diciembre 08, 2024

'A pesar de Platón', el ensayo de Adriana Cavarero que reescribe a las mujeres en la filosofía antigua


Portada del ensayo 'A pesar de Platón: Figuras femeninas en la filosofía antigua', de Adriana Cavarero. Foto: Galaxia Gutenberg


Publicado por primera vez en italiano en 1990, A pesar de Platón. Figuras femeninas en la filosofía antigua, de la filósofa italiana Adriana Cavarero, se convirtió rápidamente en un referente de la filosofía feminista y su éxito se tradujo en la inmediata traducción al alemán y al inglés. Este ensayo, que marcó un hito al dar voz a figuras femeninas de la Antigüedad que habían sido silenciadas y relegadas a papeles marginales en los relatos filosóficos tradicionales, se publica ahora en español por Galaxia Gutenberg.

Antes de este texto, Cavarero ya había explorado temas de género en Diotima. Il pensiero della differenza sessuale (1987), donde reflexionaba sobre la diferencia sexual y la importancia de las mujeres en la historia del pensamiento.

La filósofa es la actual presidenta del comité científico del Centro Hannah Arendt de Estudios Políticos en la Universidad de Verona. Reconocida por su aguda reflexión sobre la filosofía política y el feminismo, ya cuenta con varios trabajos traducidos al español, como Horrorismo: nombrando la violencia contemporánea (2007), Inclinaciones: crítica de la rectitud (2011) o Democracia surgente: notas sobre el pensamiento político de Hannah Arendt (2019).

En A pesar de Platón, la autora ofrece una relectura radical de la filosofía clásica mediante un enfoque feminista que desmantela la tradición patriarcal. El texto examina las narrativas de figuras como Penélope, Deméter, Diotima y la sirvienta tracia, y propone una reconstrucción simbólica que permite imaginar cómo ellas mismas narrarían sus historias si tuvieran voz propia.
¿Qué habría sido del pensamiento occidental con mujeres?

Cavarero se permite inventar varias figuras femeninas o, como dice, las roba por medio de un expolio de textos clásicos, que van desde Homero hasta Platón, para situar a sus heroínas en un escenario reservado sólo a las mujeres, con lo cual el significado que adquieren difieren notablemente del imaginado por sus creadores masculinos.

En el prólogo, Cavarero explica que este libro tiene una cualidad única. "Es un libro feliz", señala, porque en términos feministas se encuentra en el punto exacto de la transición entre el movimiento de liberación y el ejercicio de la libertad; y filosóficamente, el texto se inscribe en ese umbral crucial donde la negatividad de la deconstrucción, esa capacidad de desmantelar las estructuras dominantes del pensamiento, se transforma en la positividad de la afirmación.


"La libertad es una palabra ambigua, más polivalente que ninguna otra del vocabulario político occidental", afirma la autora en el texto.

Para Cavarero, este ensayo no solo trata de desenmascarar las falacias de la razón universal que ha puesto al varón adulto blanco en el centro de todo, sino también de "consignar una serie de experiencias de libertad femenina" y ofrecer una galería de figuras con las que las mujeres puedan identificarse.

Con su estilo cáustico y brillante, despliega una crítica feroz y a la vez poética en el tratamiento de las mujeres en la filosofía de la Antigüedad, y plantea las preguntas: ¿Qué habría sido del pensamiento occidental si las voces de estas figuras femeninas hubieran sido escuchadas, valoradas y ubicadas en el centro del debate intelectual? ¿Cómo concebiríamos el cuerpo, la sexualidad, la identidad o el poder?
Penélope, más que una tejedora de esperas

En el mito clásico, Penélope es conocida como la esposa fiel que espera el regreso de Ulises, manteniendo su fidelidad al deshacer cada noche el tejido que prometió terminar para elegir un nuevo esposo. Sin embargo, en la reinterpretación de Cavarero, Penélope no es solo "la mujer paciente", sino una figura de resistencia e inteligencia. Su telar, explica la autora, es un espacio simbólico de autonomía.

Penélope teje y desteje por la noche "porque no quiere entregarse a los pretendientes: mientras pueda aplazar su matrimonio con el hombre que ha ocupado su casa, ella, aunque asediada, no le pertenecerá".


"No es la esposa de nadie, ni de los pretendientes, desde luego, pero tampoco de Ulises, ausente desde hace veinte años".

Cavarero destaca que esta acción aparentemente pasiva oculta una subversión: Penélope se convierte en la creadora de un espacio de libertad que desafía las normas patriarcales.
La sirvienta tracia

Una figura menos conocida, la sirvienta tracia, emerge como un símbolo poderoso en el ensayo. La figura de la sirvienta tracia proviene de una anécdota relatada por Platón en su diálogo Teeteto, donde se narra cómo el filósofo presocrático Tales de Mileto, absorto en la contemplación de los cielos, cae en un pozo mientras caminaba. Una sirvienta tracia que lo observa desde la distancia se ríe de su percance y lo ridiculiza, diciendo que, aunque podía explorar las estrellas, era incapaz de ver lo que tenía frente a sus pies.

Para la Caravero, representa a las mujeres anónimas y silenciadas que sustentaron la sociedad, relegadas al ámbito de los cuidados y las necesidades. La autora subraya el poder revelador de la risa de la sirvienta:


"Se ríe de algo que eso. Se ríe de la mentira fundacional que la filosofía consigna al lenguaje Occidente, en el que lo verosímil, generado a partir de la desrealización delo verdadero, penetra en todas partes, arraiga, crece y se oculta", escribe.

Su risa, lejos de ser burla trivial, se convierte en un acto teórico que denuncia la ilusión de universalidad de la razón patriarcal.
Deméter y la maternidad elegida

En el mito de Deméter, diosa de la fertilidad o conocida como "la Gran Madre", Cavarero encuentra una poderosa metáfora sobre el control de la maternidad. Ha sido tradicionalmente interpretado como una narrativa sobre el ciclo de las estaciones y el poder de la fertilidad. Según el relato, Perséfone, hija de Deméter, es raptada por Hades y llevada al inframundo. Desesperada por la pérdida de su hija, Deméter detiene el crecimiento de las cosechas y provoca la infertilidad de la tierra, dejando claro que sin Perséfone, la vida no puede continuar. Finalmente, se alcanza un compromiso: Perséfone pasará parte del año con Hades y el resto con su madre, lo que simboliza el cambio entre el invierno y la primavera.

Para Cavarero, la decisión de Deméter de detener el ciclo de la vida, simboliza el poder femenino de engendrar o no, como un acto soberano:


"El mito de Deméter revela una figura soberana de la subjetividad femenina que decide, en la singularidad concreta de cada mujer, si engendrar o no, siendo este engendrar una prerrogativa enraizada en su poder -y, por tanto, en su elección- de hacerlo, y no en el deber impuesto por una ética externa, determinada socialmente, que se pretende inscrita en la ley de la naturaleza".

Esta relectura desafía la noción clásica de la maternidad como una función impuesta, transformándola en un espacio de elección.
Diotima o la maestra de Sócrates

En El banquete de Platón, Diotima aparece como la maestra de Sócrates, pero siempre al servicio de una narrativa masculina. Según Cavarero, la aparición de una voz femenina en un texto como El banquete no es inocente: encarna una tensión simbólica entre la inclusión aparente de las mujeres en el ámbito filosófico y su exclusión efectiva. Y señala que la autoridad de Diotima es paradójica, ya que ella es simultáneamente una maestra de Sócrates y una voz despojada de autonomía dentro del sistema patriarcal:

"Reaparece aquí algo que ya se había planteado al hablar de la diosa de Parménides: un sutil y ambiguo juego simbólico quiere que sea una voz femenina la que exponga el discurso filosófico de un orden patriarcal que excluye a las mujeres, es decir, que reafirma un matricidio original que las desapodera", escribe.

Sin embargo, en su ensayo, Cavarero reimagina a Diotima no como un eco de Sócrates, sino como una figura autónoma que simboliza una filosofía del amor y la trascendencia:


"Diotima posee un saber que corresponde a uno de los aspectos más relevantes de la autentica doctrina platónica. Habla de la filosofía como Amor y ascesis cognoscitiva, como contemplación de la idea a través del deseo de la belleza inmortal."

Por Laura de Grado Alonso
Fuente: Efeminista

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