Mujeres haitianas todavía pugnan por espacio político
Hace más de dos años, el parlamento de Haití aprobó una enmienda histórica a la Constitución para garantizar que las mujeres ocuparan por lo menos 30 por ciento de los puestos electivos y designados en el ámbito nacional.
Desde entonces hubo algunos avances: por ejemplo, 10 de los 23 ministerios que hay en el actual gobierno de Michel Martelly son dirigidos por mujeres. Pero de todos modos la implementación de la norma se encuentra estancada.
“Con el apoyo de organizaciones feministas, tradicionalmente activas desde 1986, las mujeres que ocupan cargos políticos tienen el potencial de transformar a la sociedad toda, que se sustenta principalmente del trabajo de ellas”, dijo Marina Gourgue, secretaria de estado para la Educación Profesional, en entrevista con IPS.
“Las mujeres que están en puestos de toma de decisiones tienen las mayores capacidades para influir en la agenda política, legislativa y económica… para promover sus derechos”, señaló.
Pero “es necesario tener una ley de implementación que indique detalladamente cómo avanzar en la realización concreta del artículo 17-1 de la Constitución, aprobada en 1987, o incluir esta disposición en la nueva ley electoral”, dijo Gourgue.
Las mujeres haitianas constituyen poco más de la mitad de la población, y su contribución con la vida social, política y económica del país más pobre de América se debe también a que cumplen un doble rol, en el hogar y en el trabajo.
En general, la representación femenina en los parlamentos del mundo es de 20 por ciento, guarismo que refleja la falta de igualdad de género.
En 2010, según la Unión Interparlamentaria, Haití fue uno de los países con menos participación de mujeres en la política y en los procesos de toma de decisión.
La situación mejoró un poco con las elecciones de 2011, que siguieron al devastador terremoto del 12 de enero de 2010. Actualmente, la cámara baja del parlamento haitiano tiene cinco mujeres de un total de 99 integrantes: Marie Jossie Etienne, Ogline Pierre, Guerda Benjamin Bellevue, Marie Denise Bernadeau y Ruffine Labbé.
En el Senado solo hay una mujer: Edmonde Supplice Beauzile.
“Es necesario que el gobierno tome medidas para implementar la cuota mínima de 30 por ciento y busque obtener una igualdad plena en términos de participación femenina, logrando 50 por ciento en todos los puestos electivos y designados en las dos cámaras”, dijo Jean-Claude Muenda Kabisayi, representante de ONU Mujeres en Haití, en diálogo con IPS.
Wany Berrenite es la directora de la Organización Mujeres en Acción (OFAC), una entidad no gubernamental que reúne a habitantes de contextos marginados en Petit Goâve, una localidad costera ubicada 68 kilómetros al sudoccidente de Puerto Príncipe.
“La adopción de la cuota mínima puede ayudar a que las mujeres apoyen políticas sensibles al género y garantizar que se atiendan las necesidades y los derechos de las haitianas”, dijo a IPS.
OFAC brinda capacitación, herramientas y apoyo para empoderar a las mujeres en los planes social, político y económico para potenciar su plena participación en la sociedad haitiana.
La ley haitiana prevé iguales condiciones laborales independientemente del género, las creencias religiosas o el estado civil, pero no prohíbe explícitamente el acoso sexual, que es rampante en los lugares de trabajo.
“El acoso sexual es algo común en Haití”, dijo Berrenite. “Las mujeres que ocupan puestos políticos y de toma de decisiones son sensibles hacia la defensa de otras de todas las formas de violencia, especialmente la sexual”.
“Las organizaciones feministas llaman al gobierno haitiano a abordar seriamente la violencia contra mujeres y niñas con leyes adecuadas que puedan castigar estos delitos que empobrecen a nuestro amenazado país”, agregó.
La participación de las mujeres en la vida nacional, especialmente en la política, también es esencial para fortalecer la democracia y el imperio de la ley.
Uno de los principales obstáculos para las mujeres es la discriminación estructural asociada con la organización patriarcal de la sociedad y con el limitado acceso a la educación formal.
“Hay muchas barreras culturales y estereotipos de género que determinan la percepción común de la política como un asunto masculino”, dijo Kabisayi, de ONU Mujeres, a IPS.
“Es en la esfera política que tenemos los instrumentos y el presupuesto para el desarrollo, mediante la formulación y la implementación de leyes. La presencia de mujeres en la política no solo es esencial para promover los derechos femeninos, sino también los de toda la sociedad”, añadió.
Estas desigualdades son especialmente pronunciadas en el ámbito local. En los últimos comicios, solo tres por ciento de las mujeres fueron elegidas para el Consejo de Administración y apenas dos por ciento para el Poder Judicial.
En marzo, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas exigió a los líderes mundiales romper un impasse de 16 meses que impidió celebrar las muy postergadas elecciones, que debían haber tenido lugar en enero de 2012.
El mismo mes, el Palacio Nacional de Haití observó que el parlamento finalmente había enviado los nombres de tres de sus miembros para integrar un consejo electoral de nueve integrantes, que tendría a su cargo celebrar elecciones para alcaldes y 10 de 30 escaños en el Senado.
Sin embargo, las actuales fricciones políticas, las discrepancias y las preocupaciones por quién integrará el poderoso Consejo corren el riesgo de retrasar aún más la votación.
“La política como un juego de suma cero no es algo que haga avanzar a un país”, dijo Nigel Fisher, el jefe de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) en un comunicado divulgado el 21 de marzo, en el que llamó al gobierno a programar de inmediato nuevas elecciones.
“Crear consenso en torno a los elementos centrales de un proceso político inclusivo y de instituciones democráticas es muy importante”, planteó.
Desde entonces hubo algunos avances: por ejemplo, 10 de los 23 ministerios que hay en el actual gobierno de Michel Martelly son dirigidos por mujeres. Pero de todos modos la implementación de la norma se encuentra estancada.
“Con el apoyo de organizaciones feministas, tradicionalmente activas desde 1986, las mujeres que ocupan cargos políticos tienen el potencial de transformar a la sociedad toda, que se sustenta principalmente del trabajo de ellas”, dijo Marina Gourgue, secretaria de estado para la Educación Profesional, en entrevista con IPS.
“Las mujeres que están en puestos de toma de decisiones tienen las mayores capacidades para influir en la agenda política, legislativa y económica… para promover sus derechos”, señaló.
Pero “es necesario tener una ley de implementación que indique detalladamente cómo avanzar en la realización concreta del artículo 17-1 de la Constitución, aprobada en 1987, o incluir esta disposición en la nueva ley electoral”, dijo Gourgue.
Las mujeres haitianas constituyen poco más de la mitad de la población, y su contribución con la vida social, política y económica del país más pobre de América se debe también a que cumplen un doble rol, en el hogar y en el trabajo.
En general, la representación femenina en los parlamentos del mundo es de 20 por ciento, guarismo que refleja la falta de igualdad de género.
En 2010, según la Unión Interparlamentaria, Haití fue uno de los países con menos participación de mujeres en la política y en los procesos de toma de decisión.
La situación mejoró un poco con las elecciones de 2011, que siguieron al devastador terremoto del 12 de enero de 2010. Actualmente, la cámara baja del parlamento haitiano tiene cinco mujeres de un total de 99 integrantes: Marie Jossie Etienne, Ogline Pierre, Guerda Benjamin Bellevue, Marie Denise Bernadeau y Ruffine Labbé.
En el Senado solo hay una mujer: Edmonde Supplice Beauzile.
“Es necesario que el gobierno tome medidas para implementar la cuota mínima de 30 por ciento y busque obtener una igualdad plena en términos de participación femenina, logrando 50 por ciento en todos los puestos electivos y designados en las dos cámaras”, dijo Jean-Claude Muenda Kabisayi, representante de ONU Mujeres en Haití, en diálogo con IPS.
Wany Berrenite es la directora de la Organización Mujeres en Acción (OFAC), una entidad no gubernamental que reúne a habitantes de contextos marginados en Petit Goâve, una localidad costera ubicada 68 kilómetros al sudoccidente de Puerto Príncipe.
“La adopción de la cuota mínima puede ayudar a que las mujeres apoyen políticas sensibles al género y garantizar que se atiendan las necesidades y los derechos de las haitianas”, dijo a IPS.
OFAC brinda capacitación, herramientas y apoyo para empoderar a las mujeres en los planes social, político y económico para potenciar su plena participación en la sociedad haitiana.
La ley haitiana prevé iguales condiciones laborales independientemente del género, las creencias religiosas o el estado civil, pero no prohíbe explícitamente el acoso sexual, que es rampante en los lugares de trabajo.
“El acoso sexual es algo común en Haití”, dijo Berrenite. “Las mujeres que ocupan puestos políticos y de toma de decisiones son sensibles hacia la defensa de otras de todas las formas de violencia, especialmente la sexual”.
“Las organizaciones feministas llaman al gobierno haitiano a abordar seriamente la violencia contra mujeres y niñas con leyes adecuadas que puedan castigar estos delitos que empobrecen a nuestro amenazado país”, agregó.
La participación de las mujeres en la vida nacional, especialmente en la política, también es esencial para fortalecer la democracia y el imperio de la ley.
Uno de los principales obstáculos para las mujeres es la discriminación estructural asociada con la organización patriarcal de la sociedad y con el limitado acceso a la educación formal.
“Hay muchas barreras culturales y estereotipos de género que determinan la percepción común de la política como un asunto masculino”, dijo Kabisayi, de ONU Mujeres, a IPS.
“Es en la esfera política que tenemos los instrumentos y el presupuesto para el desarrollo, mediante la formulación y la implementación de leyes. La presencia de mujeres en la política no solo es esencial para promover los derechos femeninos, sino también los de toda la sociedad”, añadió.
Estas desigualdades son especialmente pronunciadas en el ámbito local. En los últimos comicios, solo tres por ciento de las mujeres fueron elegidas para el Consejo de Administración y apenas dos por ciento para el Poder Judicial.
En marzo, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas exigió a los líderes mundiales romper un impasse de 16 meses que impidió celebrar las muy postergadas elecciones, que debían haber tenido lugar en enero de 2012.
El mismo mes, el Palacio Nacional de Haití observó que el parlamento finalmente había enviado los nombres de tres de sus miembros para integrar un consejo electoral de nueve integrantes, que tendría a su cargo celebrar elecciones para alcaldes y 10 de 30 escaños en el Senado.
Sin embargo, las actuales fricciones políticas, las discrepancias y las preocupaciones por quién integrará el poderoso Consejo corren el riesgo de retrasar aún más la votación.
“La política como un juego de suma cero no es algo que haga avanzar a un país”, dijo Nigel Fisher, el jefe de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) en un comunicado divulgado el 21 de marzo, en el que llamó al gobierno a programar de inmediato nuevas elecciones.
“Crear consenso en torno a los elementos centrales de un proceso político inclusivo y de instituciones democráticas es muy importante”, planteó.
Por Valeria Vilardo
Fuente: IPS