Rosa Quispe Huanca: embajadora de la música aymara, defensora de su lengua y sus tradiciones
Rosa Quispe es una cantora Aymara, participante del Programa Originarias de ONU Mujeres en Chile, específicamente en el área de promoción que tiene como objetivo impulsar iniciativas para los negocios y proyectos de mujeres indígenas desarrolladas en coordinación con organizaciones indígenas, instituciones públicas y privadas. Desde esta área además se promueve la integración de las mujeres indígenas al ecosistema de emprendimientos económicos y sociales con el fin de favorecer la igualdad de género y la interculturalidad.
Foto: Cortesía ONU Mujeres
En Chile, cada año se celebran los Premios Pulsar, plataforma en la cual se reconocen las mejores creaciones musicales del país. Este año la gestora cultural Rosa Quispe Huanca fue la única mujer nominada en la categoría “Difusión de la música de los pueblos originarios”. Gracias a su canción “Mi palomita”, del álbum Urphilitay, Quispe Huanca cumplió un sueño por el que trabajó más de veinte años y se hizo merecedora del galardón.
Urphilitay es una obra dedicada a las nietas aymaras y no aymaras en donde la artista hace un recorrido musical de su caminar entre el campo y la ciudad. Es un álbum de sonoridad andina que destaca la fortaleza de la mujer aimara, en el cual transmite a las nuevas generaciones el amor por las tradiciones y la lengua materna. Rosa destaca además por su rol en la preservación del patrimonio cultural, uno de los de los ejes estratégicos del Programa Originarias.
¿Cómo recibe este destacado galardón nacional?
Me sentí muy contenta y emocionada de recibir este premio. No me lo esperaba porque yo soy de región y venía llegando recién a la capital para mostrar mi música. Es un reconocimiento merecido por el hecho de nunca decaer y valorar lo que es nuestra música, difundirla y fortalecerla. Este disco tiene un valor sentimental porque tiene que ver con mi descendencia y la de muchas familias que hoy día tienen nietas y bisnietas, a quienes va dedicada la canción Urphilitay.
“Urphilitay: dedicado a todas las nietas aymaras y no aymaras”, es el nombre de su nuevo álbum ¿Por qué está dedicado a las nietas?
Este álbum está dedicado a las nietas aymaras y no aymaras porque yo siempre he abogado por nosotras las mujeres, y por el reconocimiento de todas las mujeres aimara. Urphilitay, que quiere decir palomita, es nombre de mujer, en este caso de mi hija. Esta canción está dedicada a mi nieta Monserrat, a quien desde que nació le decía ‘voy a cantar una canción para que recuerde a su abuela’, y también, ¿por qué no dedicarlo a muchas Urphilitay que hay en Chile y el mundo?
Mi nieta cumplió 20 años, imagínese los años que tuve que esperar para grabar este CD que tenía en carpeta hace bastante tiempo. Es un trabajo qué me tomó años grabar, pero que valió la pena esperar. Para mí ha sido un sueño muy acariciado, ya que por fin se logró el objetivo que yo quería, difundir nuestra música andina y en nuestra lengua aymara.
¿Cómo fue el proceso creativo de este nuevo álbum?
Este es un disco que se graba en comunidad. Por ejemplo, hay temas como “Linda iquiqueñita”, dedicada a la mujer iquiqueña, que es de autoría de mi hermano y en el cual canto junto a mi hija y mi nieta. Estoy orgullosa de la generación que viene ahora.
Son canciones inspiradas en mi entorno, en mi campo. Le canto a la pampa, al agua, a mi pueblo de Huayca, a los carnavales. Son doce canciones que reflejan el espíritu andino y su conexión con la Pachamama.
Hablemos sobre su trayectoria musical ¿Cómo fueron sus inicios como cantora?
Canto desde niña en la escuela y en la iglesia. Mi profesora decía que tenía una voz armoniosa. Mi madre y padre eran ganaderos agricultores y siempre, cuando estábamos en el campo, mi madre cantaba y de ahí nace el amor por la música en nuestra lengua.
Canto formalmente desde hace 25 años. Soy la primera mujer aymara en pararse frente a un escenario en la universidad, con vestuario tradicional a cantar en mi lengua. Eso fue en 1994, eran otros tiempos donde se vivía mucha discriminación y no se reconocía a los pueblos indígenas.
Más tarde, en el 2008, fui invitada a participar en la obra sinfónica AYNI, dirigida por Andreas Bodenhofer, donde tuve la posibilidad de cantar y realizar una gira en Alemania y en Chile, en ciudades como Santiago, Talca y Antofagasta.
Difundir y defender la lengua aymara es uno de los objetivos de este álbum. ¿Por qué es importante su difusión?
Para mí es esencial que nuestra lengua se continúe desarrollando, incluso diría fortalecerla a través de la música, para que nuestros niños la aprendan. No es como algunos señalan, que ya no existe la lengua aymara. Nosotras no somos un museo, nosotros estamos vivas, estamos vigentes. Hablamos la lengua en las comunidades. Lo que debo reconocer es que lo hacemos en un nivel más bajo, pareciera que se ha ido perdiendo, por eso es tan importante transmitir nuestra lengua a través de las canciones.
Soy embajadora de la música aymara y, por supuesto, de la música chilena. En el sur creen que es música peruana. Quiero señalar - y que ojalá la gente entienda- que Chile, Bolivia y Perú tenemos un solo tronco común. Juntos éramos la nación aymara. Nosotros somos uno solo. Entre nosotros no existen las fronteras. Somos hermanos, familia.
Además de la música ha desarrollado proyectos educativos para infancias. ¿Cuáles son esas iniciativas?
Sí, siempre doy charlas en jardines infantiles y colegios porque siento que ahí está la semilla que puede germinar el día de mañana. También grabé un CD con música infantil bilingüe que ha servido de material educativo. Lo elaboré para que los niños y la juventud sepan que somos de un pueblo originario llamado Aymara y que esta es nuestra identidad. Tenemos nuestros valores, costumbres, tradiciones, danza, gastronomía, medicina y espiritualidad. Esas cosas son las que he tratado de transmitir a través de mi música.
Después del éxito de Urphilitay ¿Cuáles son los proyectos a futuro?
Seguiré componiendo música. Quiero grabar con una banda de bronce. Pienso en algo que sea más bailable, distintos tipos de música y de ritmos para que jóvenes y adultos bailen en lengua aymara. Sería la primera vez que una mujer canta con una banda laquita.
Tengo en carpeta varias giras internacionales e invitaciones para mostrar mi cultura. Me estoy preparando. Detrás de esto hay un gran trabajo. No es solo pararse a cantar, hay investigación, hay saberes generacionales que se traspasan. Hay que profesionalizar el arte. Yo le debo a mi público respeto, por lo tanto, tengo que ir bien preparada. No puedo llegar a improvisar. Para mí es muy penoso que acá no se valore eso.
Fuente: ONU Mujeres