abril 05, 2023

Janeth Bonilla, mujer, indígena y experta agrícola: “Pedían hablar con un ingeniero de verdad, o sea, con un hombre”

Una joven kichwa rompe barreras y se convierte en una líder internacionalmente reconocida que trabaja por la educación sin sesgo y el respeto a las tradiciones ancestrales

La ingeniera agropecuaria Janeth Bonilla en Ibarra (Ecuador), en enero de 2023. 
Cedida por Janeth Bonilla


Janeth Bonilla, kichwa nacida en Ashambuela (Ecuador) hace 28 años, lleva tiempo rompiendo estereotipos y barreras en su país, aunque la prueba de fuego comenzó después de graduarse en Ingeniería Agropecuaria en 2020. “Mis abuelos se han dedicado siempre a la agricultura y desde pequeña, acompañándolos en las tareas del campo, me ha apasionado el ciclo de la vida de plantas y animales y el cómo comunicarse con la Pachamama”, la madre tierra, cuenta la joven, hoy especialista agrícola en el Banco Pichincha, el mayor banco privado del país.

Fue su padre quien empujó a Bonilla y a su hermana mayor a estudiar en la universidad. “Los hombres han jugado un papel importante en mi evolución como profesional, desde mi padre, que me incentivó para ir a la universidad, hasta los profesores que allá conocí, que me ayudaron a ganar confianza en mis capacidades y talentos”, subraya.

Fue difícil ganarme la confianza de los agricultores, que no creían que yo fuera la ingeniera encargada, sino que pedían hablar con un ingeniero de verdad, o sea, con un hombre

Se graduó 15 días antes de la llegada de la pandemia de coronavirus a Ecuador y su entrada en el mercado laboral fue dura. “Pedían mucha experiencia y yo no tenía y no sabía cómo ganarla”, explica. A esto se unió una marcada discriminación por ser mujer e indígena. Mientras llegaba su oportunidad, Bonilla se dedicó al voluntariado y se sumó a la Fundación Kichwa Institute of Science of Technology (KISTH), que promueve el uso de las llamadas STEM, acrónimo de Science, Technology, Engineering and Mathematics (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), como elementos complementarios a los saberes ancestrales en pro de las necesidades de las comunidades.

“Hoy tengo el privilegio de ser vicepresidenta de KISTH”, se enorgullece Bonilla, que ha trabajado en los proyectos innovadores Warmi STEM (impulsando la educación científica para mujeres kichwa) y RunaSpace (proyecto dedicado a generar una idea para cultivar microvegetales en el espacio).

En febrero de 2021 llegó la ansiada oportunidad. Como ingeniera agropecuaria. “Me dijeron que no iba a durar ni 15 días, ya que el trabajo era muy pesado”, recuerda. Pero lo realmente duro fue aguantar el constante menosprecio por ser mujer. “Fue difícil ganarme la confianza de los agricultores, que no creían que yo fuera la ingeniera encargada y que pedían hablar con un ingeniero de verdad, o sea, con un hombre”.

En 2022 Bonilla dejó el empleo y voló a Madrid para formarse en liderazgo y trabajo en equipo, becada por la Fundación Pablo VI, una experiencia internacional que la ha marcado mucho y que de vuelta en Ecuador le ha abierto las puertas del programa Futuros Líderes del Banco Pichincha. “Este programa me permitió adquirir nuevas herramientas, permitiéndome entrar en la célula de agronegocios del banco”, comenta.

“Me evaluaron como profesional”

Después de la formación se presentó con éxito al cargo que ocupa desde noviembre 2022, el de Oficial Comercial Agrícola. “Fue la más linda entrevista a la que me he presentado, me evaluaron como profesional, por mis capacidades y mis conocimientos, sin darle un peso negativo a mi condición de mujer y de indígena”, cuenta con emoción.

Ya en su nuevo puesto de trabajo, fue invitada por One Young World, una red de jóvenes líderes, para ser una de las embajadoras en un encuentro en Manchester (Reino Unido) en 2022. “Tuve que prepararme para poder hablar en inglés frente a 2.000 mil líderes mundiales de distintas áreas”, reconoce.
Me evaluaron como profesional, por mis capacidades y mis conocimientos, sin darle un peso negativo a mi condición de mujer y de indígena

Posteriormente, Bonilla fue nominada a los Women that Build Awards, premios que reconocen, apoyan y promueven a las mujeres líderes en el campo de la tecnología. “Cuando me enteré, me emocioné, pero sufrí el síndrome del impostor, pues no sentía que merecía este premio”, dice. Finalmente, recibió el galardón “Estrella naciente” para el área geográfica de Ecuador y Perú, reconocimiento para mujeres “empoderadas que inician su carrera y generan un impacto positivo”.

“Ha sido un año de logros, pero también de mucha resiliencia. Emociones buenas y malas que me han conectado aún más con mis raíces”, subraya, refiriéndose al fallecimiento de una abuela y al precario estado de salud de otra. Bonilla es consciente de que muchas personas comienzan a verla como un modelo y por ello lanza un mensaje clave para el futuro de las jóvenes generaciones indígenas. “La educación es importante y lamentablemente en las comunidades indígenas el acceso sigue siendo escaso y solo un pequeño porcentaje de nuestros jóvenes llegan hasta la universidad”, afirma.

Las causas, muchas veces, están relacionadas con falta de internet y el hecho de que los jóvenes estudian y trabajan al mismo tiempo. “La educación debería armonizarse al sistema de vida y a la cultura de las comunidades, permitiendo un pleno desarrollo y fomentado la curiosidad por aprender, sin sesgos y discriminaciones”, apunta Bonilla. Además de la educación, la joven pide a los jóvenes que miren su recorrido en estos últimos años y no sientan miedo a no estar a la altura. “Fracasar no debe ser una limitación, sino una apuesta para hacerlo mejor. Hay que concentrarse en quienes creen en nosotras”, concluye.

Fuente: El País

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