Quan Zhou: “Muchas mujeres racializadas sufrimos machismo y racismo”
La diseñadora gráfica Quan Zhou. Ilustración: Diana Moreno
Quan Zhou podría ser un personaje como aquellos que la artista pinta en sus tiras gráficas. Lo es por su feminismo y clara posición antirracista. Extiende su activismo a través de sus charlas y sus novelas gráficas.
Crecer entre dos culturas no es fácil. Salirse de la norma tampoco. Quan Zhou es diseñadora gráfica, ilustradora y autora de las novelas gráficas Gazpacho agridulce y Andaluchinas por el mundo.
También es una inmigrante china de segunda generación. Es despierta, espontánea y de mente rápida. Se ríe todo el rato y no tiene filtros. Se define a sí misma como “andaluchina” y se siente multicultural. Hace lo que quiere y como quiere, pero no siempre fue así. Su infancia y su adolescencia estuvieron marcadas por el doble estigma racista y machista que afecta a tantas mujeres racializadas. Un estereotipo marcado por la brecha entre lo que se vivía en su casa y la calle: una familia extranjera conservadora y una sociedad local hostil.
Sin ser consciente de ello, el feminismo jugó un papel clave en su vida y en el proceso que tuvo que pasar para aceptarse a sí misma, para quererse tal y como es y potenciar todo su talento.
Anteriormente ha comentado que, debido a que es una persona “atípica”, ha tenido que luchar mucho, tanto contra las expectativas de su familia como contra una sociedad que le percibía como “diferente”, para llegar hasta donde está. Sin embargo, también ha dicho que desde el punto de vista profesional esto nunca ha supuesto una barrera, sino todo lo contrario. ¿A qué cree que se debe eso?
A mí lo que me ha abierto el camino dentro de mi gremio ha sido mi punto de vista único. Al crecer entre dos culturas tienes una amplitud de visión mucho mayor. Culturalmente, por ejemplo, sabes qué cosas son de buena o de mala educación a la hora de hacer negocios internacionales, o tienes más idea de cómo tratar en el ámbito profesional con estas personas. No es lo mismo que manden a una persona española a hacer negocios con China a que me manden a mí, que tengo una relación más estrecha.
Por otro lado, tienes más noción en cuanto a tendencias de qué se está haciendo en un sitio y qué se está haciendo en el otro. La mayoría de los europeos a la hora de investigar mercados se fijan solo en Europa o en Occidente. Esto son ejemplos que yo vivo de cerca y que me permiten enriquecer el punto de vista de mi equipo con algo más amplio. Yo opino que no es lo mismo un trabajador que solo habla un idioma y conoce una cultura que yo, que hablo varios idiomas y conozco de cerca varias culturas muy diferentes entre sí. Creo que eso se valora mucho.
¿Cómo es crecer entre dos culturas?
Yo crecí sin referente alguno. No había nadie que fuera como yo. No sabía en quién fijarme y, sobre todo, pensaba que lo que yo era estaba mal porque no terminaba de encajar nunca en ningún sitio. Es inevitable ser distinto.
No estaba creciendo con los mismos valores que mi familia migrante que había venido aquí, no había vivido lo que habían vivido ellos… y, sin embargo, estaba racializada, algo muy visible. Entonces tampoco era igual que la gente de mi clase o mis amigos. Ser china me apartaba de la sociedad, me hacía distinta. Y, además, no era lo suficientemente china para mi familia, con lo cual tampoco encajaba en casa.
La adolescencia es un periodo complicado, ¿qué otras inseguridades y miedos se sumaban en su caso a los típicos de cualquier adolescente?
Te parecerá una tontería, pero el tema de las parejas era algo bastante complicado porque mi madre siempre ha querido que me casara con un chino. Ahora lo llevo con mucho humor pero entonces era una gran preocupación porque no conocía a ningún chico chino y a mí ya me empezaban a gustar chicos españoles. Desde pequeña, desde adolescente, sabía que quien me gustase iba a estar mal. Y eso es muy jodido.
En la familia eran todos muy tradicionales. No concebían que yo pudiera estar con un extranjero… bueno, extranjero para ellos. Es un tema muy trivial, pero a mí, en la adolescencia me carcomía. Pensaba, si me enamoro de alguien, ¿voy a dejar de hablarle de mi familia por esto?
¿Ha sentido rechazo hacia la cultura china por lo que ocurría fuera de casa? ¿Y al revés?
Sí. Yo crecí pensando que, por no sentirme comprendida, ser asiática-descendiente era malo y llegó un punto en el que no quería ni aprender chino.
Mirando atrás, creo que he llegado mucho más lejos que mucho de mis compañeros a los que yo tenía envidia. Me he dado cuenta de que no era tan malo porque al final me han educado muy bien.
«Yo crecí sin referente alguno. No había nadie que fuera como yo»Quan Zhou, diseñadora gráfica e ilustradora
El rechazo a la cultura española no era por mi forma de pensar, era por el racismo. Me seguían, me insultaban, me buscaban para pegarme… Eso es lo que te crea la barrera. Si una sociedad no me acepta, ¿por qué la tengo que querer yo? He sufrido machismo y racismo, y eso nos pasa a muchas mujeres racializadas.
¿Ha sentido una catarsis de identidad? ¿Cómo ha afectado esto a su autoestima a lo largo de los años?
Totalmente. Creo que que todos lo sufrimos. Yo estaba buscando desesperadamente de dónde era y no hice las paces con el tema hasta que empecé a quererme más, sin inseguridades que me lo impidieran. Entonces me di cuenta de cuál era mi hogar. La novela gráfica me ayudó muchísimo al poder visualizarlo todo como conjunto pero desde fuera. Yo creo que porcentualmente soy 70% española y 30% china. Eso sí, la gente que me lea que no me malinterprete, yo no quiero ser solo española. Yo soy española y china, y estoy súper orgullosa: soy rotundamente española y rotundamente china. Creo que aporta mucha riqueza a mi personalidad, a mi persona, a mi trabajo y a todo lo que soy, y no renunciaría a nada.
¿De qué forma le ha marcado el haber sobrellevado todas esas situaciones a las que una persona no racializada jamás se ha enfrentado ni se enfrentará nunca?
En la resilencia. Me adapto mucho mejor a las situaciones, tengo la piel más dura que algunas de mis amigas de una sola cultura: me adapto muy bien a todo. Esto me ayuda a ser más flexible, más permeable con las cosas porque sé que no todo tiene que ser igual, no todo tiene que ser un patrón.
¿Qué tipo de discriminación ha sufrido más: la racista o la machista?
Muchas veces iban juntas. Cuando yo trabajaba en el restaurante de mis padres, aparte de tratarnos a mí y a mi familia como ciudadanos de segunda, algunos hombres me sexualizaban constantemente. Eso le pasa habitualmente a las camareras en casi todos los bares o sitios de servicios pero a mí, además, me trataban como a una ciudadana de segunda. Eso está intrínsecamente ligado al racismo y al clasismo.
«Yo no quiero ser solo española. Yo soy española y china, y estoy súper orgullosa»Quan Zhou, diseñadora gráfica e ilustradora
Además, era tan joven que llegué a pensar que igual me estaba tomando demasiado mal que me hicieran esas bromas, pero ahora lo pienso en frío y era horrible.
¿Qué ha supuesto para usted el feminismo?
El feminismo para mí ha sido un punto clave en la autoestima. En la sociedad china todavía está muy arraigado el tener un hijo varón para perpetuar los apellidos y así tener un heredero. Además, en mi casa somos muchas mujeres y todas somos inteligentes, con carrera, con unas notazas. Los hombres son más descarrilados pero se les valoraba más. Eso sin querer afecta a tu autoestima.
Creo que mi recorrido no hubiera sido lo mismo sin el feminismo. He aprendido muchísimas cosas. Por ejemplo, el término “sororidad”, ese sí me gusta más que “empoderamiento”. En ese sentido, me he hecho dueña de mí misma y prefiero decir eso a considerarme “empoderada”. Hago lo que quiero y cuando quiero. ¿Sabes lo difícil que es aprender a decir “no”? Ahora cuando digo “no” es que no y cuando digo “sí” es que sí. Me siento dueña y señora de mi vida… y también de un gato. [Risas]
¿Se ha reducido la discriminación en su vida actual?
Bastante. Y es que, a pesar de que tampoco soy demasiado hostil con el tema, me he convertido en un referente en cuanto a la lucha contra la discriminación. Por otro lado, creo que he aprendido muchísimo a desenvolverme con ello. Me considero poco ofensible.
«Hay muy poca visibilidad de segundas generaciones en los medios generalistas»Quan Zhou, diseñadora gráfica e ilustradora
Poca gente te va a decir abiertamente que es racista. En los casos con los que me he topado yo, se trata más de microrracismos, similares a los micromachismos en los hombres, que son perpetrados por personas sin darse cuenta porque no han tenido que enfrentarse a ellos. También soy consciente de que muchas veces se trata de patrones cerebrales: si de 20 personas asiáticas con las que has hablado, 19 hablaban mal español, tu mente va a dar por hecho que la número 21 también lo hará. No por nada, sino porque tu cerebro se programa. Por eso muchas veces mi papel es más didáctico en el sentido de contribuir a la deconstrucción de estos patrones.
¿Ha sido necesario ganar fama para que estas discriminaciones se redujeran?
No creo. Pero sí que es muy satisfactorio que haya servido para que en la sociedad haya más visibilidad y comprensión hacia los asiático-descendientes.
¿Siente que tiene una responsabilidad como “portavoz” de la segunda generación de inmigrantes (no solo chinos) de España?
Es una presión muy grande. Obviamente me cuido sobre qué trabajos aceptar y cuáles no. Soy consciente de que tengo un discurso que me ha costado mucho montar y que es bastante sólido y bueno para seguir hacia adelante. Mis novelas gráficas no son trabajo de un día: son cinco años de trabajo que podría haber sido viral, podría haber recaído en tópicos y haber ido a lo fácil. Pero no quise seguir esa línea porque me parecía perpetuar estereotipos. Hay muy poca visibilidad de segundas generaciones en los medios generalistas y cuando la hay son caricaturas muy feas. Los medios en los que yo he elegido participar son los que han aportado una visibilidad interesante, no algo vacío, sin alma. Nada de entretenimiento por entretenimiento.
¿Cree que los inmigrantes de tercera generación tendrán o tienen que pasar por lo mismo que sus padres aquí en España?
No los llamaría inmigrantes de tercera generación. [Concluye refiriéndose a que la “tercera generación” de inmigrantes no son ya inmigrantes]
No diga más.
Por Javier Jennings / porCausa.org
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Fuente: La Marea