mujeres de ese país, mientras que las atletas convocadas tienen miedo de sufrir posibles represalias al finalizar las olimpíadas.
A pocos días del comienzo de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y
cuando el único tema de debate parece ser la estrategia que tomará el
gobierno inglés para controlar el caótico tránsito de su capital, el
gobierno de Arabia Saudita anunció que permitirá, por primera vez en su
historia, que mujeres formen parte de su equipo olímpico.
Sí, aunque sea difícil de creer, hay tres países en el mundo que
todavía no permiten que las mujeres los representen en las Olimpíadas,
además de Arabia Saudita, están Qatar y Brunei (aunque los dos últimos
ya han enviado a sus atletas a algunas competencias regionales). Y,
aunque la prohibición va en contra de la Carta Olímpica (que no permite
la discriminación por razones de género), el Comité Olímpico
Internacional mantuvo, hasta ahora, una postura más que diplomática.
Claro que la clave está en el detalle, en la letra chica.
En un comunicado publicado a menos de tres semanas del comienzo de
la principal competencia deportiva internacional, el Comité Olímpico de
Arabia Saudita dijo que acordaban “supervisar la participación de
atletas mujeres que califiquen para participar.” Las preguntas, y
quejas, no tardaron en hacerse oír. Decenas de organizaciones de
derechos humanos calificaron el anuncio como una cortina de humo que en
realidad pretende esconder la realidad que enfrentan las mujeres en el
país árabe.
En un informe publicado en enero pasado, la organización de derechos
humanos Human Rights Watch acusó al gobierno saudita de impulsar
innumerables barreras para prevenir que las mujeres puedan entrenar como
atletas o apenas lleguen a hacer deporte en el país. La educación
física está prohibida en las escuelas públicas adonde asiste la mayor
parte de los niños del país. Actualmente sólo algunas escuelas privadas
ofrecen educación física, de manera obligatoria o voluntaria, lo que
significa que, en la práctica, muy pocas niñas se benefician con esta
materia.
Las autoridades también imponen estrictos límites para la aprobación
de licencias para el funcionamiento de gimnasios privados, lo único que
se permiten son “centros de salud” que funcionan como anexos a
hospitales pero donde no se practican deportes.
En ambos casos, los precios para usar estos establecimientos son tan
caros (hasta 150 dólares por mes) que la gran mayoría de las mujeres no
puede acceder a usarlos.
“Es bueno que el gobierno respete las reglas olímpicas. Pero un
cambio a último momento para evitar ser excluidos de la competencia no
cambia las tristes y desiguales condiciones para las mujeres y niñas en
Arabia Saudita”, dijo Minky Worden, directora de Iniciativas Globales de
Human Rights Watch. La organización afirma que Arabia Saudita tiene uno
de los peores antecedentes en lo que respecta a los derechos de las
mujeres. El sistema de “guardián” que rige en todo el país significa que
si una mujer quiere salir en público, viajar, estudiar, casarse o abrir
una cuenta de banco, tiene que tener la aprobación y estar acompañada
por un varón de su familia aun si éste es un niño. Las mujeres también
tienen prohibido manejar y mezclarse con hombres en ámbitos públicos o
de trabajo.
Estas reglas hacen extremadamente difícil la práctica de deportes y,
aun más, la posibilidad de alcanzar un nivel olímpico. Arabia Saudita
tiene 153 clubes de deportes oficiales, regulados y mantenidos por el
gobierno. En la mayoría, las mujeres no tienen acceso y gran parte de
los gimnasios están preparados únicamente para los hombres. El único
equipo que existe –además de dos grupos clandestinos de fútbol– es el de
básquet que es parte de una compañía de deportes privada.
La policía religiosa, responsable de asegurar que todos en Arabia
Saudita sigan las estrictas “reglas morales” del país, también se
asegura que las mujeres utilicen únicamente ropa aprobada, que –muchas
veces– hace imposible la práctica de deportes.
La participación de las mujeres en la vida pública del país árabe es
tema de grandes debates. Por un lado, autoridades religiosas como Grand
Muftu Abd al Aziz al al Shaikh dice que “las mujeres deberían ser amas
de casa” y que “no hay necesidad de que se involucren en deportes”.
Otros líderes religiosos dijeron que temen que el involucrarse en
deportes pueda causar que las mujeres adopten costumbres de Occidente o
pierdan su virginidad.
Aunque también se ha comenzado a escuchar voces a favor del derecho
básico de las mujeres de beneficiarse del impacto positivo del ejercicio
en la salud, particularmente en un país que en los últimos años ha
visto crecer significativamente sus tasas de obesidad y diabetes.
Hasta algunos religiosos se están sumando a la campaña. Sheikh Ali
Abbas al Hikmi, miembro del Consejo de Estudiosos de la Religión, dijo
en mayo de 2009 que el que las mujeres practiquen deporte es necesario
para preservar la mente y el cuerpo y dijo estar de acuerdo con la
apertura de clubes de deportes para mujeres, siempre y cuando respetaran
las reglas islámicas.
Ahora que las autoridades dieron autorización a las –pocas– atletas
femeninas del país para postularse a los Juegos, la gran pregunta es si
alguien irá. Según un informe publicado por el corresponsal de la
revista Time en Rijad, la capital de Arabia Saudita, las atletas que
juegan en equipos clandestinos de básquet y fútbol están contentas con
la oportunidad, pero temen que si participan pueda haber represalias al
finalizar los Juegos.
“Tenemos que esperar. Tengo miedo de su reacción, si empujamos
demasiado. Corremos el riesgo de que nos cierren el equipo completamente
y no quiero llegar a eso porque no fuimos pacientes. Además, no estamos
listas ni preparadas para competir a ese nivel”, dijo Rawh Abdullah,
capitana del equipo de fútbol.
Por Josefina Salomon
Fuente: Pagina/12