agosto 03, 2020

Remei Sipi: “Las mujeres africanas somos creadoras de estrategias para la supervivencia de todo nuestro entorno”

La escritora Remei Sipi aborda desde el ensayo las realidades de las mujeres africanas, y recupera en sus cuentos las historias de Guinea Ecuatorial. Editora, investigadora y militante, es una referencia para las nuevas generaciones afrodescendientes. 


Remei Sipi. Foto: Francisca Roka Botei

Escritora, ensayista y conferenciante, especialista en temas de género y en la temática de las mujeres migrantes africanas, Remei Sipi es un ejemplo de lucha y compromiso y referente para varias generaciones de afrodescendientes nacidas en España, hasta el punto de ser conocida como “tia Remei”.

Guineoecuatoriana de nacimiento, llegó a España hace ya 50 años para establecerse en Cataluña, donde ha ejercido como funcionaria de Justicia. Fundadora de la editorial Mey, centrada en la publicación de textos africanos, Remei es también una histórica militante feminista y cofundadora de la asociación de mujeres migrantes africanas E waiso Ipola.

Naciste en Rebola, un pueblo de Guinea Ecuatorial conocido por su fuerte compromiso y militancia, ¿qué ha supuesto eso en tu vida?
Eso ha sido la base de todo. Yo llevo 50 años aquí pero nunca he dejado de mirar a Rebola, cada cosa que he hecho ha sido pensando en Rebola y sabiendo que es un pueblo puntero y que yo no podía defraudarles.

Eres escritora, ¿en qué realidad te inspiras a la hora de narrar tus historias?

Mis historias son de dos vertientes, hago ensayos sobre la situación de las mujeres en los que pongo el acento en ellas, ya sean mujeres migrantes o mujeres que viven en África, me inspiro en ellas y hago reivindicación, y luego están los cuentos, recupero cuentos de mi Guinea natal, concretamente del pueblo bubi.

¿Qué escritores y escritoras recomendarías a los y las lectores de El Salto?

Tienen que ser africanas por fuerza. Incluso cuando escribo, las bibliografías a las que acudo son siempre de autores africanos o afrodescendientes. Me gusta mucho Mariama Bâ, recomiendo su libro Mi carta más larga. También me gusta mucho Buchi Emecheta, escritora nigeriana, que tiene un libro muy bonito titulado Las delicias de la maternidad y otro también muy interesante, Kehinde. Algunos son libros descatalogados, pero por suerte van reeditándolos. Para mí son grandes libros y los recomiendo siempre.

Tu último libro se titula Mujeres africanas. Más allá del tópico de la jovialidad. ¿Es muy dañino ese tópico para la imagen de la mujer africana? ¿Conlleva mucho paternalismo?

Es muy dañino para las mujeres negras en general, africanas o no, porque cuando ven a una negra no saben si es afrodescendiente, si es de América Latina, si es de África…

Sí, son tópicos muy dañinos porque generalmente te tocan el pelo, sonríen y dicen: “¡Ay, con todos los problemas que tenéis en África, siempre sonreís!”. Yo intento desterrarlos y que no me toquen el pelo, porque yo no se lo toco a nadie. Hay mucha falta de respeto y mucho paternalismo, sí.

¿Qué otros tópicos sobre África y las africanas siguen vigentes hoy en día?

Que somos sumisas, que no somos creadoras de cambio, cuando nosotras somos muy creadoras de cambio, que somos dependientes, cuando no es verdad, ni aquí ni en África. Las mujeres africanas somos creadoras de estrategias para la supervivencia de todo nuestro entorno. Todo esto hay que decirlo claro, hay que visibilizarlo.

Tienes una editorial, Mey, centrada en la publicación de textos africanos ¿cómo y por qué surgió la idea de fundarla?

Bueno, tiene ya 18 años. La fundé con miras a sacar a la luz textos africanos. Los primeros que saqué eran de guineanos porque notaba que las editoriales al uso no sacaban nuestros trabajos y un año que me devolvió Hacienda, pensé: “Bueno, este dinero lo voy a dedicar a empezar a editar textos”.

Este año he editado Cuando Somos el enemigo. Activismo negro en España, de Jeffrey Abe Pans, un texto muy interesante, y ahora mismo tengo otros tres trabajos pendientes. Uno de una mujer guineana, otro de Justo Bolekia que es un diccionario bubi y el tercer texto es de un guineano que vive en Estados Unidos que ya le he editado un montón de libros, es el escritor Juan Manuel Devis.

Generalmente saco dos o tres libros al año porque mi potencial económico es exiguo, no puedo alardear de ser una gran editora, pero ha servido para sacar a la luz trabajos que no hubieran visto el sol esperando a las editoriales al uso. Ahora tenemos Wanafrica y estamos viendo que otras editoriales están sacando poco a poco libros nuestros, pero hace 18 años no había nada de esto.

Llevas militando en el movimiento feminista más de 30 años, ¿las feministas blancas tienen en cuenta las particularidades y opresiones a las que se enfrentan sus compañeras negras?

Con las que he ido trabajando, feministas de aquí de Barcelona, he tenido que batallar, he tenido que luchar y enseñarles porque tampoco sabían. He tenido que poner mi cuñita para que poco a poco se vean otras realidades. Incluso en mi último libro, del que antes hemos hablado, he hecho un apartado bastante amplio sobre los feminismos negros. No conocen y la ignorancia es atrevida, pero creo que entre todas iremos haciendo el camino para que nos vean y les mostremos, porque nosotras de ellas sí que sabemos muchas cosas.

Estábamos relegadas a preparar las comidas en las fiestas, cuando en la trastienda nos sentábamos en la mesa y diseñábamos las actividades y los proyectos como los hombres.

Fundaste hace más de 25 años la asociación E waiso Ipola, integrada por mujeres migrantes, ¿con qué objetivo?

Sí, soy cofundadora, la fundé junto con otras ocho compañeras. Nosotras llevábamos años aquí militando en asociaciones mixtas, de hombres y mujeres, pero estábamos relegadas a preparar las comidas en las fiestas, cuando en la trastienda nos sentábamos en la mesa y diseñábamos las actividades y los proyectos como los hombres, sin embargo, no nos tenían en cuenta a la hora de implementarlos o de estar en la ejecutiva. Como tampoco tenían en cuenta áquello que nosotras pensábamos que era importante para el colectivo de mujeres y nuestros hijos e hijas nacidos aquí. Un día, debatiendo con ocho compañeras guineanas, hace ahora 27 años, pensamos que estaría bien crear otra asociación para reivindicar aquellas cosas que creemos que son netamente de mujeres y en las que los hombres no ponen el acento.

Dices que en los primeros momentos de la asociación tuvisteis que enfrentaros a la “no folklorización” de vuestras culturas de origen en todos los eventos interculturales a los que se os invitaba.

Exactamente. Íbamos a las escuelas a las semanas interculturales o veíamos los programas y no había actividades donde pudiésemos mostrar nuestras culturas desde lo positivo. Hablar de Guinea o de Nigeria de forma completa, de sus virtudes y defectos. Nos decían: “Sí, vendrá alguien a hacer trencitas o a hacer el cuscús”. Entonces nos rebelamos y dijimos: “Nosotras tenemos una asociación, no un espacio folklórico, queremos demostrar nuestras culturas”. Y eso nos costó, pero lo logramos.

Por lo que dices, ¿es la interculturalidad una trampa para someter a algunas culturas?

La palabra misma, interculturalidad, es una palabra malsonante, yo aún no la sé traducir. No creo que sea una trampa, creo que son realidades que tenemos que trabajar aún, no las hemos trabajado. Al no reconocer nuestras culturas, vivimos pero no intervivimos, por lo tanto hay varias culturas pero no hay una interculturalidad, que sería la mezcla en positivo de cada cultura para ponerlas en valor en una comunidad donde estemos todos y todas.

Hablas de que las mujeres migrantes llegan con “una maleta cargada de realidades” y que esas realidades configuran otra cosmovisión. Háblame un poco más de esa idea.

Es verdad, venimos con maletas y dentro de ellas hay un montón de cosas. Algunas se van perdiendo porque las dejas detrás de la puerta y te olvidas. De las maletas vas sacando y metiendo cosas, pero para mí nunca se vacían. Todo lo que está incluido en esas maletas es otra forma de ser que la sociedad receptora, si quisiera trabajar la interculturalidad de verdad, nos dejaría desarrollar. Nos encontraríamos en un espacio donde abriríamos esta maleta y enseñaríamos otra cosmovisión, otras maneras de vivir que son tan lícitas como las que estamos viviendo aquí.

Hasta que no seamos visibles en todos los espacios, hasta que no entres en Hacienda o en el banco y encuentres chicas negras en las ventanillas, no dejaremos de estar en la trastienda cuidando abuelos y limpiando casas.

¿A qué te refieres cuando dices: “Es una evidencia que la lucha por nuestra propia identidad como mujeres negras continúa en todos los frentes”?

Todos los frentes son toda la sociedad. Tenemos, por ejemplo, el frente político en el que no acabamos de introducirnos, solo tenemos a Rita Bosaho y nos está costando. Y en los frentes en los que sí tenemos referentes, la medicina, por ejemplo, tampoco salimos en los medios. En los medios de comunicación podemos hablar de Lucía Mbomío o de Tania Adam de Radio Africa Magazine, pero somos 46 millones, ¿por qué no salimos en todos los espacios cuando tenemos gente formada en igualdad de condiciones? Hasta que no seamos visibles en todos los espacios, hasta que no entres en Hacienda o en el banco y encuentres chicas negras en las ventanillas, no dejaremos de estar en la trastienda cuidando abuelos y limpiando casas.

Tienes mucha relación con la comunidad afrodescendiente española, muchas de nosotras te llamamos “tia Remei”, ¿qué consejo les darías a tus “sobrinas”?

Sí, las jóvenes, vosotras. Bueno, yo no les daría consejo porque no creo tener categoría para dar consejo, les mostraría ejemplo de vida y les diría: “A mí me costó, vine aquí con 16 años, no había negros, he ido trabajando poco a poco, no he vivido nunca de lo que he escrito porque yo he sido funcionaria de Justicia”. Y estoy contenta porque os estoy viendo empoderadas totalmente.

Me encanta cuando voy a Madrid a Conciencia Afro o aquí en Barcelona con el Black Barcelona, os veo y me llena de satisfacción. Me encanta veros, que habéis pasado por la Universidad, y las que no han pasado también tienen algo que aportar y una formación. Estáis reivindicando muchísimo. En el libro Metamba Miago. Relatos y saberes de mujeres afroespañolas, me pidieron hacer el prólogo y para mí fue un reconocimiento. ¡Lo que sufrí leyendo esos textos! Nuestra lucha está al principio, pero creo que lo estáis haciendo muy bien. Mi nieta encontrará un camino bien trazado.

Por Elena García
Fuente: El Salto

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