septiembre 04, 2021

Bárbara Penas: “Conocer nuestro ciclo es importante para ser más comprensivas y tener más compasión con unas mismas”

La menstruación continúa siendo un tabú y, en muchos países, afecta de forma grave a que las niñas puedan acceder a una educación de calidad.

Bárbara Penas. SOFÍA CAAMAÑO

Bárbara Penas aprendió a ponerse un tampón la primera vez que le bajó la regla ella sola, escuchando las indicaciones que su hermana le daba desde el otro lado de la puerta del baño de los vestuarios de una piscina en la que practicaba natación. Bárbara no sabía cómo hacerlo, tenía miedo de que le doliera; nunca nadie le había hablado sobre eso. Su hermana le indicó con la voz dónde colocar las piernas y cómo introducir poco a poco el tampón en la vagina, para que no tuviera que faltar al entrenamiento ese día.

Ahora Bárbara es educadora sexual y menstrual. Forma parte de Cromosomos X, una organización cuya misión es que todas las niñas, independientemente del país en el que vivan, puedan ir a la escuela todos los días del mes. Con la colaboración de organizaciones locales, impulsan programas de educación menstrual y sexual y distribuyen productos menstruales sostenibles para mejorar la asistencia a las clases y romper el tabú menstrual. Bárbara, además, también imparte aquí talleres sobre el ciclo menstrual, que continúa siendo un tema desconocido para muchas.

¿Por qué es importante el ejercicio de recordar la primera vez que nos bajó la regla?
Porque de esta forma vamos a entender cómo nos afectó esa primera experiencia a la hora de vivir nuestra menstruación. La manera de la que nos hablen de la regla desde el principio puede marcar que lo vivamos como un choque, como algo negativo, o todo lo contrario.


En un taller que impartiste en la Universidade de Verán da Gentalha do Pichel, en Santiago de Compostela, dijiste que en el máster que estudiaste de sexología y género no te hablaron de la menstruación.

Nos dieron pinceladas por encima. Recuerdo que nos dijeron que las mujeres teníamos cambios cíclicos, pero siempre se relacionaba esto con la erótica, para entender por qué las mujeres en algunas ocasiones tenían ganas de mantener relaciones sexuales y en otras no. Nunca se impartió un módulo de ciclo menstrual o salud e higiene menstrual.

Hice el máster en 2017. Quizás ahora haya cambiado algo, porque es cierto que cada vez se habla más de esto y se trata incluso como una disciplina única. Yo pienso que a veces las ciencias sociales se olvidan de lo práctico. Hablan de lo que es la sexualidad humana, pero no van a lo concreto.

No pasó tanto tiempo desde 2017. ¿Qué aconteció en estos años para que se comenzara a hablar de forma mucho más abierta de la menstruación?

Yo realmente conocí todo este tema de manera fortuita, a través de una red social. Vi un vídeo de Erika Irusta, que tiene una comunidad que se llama Soy1Soy4. Es una comunidad en línea para personas menstruantes en las que se debaten un montón de sobre nuestras vidas, sobre lo que nos pasa a cada una. Siguiendo la lógica de que, si no hay estudios científicos sobre esto, los creamos nosotras. A partir de ahí se fue esparciendo cada vez más en redes sociales.

¿Hay mucha desinformación en las redes sociales sobre este tema?
Yo creo que, como en todo, tenemos un sobre exceso de información, ya no solo con el ciclo menstrual. Tienes que estar generando contenido todo el tiempo para que la gente se enganche. Y depende también de las creencias de cada una; hay gente que se dedica más a formar a personas en el ámbito de la salud y otras a las que les interesa más el tema espiritual. Pero claro, como pasa con todo, también hay gente que intenta sacar baza de esta realidad.


¿Por qué es importante que conozcamos nuestro propio ciclo?

Es importante porque nos da mucha soberanía sobre nuestro cuerpo y sobre lo que estamos pasando. También para entendernos mejor y ser más comprensivas con nosotras mismas, para aceptarnos más, para saber comunicar que es lo que nos pasa y tener más compasión con una misma. A veces pensamos que tenemos que estar siempre como en la fase de ovulación —que es la más aceptada a nivel social— ya que nos sentimos más alegres, más activas y, en general, tenemos más ganas de mantener relaciones sexuales. Entonces yo creo que es necesario que nos conozcamos para ser justas con nuestro cuerpo, ser justas con nosotras mismas y saber en qué momentos estamos para unas cosas y en qué momentos estamos para otras.

Aún nos provoca asco, miedo y rechazo la sangre menstrual

¿Cómo podemos empezar a conocernos?

Hay dos partes importantes. Por un lado, está el hacer un registro del ciclo menstrual. No tiene que ser nada profesional ni tenemos que ser demasiado estrictas; puede ser simplemente intentar anotar cada día un par de cosas importantes sobre nuestro ciclo. Por ejemplo: hoy me sentí más frustrada, o muy contenta; tuve ganas de mantener relaciones sexuales o por el contrario no; o incluso como es nuestro flujo. Aquí entra la segunda parte, que es la de acostumbrarnos a poner un espejo delante de nuestra vulva y mirarla: ver cómo es, qué forma tiene, observar su color, etc. Al final, muchas veces, son solo nuestras parejas o nuestras ginecólogas las que saben cómo es nuestra vulva. Está muy normalizado ver penes por todas partes, pero al contrario no. Entonces tenemos que conocernos y normalizarnos, también para saber si tenemos algún tipo de lesión. Estamos muy desconectadas de nuestros genitales, de nuestro placer, del autoplacer.

¿Cuál es la importancia de que nuestros compañeros sepan en que fase del ciclo estamos?

Tenemos que hablar no solo de las parejas heterosexuales, sino también de nuestra convivencia con nuestros padres, hermanos y, por otro lado, con el sistema. El sistema patriarcal está regido por y para los hombres con sus características biológicas. Es decir, el mundo está construido como algo lineal y siempre productivo. Nosotras no somos así. Digamos que, por un lado, es importante que ellos nos comprendan para la propia convivencia y, por el otro, que el mundo se vaya adaptando conforme a los cuerpos menstruantes. Por ejemplo, ¿por qué no hay muchas veces en los baños algún tipo de dispensador de productos de higiene o lavabos para poder cambiar una copa menstrual?


¿Cuáles crees que son los tabús que están más arraigados aún en relación con la menstruación?

Esto es totalmente cultural y depende de cada país. Aquí, yo creo que el mayor tabú es la sangre. Estamos muy acostumbradas a ver sangre por todas partes, pero si una persona muestra en las redes sociales que manchó la cama con sangre menstrual, se ve mal. Aún nos provoca asco, miedo y rechazo la sangre menstrual. Yo creo que la mayoría están relacionadas directamente con la fase menstrual o premenstrual, porque son las dos más controvertidas. La preovulatoria y la ovulatoria están socialmente más aceptadas.


Hubo mucho debate últimamente con el tema de si la menstruación duele o no.

La mayor parte de las personas de Cromosomos X venimos del ámbito social. Yo sigo a muchas médicas que sostienen que la regla no debería doler y que, si duele, es que hay un problema. Lo que yo pienso es que no tenemos estudios suficientes como para decir que, a día de hoy, la regla no debería doler, porque ya llevamos tantas generaciones con dolores de regla y haciendo tantas cosas en contra de nuestra naturaleza que, al final, creo que ya no sabemos si la regla en realidad no debería doler o sí.

A nivel personal pienso que no debería doler, pero ya no sé si, tal y como está montado el mundo en el que nos movemos, podemos volver a estar tan sincronizadas con nuestro cuerpo como antiguamente para que no nos duela. Los ritmos que llevamos hoy en día son totalmente antinaturales; queremos hacer cosas todo el tiempo, que la regla no nos coarte para nada y nosotras mismas no nos permitimos muchas veces parar, o bajar el ritmo en ciertos momentos en los que el cuerpo nos lo pide. También necesitamos más estudios y acompañamiento desde las consultas de ginecología y atención primaria, porque en muchas ocasiones la respuesta que recibimos es la de ‘tómate la píldora’.

¿Cómo podemos cuidarnos más?

No tenemos que dejar el autocuidado solamente para los días premenstruales o de regla. El autocuidado debe ser, sin ser demasiado exigentes, algo constante. Tenemos que intentar cuidarnos todos los días del ciclo. Es importante llevar una alimentación saludable, descansar las horas que necesite cada una, ejercitarnos, escuchar nuestras emociones y trabajar en los límites. No se nos enseñó a poner límites, sino a decir que si siempre, a estar dispuestas a todo.

Es necesaria la información para poder desarrollarnos plenamente y no vivir la menstruación como un tabú

A día de hoy existen muchas alternativas a la hora de hablar de higiene menstrual. Desde los clásicos tampones y compresas hasta copas y bragas menstruales y compresas de tela. Esto no siempre fue así y en muchos países continúa a ser una realidad inexistente.

Hay muchas casuísticas diferentes, en cada país es diferente, pero nosotras lo que nos fuimos encontrando es que, por un lado, los dispositivos de recolección de la sangre menstrual son, o muy caros, o prácticamente inexistentes. Muchas niñas usan paños hechos en casa, y otras hojas de plantas y árboles, incluso bosta de animales… Nos encontramos cosas muy antihigiénicas y dolorosas para las niñas, siendo esto consecuencia de las desigualdades Norte-Sur.


Muchas de estas niñas, los días de menstruación, se ven en la obliga de faltar al colegio, ¿cómo les afecta esto?
Pierden oportunidades de aprendizaje, de avanzar… Ellas se acaban quedando en casa y entendiendo que ese es su papel; hacer las mismas tareas de cuidados que ya hicieron sus madres y sus abuelas y no poder dedicarse a ninguna actividad productiva que ellas deseen, porque no tienen esa posibilidad.

Aquí, a día de hoy, ¿cuál es la importancia de hablarle a una niña de la regla antes de que le venga?
Simplemente por derechos sexuales y reproductivos. Tenemos el derecho a una educación sexual de calidad. Para no empezar a vivir nuestra menstruación con una visión negativa y para poder entender que es lo que va a pasar con nuestro cuerpo dentro de unos años. Nos encontramos con que cada vez a las niñas les viene la regla antes y también hay que saber cómo acoger ese tipo de situaciones para que siempre tengan a una persona adulta de confianza con quien hablar de esto. Es necesaria la información para poder desenvolvernos plenamente y no vivirlo como un tabú. Dentro del currículum de educación sexual, que debería existir, se tiene que explicar lo que pasa con nuestros cuerpos durante los cambios en la pubescencia, tanto si eres niño como niña. Los niños, de esta forma, desarrollarían más empatía y no se burlarían tanto de sus compañeras, como aún acontece a día de hoy, porque verían la regla como algo normal.

¿Qué libros le recomendarías a una persona que se quiera empezar a informar?

Te diría un libro muy básico que se llama La regla mola si sabes cómo funciona, que es un libro muy lindo también para leer con niñas de sobre 9, 10 y 11 años. Y si eres más mayor y te apetece leer algo más a nivel de autoconocimiento, para saber qué pasa en cada fase del ciclo, recomendaría alguno de los de Erika Irusta. Su primer libro se llama Diario de un cuerpo: la menstruación, el último tabú. Si quieres aprender sobre hormonas, está muy bien el de Lara Briden que se llama Cómo mejorar tu ciclo menstrual.

Todos estos libros son bastante occidentales, así que para decirte uno que lo sea, está en de Pabla San Martín, una chica chilena que escribió un libro que se llama Manual Introductorio a la ginecología. Ella se recorrió diferentes lugares indígenas y fue cogiendo conocimientos de cada uno de los pueblos que visitó y los plasmó en este libro.

Fuente: El Salto

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