agosto 18, 2022

El espejo vaginal feminista: una alternativa a la rigidez del “pato” tradicional creado por un esclavista del siglo XIX


Espejo vaginal Ninfem. Cortesía: Adriana Rosales Dávila

Quizás una de las peores sensaciones de ir al ginecólogo es la toma de la citología vaginal. El espejo vaginal usado para tomar estas muestras –un aparato en forma de pato que intimida con solo mirarlo– suele causar incomodidad por la dureza de su material (y también, por la forma en la que las y los ginecólogos lo introducen). Sin embargo, una joven egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) diseñó un espejo que puede transformar esta realidad.

Adriana Rosales Dávila estudió Diseño Industrial en la UAM Xochimilco. Para poder titularse, creó un proyecto a partir de una experiencia compartida por muchas mujeres: la incómoda y sufrible visita al consultorio ginecológico.

Es una realidad en las mujeres y es algo sumamente importante por cómo impacta en nuestra salud. Me di cuenta de que hay mujeres –bastantes– que prefieren no ir al ginecólogo y dejar pasar cuestiones de salud importantes a vivir una mala experiencia.ADRIANA ROSALES DÁVILA

Al observar esto, la diseñadora se dio a la tarea de pensar en un artefacto con un impacto social que fuera útil para las mujeres. Tal como relató Rosales Dávila a Cimacnoticias, el espejo vaginal empleado actualmente es cómodo y muy útil para el personal médico; no obstante, “las mujeres también somos las usuarias”, pero la comodidad para nosotras no está contemplada.

Antes de empezar con el diseño, la hoy egresada de la UAM indagó sobre la historia del espejo en forma de pato; lo que descubrió evidencia que el estudio del cuerpo de la mujer es un espacio colonizado por la perspectiva masculina.

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Adriana Rosales Dávila en entrevista vía remota con Cimacnoticias

El pato vaginal y su relación con la esclavitud

De acuerdo con Adriana Rosales, la creación del espejo vaginal es antiquísima. Según sus investigaciones, el primer aparato de este tipo fue diseñado en el siglo III antes de nuestra era. No obstante, el utensilio que se emplea actualmente surgió en el siglo XIX, cuando los estudios de la mujer tuvieron su auge.

Según la hoy creadora y emprendedora, en ese siglo hubo cerca de 600 proyectos de espejo vaginal. Pero entre todos los tamaños, materiales y formas, la herramienta que prevaleció fue aquella creada por James Marion Sims, mal llamado “padre de la ginecología”.


El tema es que el doctor Sims tenía una forma bastante violenta de practicar: de entrada, hacía sus pruebas en mujeres esclavas que tenía prisioneras detrás de su hospital. En ellas hacía hasta treinta cirugías sin anestesia.ADRIANA ROSALES DÁVILA

La diseñadora industrial cuenta que Sims empezó a idear su diseño al introducir dos cucharas en el canal vaginal de las mujeres para poder separar sus paredes y observar mejor. 

Esa es la esencia del aparato utilizado actualmente en nuestros cuerpos: una herramienta creada por un esclavista, probada en cuerpos cautivos y violentados. Y ese, también, es el aparato que Adriana Rosales se propuso cambiar.
Ninfem: una alternativa inspirada en la copa menstrual

Adriana Rosales Dávila llamó Ninfem a su diseño del espejo vaginal por las ninfas, las “mujeres hermosas que viven en la naturaleza” según la mitología griega. Una de las ninfas, Eco –quien estaba enamorada de su propia voz– fue castigada por la diosa Hera, quien la condenó a repetir la última palabra que escuchaba de los demás y a no poder hablar o pronunciar ninguna otra cosa.

“Yo nombro al espejo vaginal Ninfem precisamente con la intención de devolver esta voz”, declaró Adriana Rosales, quien realizó su proyecto desde una mirada feminista que devuelve la comodidad a las mujeres al cuidar de su propio cuerpo.

El diseño cilíndrico de Ninfem está inspirado en la forma de la copa menstrual, la cual se dobla para poder introducirse y luego adopta la forma del canal vaginal. De hecho, al igual que la copa, el espejo diseñado por Rosales Dávila está fabricado con silicón de grado médico, un material más amigable al tacto y con una temperatura ambiente.

Fotografía: Pexels

La creación de la diseñadora cuenta con dos barras de acero inoxidable que no entran en contacto directo con la vagina, pues están “ahogadas” dentro del silicón. Estas barras tienen la rigidez necesaria para poder dar soporte al cilindro del espejo durante la exploración sin provocar una sensación incómoda en las pacientes.

Para introducir el espejo vaginal, el silicón se enrolla en estas dos barras, así se forma un rollo delgado que se introduce en la vagina y se expande una vez que está dentro. Al ser transparente, Ninfem permite una visión completa del canal vaginal mientras también proporciona una flexibilidad imposible con el espejo actual.

Una de las ventajas del diseño es, justamente, que no obliga al tejido vaginal a tener una flexibilidad que no posee; por el contrario: se adapta a su forma y respeta la anatomía natural del cuerpo de la mujer. Además, resulta fácil de transportar y esterilizar para las y los médicos.
Un cambio necesario en la forma de cuidar nuestra salud

Desde la perspectiva de Adriana Rosales, modificar la manera en que se concibe y practica la ginecología es un paso importante para que las propias mujeres dejemos de huir a ciertas revisiones y cuidados necesarios. Así, los índices de enfermedades graves y abstención de cuidados podrían disminuir de manera considerable.

Es por eso que la diseñadora industrial está trabajando en expandir el alcance de Ninfem. Actualmente, está en proceso de registrar la propiedad intelectual de su diseño, el cual ya ha sido probado exitosamente junto con las ginecólogas Adriana Dávila y Daniela Stuth.

Sin embargo, para tener una mayor producción y difusión, la joven emprendedora necesita apoyo no solo financiero, sino también la cooperación de candidatas para hacer más pruebas, así como para tener una retroalimentación constante. De igual forma, requiere que más desarrolladores se sumen a ella para generar un proyecto de alto impacto. 

Si deseas apoyar a Adriana Rosales Dávila, puedes contactarla a través de sus redes sociales: Facebook e Instagram, o también puedes escribirle vía correo electrónico a la dirección adri.rosales.davila@gmail.com

Por nuestras voces y nuestros cuerpos: a repensar la ciencia y la salud desde una mirada feminista.

Fuente: Cimac

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