enero 27, 2021

Entrevista Alicia Puleo “Parece que el hecho de que una periodista dirija un debate es suficiente para enmascarar la poca presencia de expertas en ellos”


Puleo muestra la importancia de el feminismo unido al ecologismo, pasando por nuestra mirada sobre la Naturaleza y la manera en la que nos socializamos a partir de ciertos estereotipos y actitudes que hay que erradicar para poder conseguir una igualdad real entre mujeres y hombres 

Alicia Puleo es Doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y Catedrática de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valladolid, miembro del Consejo de la Cátedra de Estudios de Género de la misma y del Consejo del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid, donde ha formado parte del seminario pionero sobre sexualidad y crítica feminista.

Puleo está especializada en ecofeminismo y sus ensayos han sido publicados en España, Francia, Estados Unidos, Italia, Portugal, Brasil y otros países de América y Europa. Las personas que forman parte de la ‘Red Ecofeminista’ han asumido el pensamiento no esencialista de Alicia como base teórica. Además, desde el año 2014, es la directora de la colección Feminismos de Editorial Cátedra.


Si tuviese que explicar el ecofeminismo en una frase, ¿cómo lo definiría?

Desde mis propios planteamientos, lo definiría así: El ecofeminismo es la alternativa feminista al andro-antropocentrismo patriarcal que nos ha traído a las puertas del colapso ecológico y civilizatorio. El androcentrismo es uno de los rasgos del sistema patriarcal que ha sabido detectar el pensamiento feminista. Es el prejuicio que ha llevado a considerar relevantes únicamente aquellas características y actitudes consideradas viriles, despreciando las aptitudes y actitudes empáticas y de cuidado asignadas a las mujeres.

El antropocentrismo, que la Ética Ambiental y la Ética Animal han analizado y cuestionado en los últimos años, es el prejuicio que nos lleva a pensar que sólo lo humano es valioso y que lo que no parece útil para el ser humano, carece de valor. Su combinación nos ha conducido, a lo largo del tiempo y de diversas maneras, hasta este presente en el que nuestra propia existencia como especie se ve amenazada por la devastación ambiental.
Nuestra mirada sobre la Naturaleza tiene género en la medida en que los seres humanos somos generalmente socializados a partir de estereotipos y ciertas actitudes de dominio de la Naturaleza, que son concebidas como señales de hombría y de éxito, mientras que las actitudes de empatía y compasión todavía muchos las ven como propias solo de mujeres

En su libro ‘Ecofeminismo: para otro mundo posible’ explica que en esta nueva visión de feminismo y ecología, “la toma de de conciencia sobre la infravaloración de las prácticas del cuidado, así como la crítica a los estereotipos patriarcales, que han sido generadas por la teoría y la praxis feministas, pueden constituir una aportación de enorme valor para el ecologismo”. ¿Qué valor le aporta el feminismo al ecologismo? ¿De qué manera nuestra mirada sobre la Naturaleza tiene género?

La mirada feminista, nacida de la teoría pero también de la experiencia vital, muestra que la crisis ecológica está vinculada a una forma patriarcal de estar en el mundo. Históricamente, los hombres se reservaron las hazañas guerreras y, en general, las prácticas basadas en asumir riesgos y dominar. Como señalaba en la respuesta anterior, a las mujeres les asignaron las tareas del cuidado. Cuidado de los más vulnerables -niños y niñas, personas enfermas o ancianas- y también el mantenimiento de los cuerpos a través de tareas cotidianas tales como preparar la comida, mantener la limpieza o el orden en el hogar, entre otras.

Hoy, necesitamos una revisión de la cultura que integre las prácticas del cuidado en la formación y la acción de todos los seres humanos. Nuestra mirada sobre la Naturaleza tiene género en la medida en que los seres humanos somos generalmente socializados a partir de estereotipos y ciertas actitudes de dominio de la Naturaleza, que son concebidas como señales de hombría y de éxito, mientras que las actitudes de empatía y compasión todavía muchos las ven como propias sólo de mujeres. Por supuesto, no quiero con esto decir que todas las mujeres son empáticas y cuidadosas con el mundo natural y los hombres no lo son. Creo que conocemos muchos ejemplos que refutan esta generalización mistificante. Me refiero a los patrones comunes de socialización de género.


¿De qué manera influye el movimiento feminista en la ecología?

Todavía hay gente que se pregunta qué tiene que ver el feminismo con el ecologismo. La conciencia feminista no siempre está presente en el ecologismo.

Durante mucho tiempo, estos movimientos no tuvieron casi contacto. Ha sido el feminismo el que, a través de la corriente ecofeminista, se interesó por el ecologismo. Sin embargo, esto está comenzando a cambiar. El 6 de marzo de 2019, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF hicieron una declaración conjunta en la que afirmaron por primera vez compartir los principios del ecofeminismo. Es un gran paso.

Pienso que las críticas feministas a la invisibilización de las mujeres contribuyen a una toma de conciencia de la desigualdad entre los sexos y a un mayor empoderamiento de las activistas en el movimiento ecologista. Además, una aportación muy importante del ecofeminismo ha sido llamar la atención sobre cómo los problemas ambientales afectan de manera diferente a hombres y mujeres. Las mujeres pobres de los países empobrecidos son las primeras víctimas de la crisis ecológica y de las llamadas “catástrofes naturales” debido a actividades, educación y roles diferentes.

El ecofeminismo también llama a atender a la particular vulnerabilidad del cuerpo de las mujeres a la contaminación ambiental, en este caso por causas biológicas, como muestra la endocrinóloga Carme Valls-Llobet en su libro Medio ambiente y salud. Mujeres y hombres en un mundo de nuevos riesgos, publicado en la Colección Feminismos.

Me parece importante que haya conciencia feminista en el ecologismo y conciencia ecologista en el feminismo y que ambos se enriquezcan en el diálogo y la colaboración

Las personas que luchan desde el feminismo, ¿reconocen el ecologismo como parte del movimiento?

El ecofeminismo es una corriente del feminismo. Si esas personas son realmente feministas, tienen que saber que el pasado de las reivindicaciones de las mujeres nos muestra que hay que evitar lo que Celia Amorós ha llamado las “alianzas ruinosas”, es decir, dejarse subsumir en otras luchas que tarde o temprano transforman los legítimos objetivos feministas en cuestiones postergables o secundarias.

Hace unos años, señalé algunos problemas que se producían muchas veces en la experiencia de las feministas en grupos ecologistas y decrecentistas y los clasifiqué: “mujeres invisibles”, “emancipación postergada”, “viejo hombre nuevo”, entre otros. Creo que las denominaciones que di a estos problemas son suficientemente explícitas de las dificultades que enfrentan muchas activistas. Me parece importante que haya conciencia feminista en el ecologismo y conciencia ecologista en el feminismo y que ambos se enriquezcan en el diálogo y la colaboración.
La responsabilidad para con la Tierra es responsabilidad para con los humanos actuales, las generaciones futuras y los demás seres vivos

¿Qué responsabilidad tenemos las personas con el medio ambiente?

Aunque a veces lo utilizo, el concepto de “medio ambiente” no me resulta totalmente satisfactorio porque es demasiado antropocéntrico. Da la impresión de un escenario que tiene al ser humano por protagonista exclusivo. Prefiero el término Naturaleza, que conserva cierta entidad más sustancial. Dependemos de la Naturaleza incluso si vivimos en una ciudad. Si colapsa, colapsaremos.

La Tierra es el único hogar que nos puede cobijar porque somos un elemento de su ecosistema. No podríamos vivir en otro planeta sin una serie de artefactos que nos permitieran respirar o alimentarnos. Cuando desequilibramos los ecosistemas, nos dañamos gravemente. La pandemia del coronavirus es el resultado de la invasión de los últimos refugios de la fauna silvestre por la caza, el tráfico de especies y la agricultura y ganadería industriales.

Como han explicado numerosos estudios científicos, el contacto humano con los virus de esas zonas vírgenes es la clave de este fenómeno que nos está golpeando de lleno. Y, como ya nos avisan, no será la última pandemia. En estos últimos días se ha conocido también que están aumentando las enfermedades de la fauna silvestre por la degradación de su hábitat, el acoso al que se la somete.... La responsabilidad para con la Tierra es responsabilidad para con los humanos actuales, las generaciones futuras y los demás seres vivos.

¿Qué diferencias más notables hay entre el ecofeminismo que hay en España con el de América Latina? ¿Por qué?

El ecofeminismo es un movimiento emergente y toma diferentes formas según las circunstancias específicas de cada país. Así, por ejemplo, en España, la Red Ecofeminista realiza innumerables tareas de difusión del pensamiento ecofeminista, participa en campañas ecologistas, feministas y animalistas, organiza reuniones y seminarios y colabora en proyectos sostenibles de empoderamiento de mujeres en África. Han surgido también grupos ecofeministas en el interior de organizaciones como Ecologistas en Acción.


En América Latina, la terrible realidad del extractivismo golpea duramente a las mujeres pobres rurales. La megaminería envenena la tierra y el agua, las fumigaciones intensivas con agrotóxicos producen leucemia y deformaciones congénitas en las criaturas y enferma a las mujeres, la tala masiva termina con la selva. Los pueblos originarios son desplazados de sus territorios para cederlos a las empresas extractivas. Esta situación genera movimientos de resistencia indígena, a menudo liderados o compuestos por mujeres. Estos grupos no suelen denominarse “ecofeministas” pero su trayectoria los acerca al ecofeminismo como muestra la profesora mexicana Aimé Tapia González en su libro ‘Mujeres indígenas en defensa de la Tierra’, también publicado en la colección Feminismos de Cátedra.

Por otro lado, en América Latina hay también un ecofeminismo espiritualista emparentado con la Teología de la Liberación y con el grupo ‘Católicas por el Derecho a Decidir’ que defienden la interrupción voluntaria del embarazo en una región en la que casi todos los países la prohíben (con la excepción de Uruguay, Cuba, Guyana, Puerto Rico, Guayana francesa, Argentina y los estados mexicanos de Ciudad de México y Oaxaca). Estas ecofeministas llevan muchos años reuniéndose y desarrollando catequesis de base en poblados pobres a partir del magisterio de la brasileña Ivone Gebara y otras teólogas destacadas.

En el curso online de Ecofeminismo que dirigiré a partir de febrero desde la Universidad de Valladolid, tanto Aimé Tapia como Ivone Gebara impartirán sesiones referentes a la situación en América Latina.

¿Cómo cree que ha afectado la pandemia producida por la COVID-19 al movimiento ecofeminista?

Por un lado, como todo el mundo, el movimiento ecofeminista ha tenido que restringir los encuentros, las reuniones presenciales. Por ejemplo, la Red Ecofeminista ha tenido que aplazar la cumbre anual que realiza desde su creación en 2012. Pero, por otro lado, se han multiplicado de manera vertiginosa los eventos telemáticos ecofeministas y el interés que despiertan.

Con esta transformación, se ha “descubierto” algo que en realidad sabíamos pero no teníamos siempre asumido en la práctica: que, gracias a Internet, podemos comunicarnos como si estuviéramos reunidas en un mismo lugar. Ha aumentado extraordinariamente la difusión del ecofeminismo y la posibilidad del diálogo, del intercambio de experiencias e ideas entre mujeres de distintos continentes.
Pareciera que el hecho de que haya una periodista que dirija el debate ya es suficiente para enmascarar la poca presencia de mujeres expertas

En los medios de comunicación suelen llamar a expertos para explicar o dar su opinión sobre ciertos temas, ¿qué deberían hacer las instituciones u organizaciones para que en los medios de comunicación empiecen a llamar a más expertas, para conseguir que haya equidad?

Ha habido algunas iniciativas interesantes de confección de listados de expertas para los medios de comunicación, pero quizás no han dado todos los frutos que era de esperar. Yo, que miro la televisión francesa como una forma de seguir vinculada a un país en el que he vivido y conservar su lengua, me asombro de constatar que, salvo en la televisión franco-alemana Arte, la norma es una periodista que dirige el debate e invita a expertos, casi siempre todos varones. Aquí pasa algo similar en muchos medios. Pareciera que el hecho de que haya una periodista que dirija el debate ya es suficiente para enmascarar la poca presencia de mujeres.

Desde 2014 dirige la colección Feminismos de la Editorial Cátedra, ¿qué supone para usted?

Dirigir la Colección Feminismos me da mucho trabajo, pero también muchas satisfacciones. Me permite la posibilidad de hacer justicia a algunos pensadores y pensadoras olvidadas, de ofrecer instrumentos para una mejor comprensión de la realidad desde diversas disciplinas y colaborar en la creación de una memoria feminista, como es el caso de uno de los últimos títulos ‘Feminismo e Ilustración. Un seminario fundacional’, de Marta Madruga Bajo, que es un estudio sobre la obra de Celia Amorós y del grupo de investigación que creó en los años ochenta en la Universidad Complutense de Madrid, donde tuve la suerte y el honor de pertenecer.

‘Ser feministas’ es el último libro que ha publicado, donde se reúnen más de 40 autoras y autores para celebrar los 30 años de pensamiento y acción de la colección Feminismos de la editorial Cátedra. Este libro invita a la reflexión sobre las ideas clave que muestra a través de las autoras y autores, ¿con qué objetivo se elaboró?

Contestaré a su pregunta con otra: ¿Qué mejor para festejar los 30 años de una Colección que ha influido tanto en los estudios universitarios y en la realidad de las sociedades hispanohablantes que un libro que sea instrumento de transmisión de las ideas clave del feminismo a las generaciones más jóvenes? Por eso, esta obra explica, en breves textos escritos con un lenguaje claro, 41 ideas feministas, vinculándolas a citas de pensadoras célebres como Simone de Beauvoir o Betty Friedan y a consignas de las manifestaciones o las campañas feministas.


Por ejemplo, “Patriarcado” viene de la mano del conocido lema “No es un caso aislado, es el patriarcado”; el hashtag #AlertaMachitroll abre una reflexión sobre el “Ciberacoso”; o “Somos las hijas de las brujas que no pudisteis quemar” introduce el planteamiento sobre la importancia de contar con “Genealogías femenino-feministas”. Quería también que este libro tuviera una dimensión estética relevante, por lo que cada concepto está ilustrado con imágenes de la artista hipermedia Verónica Perales.

En un alarde de imaginación y creación realmente impresionante, Perales eligió trabajar la metáfora del cabello o vello corporal como punto común de todas las imágenes. Crestas punk, cabelleras victorianas, cabezas rasuradas… las múltiples significaciones sociales son evocadas en dibujos de enorme belleza. La estética visual es un reclamo que se añade al interés del contenido textual de este libro-aniversario.

Para finalizar, ¿qué consejo daría a las nuevas generaciones?

A las jóvenes, que amen y defiendan a la Naturaleza y no se dejen naturalizar, es decir, que no se sometan a supuestos mandatos naturales que tienen mucho de convenciones patriarcales. A los jóvenes de ambos sexos, que amen y defiendan a la Naturaleza. La muerte de la Naturaleza es también el final de la humanidad. Y que no olviden nunca a los animales no humanos ni sean indiferentes a su sufrimiento.

Que unan razón y pasión en el conocimiento de la realidad del sexismo, la misoginia, la desigualdad social, la emergencia climática y la pérdida de la biodiversidad. Para actuar correctamente necesitamos de ambas: la razón que analiza y propone nuevos horizontes, la pasión que nos ayuda a proponernos metas más allá de nuestros intereses egoístas, que nos permite empatizar, compadecer, indignarnos y luchar por la verdad y por la justicia hacia humanos y no humanos.

Fuente: AmecoPress

Sí a la Diversidad Familiar!
The Blood of Fish, Published in