diciembre 12, 2012

La crisis agudiza la disparidad de género en el empleo: último informe de la OIT

El último informe de la OIT, sobre Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres 2012 confirma lo que ya intuíamos; las diferencias entre hombres y mujeres en términos de empleo/desempleo, vulnerabilidad y segregación profesional, se agudizan como efecto de la crisis y de las políticas seguidas en las regiones del mundo más afectadas.

El Informe de la OIT señala que el mundo enfrenta un desafío adicional: el de crear trabajo decente para los aproximadamente 900 millones de personas trabajadoras que viven con sus familias por debajo de la línea de la pobreza de 2 dólares al día, la mayoría en países en desarrollo.

El informe también constata la mayor vulnerabilidad en el empleo que en 2011 afectó a 1.520 millones de personas a nivel mundial, (que representa un incremento de 136 millones desde 2000 y de aproximadamente 23 millones más comparado con 2009). El 50,5% de las mujeres tiene un empleo vulnerable, comparado con el 48,2 de los hombres.

Conclusiones importantes del Informe:

  • De 2002 a 2007, la tasa de desempleo femenina se situó en 5,8 por ciento, comparada con 5,3 por ciento para los hombres. La crisis incrementó esta disparidad de 0,5 a 0,7 puntos porcentuales, y destruyó 13 millones de empleos para las mujeres
  • La diferencia de género en la relación empleo-población disminuyó levemente antes de la crisis, pero permaneció alta, en 24,5 puntos. La reducción fue particularmente alta en América Latina y el Caribe, en las economías avanzadas, en África y Oriente Medio.
  • La disparidad en la participación de la fuerza laboral se redujo en los años 1990, pero mostró poca o ninguna convergencia en la década pasada. Tanto las tasas de los hombres como de las mujeres descendieron de igual modo en la última década, en gran parte a causa de la educación, el envejecimiento y el efecto de “trabajadores desalentados”.
  • En 2012, la proporción de mujeres en empleo vulnerable (trabajadores familiares no remunerados y trabajadores por cuenta propia) era de 50 por ciento y la de los hombres 48 por ciento. Pero las disparidades son mucho más grandes en África del Norte (24 puntos porcentuales), y en Oriente Medio y África Subsahariana (15 puntos).
  • El indicador de segregación por sectores económicos muestra que las mujeres están más limitadas en su elección de empleo en todos los sectores. La segregación sectorial ha aumentado a lo largo del tiempo, con mujeres que abandonan la agricultura en las economías en desarrollo y pasan de la industria a los servicios en las economías desarrolladas.
  • En las economías desarrolladas, el empleo de las mujeres en la industria se redujo a la mitad, desplazando a 85 por ciento de ellas en los servicios, sobre todo en la educación y la salud.
  • El indicador de segregación profesional muestra que las mujeres continúan estando segregadas en ciertos tipos específicos de profesión. Existe alguna evidencia de una disminución en los años 1990 y un estancamiento de esta convergencia durante la última década.
Abordar el problema

“Las políticas dirigidas a reducir las disparidades de género pueden mejorar significativamente el crecimiento económico y los niveles de vida. En los países en desarrollo pueden contribuir de manera considerable con la reducción de la pobreza”, afirmó José Manuel Salazar-Xirinachs, Director Ejecutivo para el Empleo de la OIT.

El informe exhorta a extender las medidas en materia de protección social dirigidas a reducir la vulnerabilidad de las mujeres, las inversiones en competencias y educación, y a instaurar políticas que favorezcan el acceso al empleo.

El informe enumera una serie de directrices políticas para ayudar a los hogares a reducir los prejuicios de género en las decisiones relativas al trabajo y a disminuir las disparidades de género en el mercado laboral:

  • Mejorar las infraestructuras a fin de reducir la carga del trabajo en el hogar. Según el nivel de desarrollo, esto puede variar desde la disponibilidad de electricidad y agua, al saneamiento y los medios de transporte.
  • Suministrar servicios de cuidado, sobre todo a lxs niñxs
  • Equilibrar la división del trabajo remunerado y no remunerado entre mujeres y hombres, principalmente a través de programas que promuevan la redistribución y reparto de las responsabilidades familiares
  • Modificar los costos y los beneficios de la especialización de género, sobre todo garantizando que los impuestos y las transferencias no creen desincentivos para las familias con dos fuentes de ingresos.
  • Compensar las desigualdades de las oportunidades de empleo entre hombres y mujeres, sobre todo a través de medidas dirigidas a eliminar el impacto negativo de la interrupción de la actividad profesional a través de una licencia de maternidad remunerada y del derecho a regresar al puesto de trabajo.
  • Realizar campañas de sensibilización para cambiar los estereotipos de género y para garantizar la implementación de la legislación contra la discriminación.
Fuente: Sin Género de Dudas

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